Tenemos que hablar de The Perfection.
Alguien dijo una vez: un artista sólo puede proponer algo nuevo cuando demuestra que puede hacer todo lo que ya se propuso antes. Richard Shepard, director de la más reciente cinta de Netflix, pone en jaque este lema y demuestra que es posible jugar con todos los subgéneros del suspenso en una sola pieza.
Protagonizada por Allison Williams (Get Out), y Logan Browning (Dear White People), The Perfection sigue la historia de una antigua promesa del chelo, quien regresa tras haber abandonado la Academia diez años atrás para cuidar de su madre. Ahora, la nueva consentida de los mentores y escenarios es una chelista más joven, cuyo futuro se encuentra sometido a un laberinto de terror.
A primera vista, ésta podría sonar a una clásica historia de venganza y envidia al más puro estilo de Black Swan (2010), donde una reconocida artista en busca de la perfección parece dispuesta a cualquier cosa con tal de ser el centro de los reflectores. No obstante, The Perfection es mucho más que lo que su sinopsis y tráiler permiten ver.
Es complicado dar una opinión (o una advertencia) al respecto sin revelar algún giro importante. Por ello, este comentario estará dividido en dos partes: la primera sin spoilers, y la segunda en una discusión más centrada a los plot twists y demás aspectos de la historia.
Gore, camp, y un clásico suspenso erótico
The Perfection es una combinación de todo eso que amamos de las películas de terror. Esa sensación de tener que encogerse, ocultarse, cubrirse el rostro de los terrores del mundo real más allá de las historias de fantasmas. Se alimenta del viejo gore noventero, giros de tuerca y ese espíritu de tensión elevado a la décima potencia que caracteriza a las cintas del género más actuales.
Al mismo tiempo, se regocija en lo absurdo y en una intencional propuesta sexual que evoluciona con el correr de los minutos ¿Es una historia de celos? ¿Venganza? ¿Un virus asesino?
No. Es un juego inteligente de ilusiones y sugestiones, donde asegura al espectador que él sabe lo que sucede, aunque en realidad no tenga la menor idea del camino que está por seguir. He ahí la primera gran virtud de la cinta: lo fácil que es subestimarla, asumir un rol de sabihondo y tacharla de predecible, sólo para darse cuenta que toda predicción realizada alcanza a rascar sólo la superficie.
Asimismo, vende instantes de repugnancia constantes que parecieran ser requisito oficial para pertenecer a la categoría. Sin embargo, lo curioso viene cuando dichos momentos perturbadores ni siquiera están presentes en la pantalla, sino que logran escalofríos con meras sugerencias narradas a través de magníficas actuaciones y un lenguaje cinematográfico sumamente fácil de traducir.
Historia tras historia
The Perfection podría ser descrita como un viaje entre historias. Un nudo mental que profundiza en sí misma con el transcurso de cada acto. Dividida en cuatro pequeños títulos, la ruta de la cinta cambia constante e irreverentemente. Entrega plot-twist tras plot-twist, entre los cuáles también viran las sensaciones que se viven en la audiencia.
La primera parte es un cuento tan sexy como atrapante. Williams y Browning ponen sobre la mesa una química impecable desde su primera interacción y nos llevan a un roce de enemistad, pasando por una tangible tensión sexual, y concluyendo en un ensamble de confianza mutua de la que sólo el espectador sospecha.
Este acto está cargado de erotismo y un coqueteo tan bien escrito que no se convierte en una explotación de la sexualidad como erróneamente hace, por ejemplo, Blue is the Warmest Colour (2013).
Algo en cada momento nos advierte de no confiar en ninguna de las dos, sospechar de las intenciones de la opuesta, y negarnos a creer la entablada relación entre ambas. Luego, sin pensarlo mucho, pasamos a apostar por ellas, y ponernos del lado de cada una con la esperanza de que logren su cometido como si no hubiera sucedido nada minutos atrás.
Una vez más: el terror vive en lo real
A pesar de la constante exposición de sangre, vísceras e insectos, lo que más logra encogernos es aquello que ni siquiera se dice en voz alta o se expresa de forma explícita. No es necesario el gore, la situación es lo suficientemente perturbadora para que la audiencia se retuerza con una desdibujada idea detrás del diálogo.
¿Pero, asusta? No diría asustar, pero sí abofetear al mundo con una exigencia por abrir los ojos. Es extraña la manera en que una historia con brochazos de gore, drama, y psicosis termina por convertirse en una crítica social que incomoda a su audiencia. Y lo mejor es que lo hace obviando un sistema que todo mundo sabe que se encuentra corrompido por abusadores.
The Perfection demuestra que lo sexual puede ser tan excitante lo mismo que aterrador y repugnante, y no teme acusar a sus espectadores de testigos silenciosos.
Advertencia: Spoilers a partir de este punto
El dueto perfecto
Construir un antihéroe no es tarea fácil, mucho menos cuando hay tantas sombras debajo de un solo personaje para experimentar y tan poco tiempo para hacerlo. Charlotte y Lizzie son un gran ejemplo de armado por escalas: explorar la superficie, y luego cada capa que constituye la historia.
Por ahí se ha dicho que el retrato de ambos personajes en la cinta es morboso e incluso misógino. No obstante, considero que éste es, quizá, una de las formas más acertadas de traer a la pantalla a dos personajes víctimas de abuso sexual.
Generalmente, cuando se trabaja con un tema similar, quienes han sufrido de algún abuso o violación son empoderados por lo mismo. Como si, de no haberse encontrado en tales situaciones, jamás hubieran crecido lo suficiente para estar donde están ahora (por ejemplo: Sansa Stark).
The Perfection se mantiene equilibrada sobre esa delgada línea, en la que un trauma no detiene de por vida a una persona, pero tampoco la convierte en una superheroína. Para efectos de esta cinta, la manera en que la narrativa es planteada funciona, pues el asco y el miedo están sumamente presentes cuando se necesitan. Y, lo más importante, se habla en voz alta, de frente respecto a la violación.
Otro punto a su favor es el trazado de la relación entre mujeres. Que, si bien estalla durante escenas sexuales explícitas, no abusa de éstas, ni exprime la tensión por lo que resta de la historia. Lo mejor es que la relación de estos personajes no está “de a gratis”. Es decir, sí tiene relevancia para la trama, y no se queda como un espectáculo sin propósito y con el mero fin de complacer al público masculino, pues existe un desarrollo, una caída y una interacción cargada de sentido.
Sencillo, sanguinario, subestimado
La historia de Shepard es lo suficientemente compleja para sorprender, pero no tanto como para dejar confundida la audiencia, cosa que se agradece.
Si de algo ha pecado el género del terror y suspenso en los últimos años, es de presentar argumentos que tienen que ser necesariamente explicados por alguien más. The Perfection abre y cierra su historia sin dar espacio a la confusión, aunque sí permitiendo una reinterpretación propia de cada espectador.
No obstante, de pronto se esfuerza demasiado en querer causar un efecto WTF, y aunque cada giro posee todo el sentido del mundo una vez resuelto, quedan detrás un par de cabos perdidos que no terminan por satisfacer a la narrativa. Algunas justificaciones pueden incluso sentirse demasiado y hacer que nos preguntemos: ¿Realmente todo eso es necesario o fue sólo para un efecto mayor de shock?
Aún así, podemos decir con certeza que The Perfection es la antesala a lo que viene en el suspenso, y que tanto Shepard como los personajes frente a cámara acaban de cambiar las reglas del juego para más de un género cinematográfico.