¿Tiene un Final Digno la era de Marvel/Netflix?
¿Qué es lo que define a un superhéroe? Ése es el tema que se ha tratado de explorar últimamente en cada una de las grandes entregas que Marvel y DC Cómics nos ofrecen en el cine y la televisión. Cada vez se centran más en las razones que hay detrás de decidir usar súperpoderes para el bien, y en cuáles son los límites morales de hacer justicia desde el anonimato.
Con la llegada de la tercera temporada de Jessica Jones, se creía que solamente iba a dar un cierre a las producciones de Marvel/Netflix, pero dentro de su despedida, decidieron abordar estas cuestiones de una manera más original, e incluso lograron proponer una respuesta más honesta y sensata que otras películas de superhéroes con temas parecidos.
La moral de los superhéroes
Zack Snyder quiso explorar con Superman los alcances del poder y la bondad. ¿De qué le servía a Clark luchar por el bien si de todas formas lo iban a rechazar? La idea era muy interesante, pero Man of Steel y Batman vs. Superman se perdieron en una mezcla rara de alegorías y metáforas. Los personajes se alejaron mucho de sus problemas iniciales y tuvieron conclusiones blandas y apresuradas.
Al final, “El Bien”, y “La Unión” prevalecieron, pero más por las expectativas y por lo que creemos de nuestros héroes encapuchados, que por una conclusión lógica de los personajes dentro de su película.
Estamos acostumbrados a ver cómo nuestros superhéroes sufren crisis por no ser lo suficientemente buenos, por no poder salvarlos a todos, pero la respuesta siempre está dentro de ellos, siempre hay un escudo moral que los blinda, que nos recuerda que siempre harán lo correcto.
Si bien The Dark Knight (2008) fue una de las pioneras en cuestionarse la utilidad del superhéroe dentro de un marco jurídico, al final Christopher Nolan decidió darle una conclusión más convencional en The Dark Knight Rises (2012).
Algo parecido ocurre con Civil War y el estrés postraumático de Tony Stark. Sí se mencionan un poco los accidentes y los errores provocados por los superhéroes, pero su conclusión tiene que llegar rápida y sencillamente, porque el próximo año habrá un evento todavía más grande que atender.
Jessica Jones ya no es un antihéroe
Jessica Jones decide alejarse de eso. Decide mostrarnos a su protagonista intentando actuar junto al marco legal y jurídico de su ciudad, aunque siga siendo una persona alcohólica y autodestructiva. Y, dentro de eso, ofrecen en la nueva y superheroica Trish (Rachael Taylor) una muestra real de lo problemática que es la figura del vigilante, quien siempre está a un solo paso de convertirse en lo que quiere erradicar.
Así, sus nociones de justicia se enfrentan constantemente. Pero no tanto desde una perspectiva de superhéroes, sino desde alguien que observa cómo una persona que ama toma malas decisiones una y otra vez.
Gracias a Trish, el dilema de Jessica Jones se siente personal y complicado, porque ella tiene que ver cómo las acciones de los demás tienen consecuencias catastróficas, y al mismo tiempo no se siente capaz de hacer lo correcto. Tampoco se siente con la capacidad moral de juzgar a su mejor amiga, pero las circunstancias hacen que tenga que tomar una decisión difícil, aunque correcta.
No hay una recompensa para Jessica Jones por eso, ni hay más oportunidades para Trish, ni un enemigo más poderoso que concilie sus diferencias. Hacer lo correcto duele, es difícil, pero es lo que se tiene que hacer.
Un villano gris, pero efectivo
Gregory Salinger, el nuevo villano de Jessica Jones, aunque no supera lo que fue Killgrave (David Tennant), dentro de su normalidad sustenta su existencia al representar cómo Jessica descubre que no hay forma de hacer lo correcto si no se coopera con otras personas, con otros organismos, dentro de las normas sociales.
Esa es la gran frustración de Jessica y es algo con lo que tiene que lidiar toda la temporada. Sabe perfectamente que hay formas más fáciles (y más violentas) de lidiar con enemigos como Salinger, pero la culpa que le ha generado estar haciendo justicia por mano propia ya no le permite hacerlo. No es fácil ser juez y verdugo, y aceptar convertirse en lo mismo que quieres destruir es una respuesta muy sencilla y contradictoria.
Jessica Jones descubre, poco a poco y a la mala, que los héroes se hacen con pequeñas acciones. Cooperando con la ley, respetando la vida humana, trabajando con el Estado de derecho. Ninguna historia de superhéroes se había tomado la molestia de quitarle a los protagonistas su superioridad moral sin recompensarlos, sin despejar su camino de obstáculos, sin que quedaran como unos santos por encima de cualquier otro organismo regulador.
Un final diferente
Hacer lo correcto es pesado, aburrido y doloroso. No es satisfactorio y los sacrificios son muy grades. Pero dentro de ese pesimismo, Jessica Jones demostró que uno puede cambiar, que se pueden enmendar los errores, y construir una mejor versión de nosotros mismos. En un mundo donde tenemos la libertad de ser lo que queramos, lo único que puede definirnos son nuestras decisiones.
La última temporada no es perfecta, pero su idea del cambio y la importancia de las decisiones a la hora de definir nuestras acciones morales, hacen de Jessica Jones un buen cierre para las series de Marvel/Netflix, y deja la puerta abierta para explorar de otras formas la moralidad de los superhéroes. Eso lo considero todo un éxito.