The Gray Man, protagonizada por Ryan Gosling y Chris Evans, es una cinta de acción entretenida pero a la que le cuesta encontrar su personalidad
Con El Hombre Gris (The Gray Man), los hermanos Russo incursionan nuevamente en el cine blockbuster y hacen uso de su habilidad con los efectos especiales para traernos una cinta entretenida y sin muchas pretensiones, pero que se tropieza con sus propias ideas y no nos deja nada más allá del espectáculo.
En esta ocasión, Ryan Gosling es el misterioso Seis, un hombre arquetípico con un pasado turbio que carga con mucha culpa. Seis es reclutado por sus habilidades como una célula de la CIA para hacer trabajos específicos, pero cuando descubre que su jefe, Denny Carmichael (Regé-Jean Page), se aprovecha no sólo de la burocracia de la agencia sino de la empresa de seguridad que tiene su amigo y compañero de Harvard, Lloyd Hansen (Chris Evans) para cometer crímenes, comienza una cacería para ver quién se queda con las pruebas de ese crimen.
¿Un Espectáculo Predecible?
Aunque la historia es muy sencilla, la película oscila entre diferentes líneas temporales y diferentes locaciones para mantenernos con una sensación constante de que algo importante está pasando en pantalla. Y vaya que está pasando. Desde los primeros momentos de la cinta, jamás dejan respirar al pobre Seis y Gosling se ve envuelto en una serie de obstáculos, persecuciones, explosiones y peleas que se mantienen constantes durante toda la historia.
Esto le da un ritmo dinámico a la historia. Y gracias a que Gosling ha estelarizado papeles parecidos (aunque mucho más complejos) en cintas como Drive, Crazy Stupid Love, The Nice Guys y Only God Forgives, sabemos que el actor tiene un rango actoral que va desde el drama más denso hasta la comedia. Su papel como Seis le queda naturalmente y se nota.
El que también tiene un gran carisma en pantalla es Chris Evans, quien vuelve a interpretar a un elitista odioso aunque mucho más brutal y mucho más cínico. Ambos son geniales en sus papeles y entienden bien a sus personajes, el problema es que la historia no define bien qué tipo de cinta quiere ser y eso revuelve demasiado sus historias y entorpece su desarrollo como personajes.
Ni Muy Muy, Ni Tan Tan
Como la cinta no define si quiere ser una cinta de acción cómica o una exploración sobre la masculinidad y la violencia humana, —porque por ahí vemos torpes pinceladas de abuso infantil, o el privilegio del compadrazgo— ,realmente tiene a los personajes dando vueltas en círculos sin que nosotros sintamos la verdadera urgencia o entendamos el problema, más allá de verlo como un juego de “buenos contra malos” muy básico.
Eso también impide que entendamos bien hacia dónde quieren llevar la historia o dónde se posicionan los personajes al final de The Gray Man, y si este proyecto pretende ser una gran franquicia, como tal vez busca Netflix tras haber apostado 200 millones de dólares, le falta peso emocional a los protagonistas para que nos interese seguir viendo sus aventuras.
Además, la comedia sí le estorba a la cinta y trae a menos al impacto emocional de sus escenas más importantes, ya que nunca puede llegar a ser tan brutal como promete ni tan profunda como pretende, y eso es porque no puede evitar que sus personajes no sean simpáticos durante un solo momento. Esto hace que la historia termine repitiendo clichés del género de espías que no ofrecen nada a la audiencia.
Al final, The Gray Man es un viaje entretenido pero olvidable, ya que su increíble elenco y su carisma no es suficiente para levantar una historia que no define lo que quiere y cae en lugares comunes.