Vice: El Vicio del Poder

El poder se mueve desde las sombras y el vicio en la oscuridad es aún más tentador...

Vice nos entrega un hombre que trabaja desde las sombras, que utiliza su anonimato para mover los hilos tras bambalinas. Adam McKay presenta a un Dick Cheney (Christian Bale) demacrado, alcoholizado y sin esperanza de un futuro prometedor en sus inicios; después, manipulador y enfermo del vicio del poder; finalmente, el vicepresidente más poderoso de los Estados Unidos.

El poder de la edición

Sin temor a equivocarme, me atrevo a decir que el elemento más destacable de la cinta es la edición. Entre voz en off, insertos textuales, imágenes descontextualizadas usadas con retórica, el rompimiento de la cuarta pared, cambios de estilo continuo en la cámara, Vice se vistió con personalidad propia. No cabe duda que el editor Hank Cowin demuestra que el cine termina de nacer en la edición. Nos presenta un montaje enfiestado, interrumpido, pero fluido que permite enfatizar y desglosar los pensamientos de Cheney y entender sus hazañas.

Desde el momento en que aparecen los créditos a manera de chiste mucho antes del verdadero final, hasta el énfasis en elementos burdos, como el corazón del mismo Cheney; la cinta está conformada por diversas texturas que si bien resultan extenuantes, mantienen al espectador en una montaña rusa de emociones. En ese sentido, Vice logra transmitir el ritmo vertiginoso de la política estadounidense.

Por otro lado, el ritmo frenético puede provocar agobio y cansancio en el espectador. El intercambio entre escenas fuera de contexto es desconcertante y atractivo en un inicio, pero a la larga se vuelve mecánico. No cabe duda de que el mejor elemento puede volverse el peor enemigo de la cinta.

 

¿Demasiado larga o demasiado corta?

A muchos les parece larga, a otros corta, ¿por qué opiniones tan extremas para Vice? Es cierto que el director Adam McKay decidió abarcar mucho, pero mencionar que se quedó corto es un error. Si bien algunos momentos de la vida de Cheney que valía la pena analizar resultaron superficiales, la cinta expone una perfecta síntesis de la historia política estadounidense, de Nixon hasta casi la llegada de Obama.

Por otro lado, el estilo de edición abarrotada puede agobiar al espectador, siendo percibida más larga de lo que es por el consumidor. La narrativa cambia de voz en off a uso de un narrador presente, e incluso al rompimiento de la cuarta pared con el personaje principal, dando como resultado un collage de recursos. Entonces, ¿una síntesis bien hecha o una narrativa mecánica que agobia?  Vice es un ejemplo perfecto de la subjetividad del cine.

Es Atrevida

Los resultados de Cheney se viven hoy en día, por eso Vice es una película contemporánea de importancia social. Esta cinta es atrevida en varios aspectos: Primero, el atrevimiento al mostrar el lado oscuro de la política, elemento importante para que se convirtiera en una cinta nominada a los premios de la Academia, que todos sabemos, es más un fenómeno social que artístico.

La cinta tiene varios personajes, pero la fuerza con que Christian Bale imprimió a Cheney, lo mantuvo en primer plano y sin peligro de quedar diluido entre la cantidad de secundarios. Vice es una cinta arriesgada, pero lograda.

En Conclusión

Una actuación fuerte que llena los pantalones de un hombre como Cheney, una edición collage y un tema trascendental: Vice lo tiene todo. Es una película pensada, peliaguda e innovadora que demuestra una cosa: El poder se mueve desde las sombras, y el vicio en la oscuridad es aún más tentador.


Cinéfilo, cuéntanos en los comentarios: ¿te hubiera gustado que ganara más Óscares de los que recibió?