Este episodio de Game Of Thrones se vanaglorió de todos esos elementos que han convertido esta serie en una must-see. Sí hubo un par de escenas incómodas en su planteamiento, pero la forma en que distintas tramas convergen nos anticipan que en los últimos episodios se jugará un ajedrez tanto interesante como letal.
La fortaleza que ha tenido Juego de Tronos no han sido las grandes batallas, aunque lo visto en el capítulo anterior fue simplemente excepcional. Lo que ha dado un realce a esta producción de HBO son esos momentos de análisis y diálogos entre sus personajes, esa construcción fina de tipos de comportamiento, a veces predecibles y muchas otras sorpresivos, aunque siempre consecuentes.
Muchos dirán que a Daenerys la están pintando como inestable e incorrecta con sus acciones, exagerándola con tropiezos y hasta suplicando por su posición. La reina de los dragones ha visto mermada su cuota de poder por las tragedias de la guerra y será ahora que demostrará si tiene la capacidad para realmente gobernar los Siete Reinos.
Por otro lado, Jon goza de esa ingenuidad propia del guerrero justo, del héroe que no rompe su palabra, del hombre que por su rectitud pierde en el juego político al desconocerlo, al ser manipulado incluso. Pero estoy seguro de que su verdadero apellido y derecho al trono jugarán un papel fundamental en el desenlace de esta historia.
A partir de aquí, Game Of Thrones nos mostrará que la fuerza puede triunfar en batallas, mas la inteligencia es la que realmente gana guerras.
Duelo en el frío invierno
Este episodio comenzó con ese momento necesario de duelo. Las pérdidas tras la Batalla de Winterfell fueron numerosas, dolorosas y profundas.
La misma Daenerys confesaría luego que Ser Jorah siempre la amó pero ella nunca pudo amarlo igual. Asimismo, se fueron otros que ahora deben ser tratados como leyendas por su valor en esta lucha por la humanidad.
Jon Snow es el encargado de dar un sentido discurso, evocando el carácter de quien siempre creyó era su padre: el honorable Ned Stark. Con esa vehemencia y aplomo da las últimas palabras para que los muertos puedan descansar en paz.
El banquete
Haciendo una buena referencia a la época medieval, luego de la gran batalla ganada y que se hiciera honor a los caídos, es momento de festejar. Mucha bebida y un gran banquete alumbra Winterfell con esos hombres y mujeres que quedaron de pie.
Esto da lugar a conversaciones agudas y a miradas sospechosas. Resalta Dany viendo cómo se encuentra fuera de lugar. Los elogios de Tormund a Jon Snow y a su «enorme valentía» hacen mella en la temple de la Khaleesi, quien ve cómo se diluye su poder. Esto no escapa a la vista del siempre sagaz Varys.
Asimismo, hay miradas entrecortadas entre Daenerys y Sansa, quienes todavía no logran acoplarse y parece que jamás sucederá.
Bebidas y el calor de los cuerpos
Entre muchas bebidas y coqueteo por parte de Tormund, éste termina aceptando su destino de fracaso con su gran amor, ya que mira cómo el amputado Lannister es quien se robó el corazón de Brienne.
Antes de ese momento, Tyrion y Podrick participaban, junto a los nuevos tórtolos (aunque no duró mucho), en el clásico juego del Lannister menor: un gran callback de verdades y vino. La verdad incómoda es cuando se deduce que Brienne es virgen y Jaime es quien se encargará de cambiar esa condición. Sí: este cuento de amor logró consumarse.
Por otro lado, y siempre con los rechazos, después de ser un simple bastardo Baratheon, Gendry fue nombrado Lord de Storm’s End, y así le propone matrimonio a Arya. Esta chica no es una Lady ni jamás lo será, así que declinar esa oferta era algo esperado.
Listos para la Última Batalla
De vuelta a los asuntos político-bélicos, se planea la forma de encarar el peligro de Cersei. Daenerys quiere ir de una buena vez a acabarla, aunque Sansa sugiere esperar un poco más para que los soldados se recuperen.
Jon apoya a su reina, como juró hacerlo en un momento íntimo entre ambos, en que el Rey del Norte indica que no puede ocultar la verdad de su descendencia a sus hermanas. Dany le indica que eso acabará con ambos y que las implicaciones de esa verdad son muy poderosas: sería el fin de un amor, por lo que le suplica que ese secreto sea guardado. Jon no puede, no sabe hacerlo.
Es así que se planifica ir contra los barcos de Euron por un lado y por tierra con otro grupo, tratando de minimizar el ataque que tiene la reina Lannister.
Cuando todo sale mal
Los barcos zarpan y Daenerys va con sus dragones algo recuperados hacia Rocadragón, sólo para ser emboscados por la gran flota de guerra Greyjoy. Ahí con ballestas acaban rápidamente con Rhaegal, una pérdida sumamente sensible para esta guerra final.
Así mismo capturan a Missandei, amiga y aliada muy cercana a Daenerys. Todas estas acciones contraproducentes provocan el mejor momento del episodio: las pláticas entre Tyrion y Varys, consejeros que han sabido sobrevivir a distintos gobernantes.
¿Vale la lealtad a una reina que ha perdido perspicacia? ¿Qué honor queda con la traición? ¿Varys tiene un plan bajo la manga para «ganar y pelear por los justos»? Sin duda, estas preguntas y la astucia con que son abordadas son el fuerte de Game Of Thrones.
Dracarys
En la escena final, tenemos un stand-off entre la minimizada fuerza de Daenerys y Cersei, esa reina absoluta que ha sabido jugar sus piezas a la perfección. Crueldad sí, pero estrategia a su máxima potencia también. Todos la odian. Yo ahora la respeto.
Tyrion es quien hace de mensajero, lo mismo que Qyburn. Ambos están seguros en que apoyan al lado ganador. Más confiado está éste último, al ver la cantidad de soldados que lo respaldan.
Tyrion intenta hacer razonar a su hermana… y ésta parece conmoverse un poco, ya que no lo mata al instante. Más bien le permite hablar y escuchar cómo le dice que ella «no es un monstruo y que siempre ha amado a sus hijos». El asunto del bebé dentro de ella puede ser la clave de la resolución del próximo baño de sangre.
Aún así, Cersei no se deja afectar y continúa con el mensaje claro que quería dejar: quien se acerque a querer usurpar el poder, terminará muerto, o decapitado, como la pobre Missandei cuyas últimas palabras fueron las aguerridas: ¡Dracarys!
Apuntes finales
- La mirada de Dany lo dice todo, tiene un fuego interno que está por salirle a través de la nariz. La idea de proteger a las personas en King’s Landing, puestas como carnada por la propia Cersei, parece a este punto imposible.
- Fuego y Sangre prometen los Targaryen. Daenerys parece en estos momentos digna hija del quien fuese conocido como El Rey Loco.
- Será vital lo que puedan hacer The Hound y Arya, unidos de nuevo en el camino hacia esta tierra soleada. La silenciosa heroína tiene pendiente acabar con Cersei mientras que el otro busca ajusticiar a su hermano. Uno de ellos cumplirá su promesa y el otro morirá, se los aseguro.
- ¿Estará Sansa moviendo el ajedrez de una forma silenciosa? ¿Será que alguien está filtrando información para debilitar a la Reina de los Dragones?
- Parece que ya les decimos «hasta nunca» a Sam y su familia, así como a Tormund que vuelve a sus tierras… Pero, ¿y Ghost? Qué feo ha sido cómo se deshacen tan fácilmente de este fiel huargo. Muy mal, Jon, así no será tan difícil llorar tu muerte.
- ¿Jaime es tan desgraciado para abandonar así a Brienne? No creo quiera unirse a Cersei, pero intentará salvarle la vida. Así es el amor tóxico.
- ¿Bronn podrá ser Lord de Highgarden aún con su estilo tan desfachatado? Algo es seguro, puede matar a los hermanos Lannister en cualquier momento si no le cumplen.