Amarres: ¿Por qué es un show mexicano tan diferente?

Amarres es la nueva comedia de HBO Max que busca mostrar la magia y la superstición mexicana desde otra perspectiva.

Amarres busca explorar las supersticiones y la clase media mexicana desde otra perspectiva

En México, la magia está en todos lados. No importa si es en un pequeño pueblo del norte como Fresnillo, Zacatecas o en la urbanizada y tecnológica Ciudad de México, por todos lados podremos encontrar supuestos profesionales de la adivinación o la santería. Y por más tiempo que pase, los mexicanos siempre recurrirán a un huevo para combatir el mal de ojo y clavarán un cuchillo en la tierra para evitar la lluvia.

Eso es lo que intenta recuperar Amarres, la nueva dramedia centrada en la familia de Ana (Gabriela de la Garza), una mujer que, por problemas económicos y para conservar la custodia de sus hijos, decide tomar el negocio de su abuela y convertirse en una bruja especializada en hacer amarres, hechizos de amor muy populares en México.

Amarres

Un Show Muy Diferente

“Fue un gusto para mi poder interpretar a una mujer como Ana, que no es perfecta y es mucho más real”. Nos contó Gabriela de la Garza en entrevista para Fuera de Foco, y es que, sin duda, una de las cosas que más destacan de la serie es la caótica personalidad de su protagonista, quien a principio del show se presenta como una mujer enojada y confundida que toma decisiones cuestionables, y debe volver a aprender en sí misma y la magia.

De acuerdo con Gabriela de la Garza “en una industria como la de México, donde vemos mucho contenido aspiracional, es bueno ver a una mujer que comete errores, que cambia de opinión, pero que es independiente y lucha contra todo y todos por sus hijos. Fue toda una experiencia poder interpretar a una mujer con tantos matices”.

Ana es un personaje divertido y complejo, pero eso no es todo lo que nos ofrece la serie. El show mezcla el drama con la comedia para mostrar la vida de una familia mexicana normal de clase media, que deben surcar la inestabilidad económica, los dramas adolescentes, la depresión y la sexualidad.

El formato que escogieron para la serie ayuda bastante a entender las problemáticas de Ana y su familia, ya que además de la trama principal, cada episodio Ana se enfrenta a clientes que buscan amarres por diferentes razones. Algunos para estar juntos por siempre, por un impulso irracional o hasta por odio y rencor. Esto ayuda no sólo al desarrollo emocional de Ana, sino también para mostrarnos la multiplicidad de personas y situaciones que los hacen recurrir a la santería y brujería.

“Queríamos alejarnos de este modelo de comedia donde todos son ricos, buscamos de verdad explorar cómo vive la clase media en México y cómo son realmente las familias mexicanas, porque somos todo menos el ideal de papá, mamá e hijos”, nos contó Fernanda Eguiarte, escritora conocida por su trabajo en Diablo Guardián, Ingobernable y Paquita la del Barrio que ahora funge como la guionista y showrunner de esta serie que consta de 10 episodios.

Segpun Eguiarte, la magia y la superstición está presente todo el tiempo en México y su familia es un claro ejemplo de esto, pues según nos comentó, ella tomó inspiración de su propia abuela y su madre, quienes le daban consejos sobre cómo usar la energía para modificar el rumbo de las cosas a su conveniencia. “La magia siempre ha sido parte de mi vida, y estoy segura que todos los mexicanos hemos tenido una educación así. Por eso también quise crear esta serie, para recuperar un poco la magia que nace en México”.

Amarres

Entre la Clase Media y la Superstición

Los amarres y rituales son un punto central en la historia, pero eso no significa que no van a ser confrontados, y para eso tenemos la presencia de los 3 hijos de Ana: Armando (Martín Saracho), María (Alicia Jaziz) y Olga (Nicole de Albornoz). Viniendo de tres padres diferentes, Ana tiene una buena relación y busca ayudarles con sus preocupaciones, pero quienes siempre se muestran preocupados y excépticos del nuevo oficio de su madre.

De hecho, el personaje de la pequeña Olga, quien se muestra como una niña de muchísima fe y que cree ciegamente en Dios, es un buen contrapeso para explorar los diferentes matices de la religión y las creencias en México, las cuales siempre han estado íntimamente relacionadas. Para lograr este balance, Eguiarte nos contó que realizó una investigación de cambo extensa para poder capturar cómo vemos y entendemos la magia en México. “Pasamos meses en el mercado de Sonora y entrevistamos a muchos santeros y brujas. Nos interesaba de verdad sumergirnos en esta cultura que muchas veces dejamos de lado pero que siempre está presente, y queríamos ver cómo es que entra en una sociedad tan religiosa como la mexicana”.

Y lo lograron. En el show, las actitudes ambivalentes pero precavidas de los personajes ante el oficio de Ana muestran con naturalidad como los mexicanos tendemos a oscilar entre el escepticismo y la fe “de a ratos” sin caer en clichés ni respuestas tajantes. En general, Amarres se siente como un show ligero y hecho con mucho amor hacia la cultura mexicana, y en particular hacia la Ciudad de México. Pero eso puede deberse justamente a la libertad que el streaming ha brindado a sus creadores.

En palabras de Eguiarte: “Definitivamente el streaming, y con nosotros HBO Max y Dopamine [productora perteneciente a Grupo Salinas] nos están dando una gran libertad para crear y hacer cosas nuevas. Jamás había sentido un espacio para alguien como yo, una mujer abiertamente lesbiana y clasemediera, para poder contar una historia así, que se saliera de las normas y que explorara la cultura mexicana de forma tan especial”.

Los 10 episodios de Amarres ya están disponibles a través de la plataforma HBO Max.