Ha sido muy exitoso el camino que ha recorrido la película “Una Mujer Fantástica”. Obteniendo reconocimientos en el prestigiado Festival de Internacional de Cine de Berlín; reconocida como la Mejor Película Iberoamericana en los Goya; y coronándose como la Mejor Película Extranjera en la edición 90 del Premio Oscar; sin duda alguna los chilenos, y muy particularmente el director Sebastián Lelio, tienen motivos para estar felices.
Las películas de Lelio me recuerdan mucho a las historias que Almodóvar contaba al inicio de su carrera; porque este director chileno realiza películas indies protagonizadas por mujeres que se salen del modelo estereotipado. Esto da por resultado historias entrañables, como lo fue en su momento “Gloria”, otra multipremiada película.
“Una Mujer Fantástica” narra la historia de Marina Vidal; una joven que trabaja de mesera durante el día y disfruta cantar durante las noches en un club nocturno. Está profundamente enamorada de Orlando (Francisco Reyes); y sin importar la brecha de edad de veinte años entre ellos, desean pasar el resto de la vida juntos. Orlado dejó a su esposa y familia por ella, enfrentándose al repudio social para perseguir lo que para él es la historia de amor más honesta en su vida.
Después de una noche de celebración de cumpleaños en donde han planeado un viaje a las Cataratas de Iguazú; Orlando sufre un aneurisma por lo que es llevado al hospital y donde más tarde muere. Es a partir de este momento en donde Marina descubre que, como mujer transgénero; su vida es observada a través de una lupa que pone en tela de juicio su forma de ser, su historia de amor, sus sentimientos, sus derechos y hasta sus silencios.
Marina por encima del dolor que representa la pérdida del ser amado; tiene que aguantar el interrogatorio con la detective de crímenes sexuales Adriana (Amparo Noguera) sobre su relación con Orlando, en donde se le cuestiona si fue pagada o abusada, con todo lo que esto implica. Así también que Bruno (Nicolás Saavedra), hijo de Orlando, e incluso su ex esposa Sonia (Aline Kuppenheim); tengan reacciones que van desde incomodos cuestionamientos, actos de crueldad que se convierten en agresiones físicas e incluso la prohibición de asistir al funeral. En medio de tanto desconsuelo el hermano de Orlando, Gabo (Luis Gnecco), es el único que muestra momentos de empatía y comprensión hacia todo lo que esta joven mujer está viviendo.
Pero sin duda alguna esta historia no sería lo mismo sin la deslumbrante actuación de Daniela Vega; quien interpreta su personaje con la firme determinación de alguien que sabe lo que es recibir lo peor de los desconocidos; al tiempo que ha aprendido a disimular aquellas emociones que le han dicho que no tiene derecho a sentir. Como mujer transexual es evidente que cuenta mucho de su propia historia; especialmente en lo que se refiere a la intolerancia, a la capacidad de poner una barrera defensiva en contraste con la infinita ternura que puede manifestar a sus seres amados.
Sebastián Lelio hace de “Una Mujer Fantástica”, una historia desafiante que combina sin temor el naturalismo con momentos de fantasía; que evita la obviedad, que no tiene necesidad del melodrama para lograr la empatía. Sino que con sutiles matices pone de manifiesto la ignorancia y la falta de solidaridad que a veces tenemos ante aquello que nos es desconocido.
Celebro particularmente que esta película este recibiendo tantos reconocimientos, en especial el Premio Oscar a Mejor Película Extranjera.