El guión se da la licencia de ser hasta cierto punto poético; haciendo de la transición de cada diálogo una frase memorable.
¿Puede una gran serie mejorar con cada episodio? Westworld se encuentra en la línea que contestará dicha pregunta.
El capítulo anterior fue un viaje repleto de hype para todos los seguidores de la serie Sci-Fi/Western; quienes a más de un año de espera, por fin tuvieron de vuelta a los anfitriones en su pantalla. Claramente, un episodio como aquel sería difícil de superarse en otros venideros; no obstante, y a pesar de toda apuesta, Westworld lo logra una vez más.
2×02: Reunion se presenta como un golpe que nos introduce de lleno a la historia; develando secretos que ni siquiera sabíamos que queríamos descubrir. Entre ellos, la identidad del dueño detrás de Delos, el papel de William dentro de la construcción de Westworld más allá que sólo como un invitado; y el hecho de que nuestros anfitriones han estado fuera del parque, más de una vez.
La historia se desarma en varias épocas, de las cuales vamos concluyendo cosas distintas. Por un lado, tenemos la revolución latiendo dentro del parque; y por otro, el motivo que ha llevado a los protagonistas a tal punto.
No es extraño ahora encontrarnos con una Dolores mucho más despiadada, que ha recolectado memorias desde el principio de los tiempos. Pues al ser moldeada bajo los parámetros de seres tan grises como Robert, Logan y William; y habiéndose negado el deseo de existir más allá del mundo para el que fue programada; el personaje junta cada vez más razones para buscar su venganza.
Es aquí donde se presenta el contraste con la otra cara de la moneda. Un personaje que si bien, ha sufrido tanto como la anfitriona original, es mucho más racional y está consciente del juego que hay que seguir.
La serie se toma el tiempo para exponer lo que impulsa a sus personajes. Por un lado tenemos a Dolores, unida a una motivación emocional que asumíamos se encontraba dentro de los anfitriones. Y por otro, Maeve representa la versión lógica y estratégica; donde se decide por estudiar el plano general, más allá de disparar un arma a lo salvaje.
Obviamente, la situación no pone a ninguna de ellas como la villana de la historia; ni deja en claro qué tipo de rebelión dará resultado al final, pues para eso, aún tenemos ocho episodios por delante. Sin embargo, este momento de reunión brilla como el highlight más esperado de la temporada, el cual concluye quizá demasiado pronto.
El resto del capítulo se mantiene con una narrativa sólida; sumada a la presencia de Jimmi Simpson y Ben Barnes, una vez más en los zapatos de William y Logan. No obstante, tampoco podemos dejar de lado a Teddy (James Marsden), a través de cuyos ojos vivimos los horrores de esta nueva realidad.
Lo mejor no recae en sus personajes; sino en el guión, el cual se da la licencia de ser hasta cierto punto poético. La transición de cada diálogo alcanza ese sitio de frase memorable y aunque de momentos truene hacia un área un poco más teatral, enfatiza el origen para el cual sus personajes fueron creados.
En Conclusión…
Es entre contrastes y diálogos que el progreso de la historia vuelve a cautivarnos; sin dejar de lado el factor misterio con el cual deciden cerrar la primer fase de la segunda temporada. Glory es nuestra nueva incógnita, y las pistas arrojadas durante los 55 minutos vividos previamente construyen algo de lo que no estamos seguros si es la respuesta o no.
Como nota adicional: ¿Será posible darle a Westworld el récord por el Mannequin Challenge más cool de la historia? Vean que congelar a sus actores y extras por más de dos minutos no debe ser tarea sencilla.