Después de 40 años de casados, el matrimonio Castleman ha pasado por muchas cosas juntos; Joe (Jonathan Pryce) se convirtió en un afamado escritor y Joan (Glenn Close) en una esposa comprensiva y madre amorosa. Una mañana, reciben una llamada con su siguiente reto a enfrentar como pareja.
A él le entregarán el Premio Nobel de Literatura ese año. ¿Reto? Sí, porque ella está ahí cuando reciben la noticia. Y es obvio que hay algo más en su cabeza en ese momento.
Detrás de un gran hombre…
Basada en la novela de Meg Wolitzer, La Buena Esposa nos deja ver la historia de una mujer que tuvo que escoger entre su matrimonio o su carrera. A través de flashbacks vamos conociendo la historia de la pareja, y podemos ver cómo y porqué fue que ella tomó esas decisiones.
Hay una secuencia entre Nathaniel Bone, interpretado por Christian Slater, y Joan; donde él la entrevista para el libro que está escribiendo sobre Joe. Y aunque ella responde de manera siempre elegante, no pasa desapercibido, ni para él ni para el espectador, que algo en su interior la incomoda de manera profunda.
Esa es la gran fortaleza de esta película. La actuación de Close tiene unos momentos sutiles, no obstante, llenos de emoción. Claro que explota cuando el momento es el adecuado, pero en general se mantiene en este papel de mujer callada y modesta. Sin embargo, en sus ojos podemos presenciar la llama que se enciende cuando se le recuerda que ella solo está ahí porque “es la esposa del escritor”.
Lenta, pero con final inesperado
Close no es la única. Jonathan Pryce es genial como este viejo escritor acostumbrado a recibir atención, aunque no siempre la merezca. Christian Slater llega a ser tan pesado como encantador; la perfecta mezcla para un periodista insistente. Incluso Max Irons, quien interpreta al hijo de los Castleman, le crees que como joven escritor, lo único que quiere es la aprobación de su famoso padre.
Pero para tener una gran película no bastan buenas interpretaciones, pues el ritmo al principio es muy lento. Llega un punto en que no sabes a dónde va la historia, ya que puede ser hasta repetitiva; por lo que vemos varias veces esta dinámica entre el esposo admirado y la mujer que es dejada de lado.
Me parece que el clímax llega muy tarde, prácticamente al final de la cinta, pero vale la pena. La película es poco clara sobre lo que sucede: va revelando detalles lentamente para el espectador y no es, sino hasta el final, que todo explota, y podemos ver por qué estas dos personas se aman; o cómo es que construyeron su idea de amor y admiración mutua.
Si no les desagradan las películas que se toma su tiempo en desarrollarse, y sobre todo, quieren ver la gran actuación de Glenn Close, no se pierdan esta cinta.