Esta review de Tales From the Loop se realizó después de ver la temporada completa de Tales From The Loop y no contiene ningún tipo de spoiler.
Amazon Prime estrenó la nueva serie de Nathaniel Halpern que se basa en las obras del artista sueco Simon Stålenhag. Hace unos días te lo anticipábamos como uno de los estrenos más esperados del mes porque es una extrañeza que un producto de estas características nazca a partir de una serie de pinturas. La televisión está plagada de adaptaciones de novelas o cuentos con resultados de los más diversos, pero nada parecido a Tales From The Loop.
La serie sigue la historia de un pueblo rural en Ohio cuya vida transcurre en torno a The Loop, una especie de centro de investigaciones científicas que se encuentra bajo la tierra y que alberga en su interior una maquina capaz de hacer que lo imposible sea posible. Cuando decimos imposible nos referimos a bucles temporales, artefactos que detienen el tiempo, robots de la vieja escuela y dimensiones paralelas.
El show, casi antológico, va narrando en cada uno de sus ocho capítulos la historia de algunos de los personajes que viven en este pueblo. Pero a diferencia de series como Black Mirror, Modern Love o la reciente Little America, donde los capítulos pueden verse en cualquier orden, en Tales From The Loop no.
Aquí los episodios van entrecruzando a los diferentes personajes, entrelazando sus historias para crear una trama sólida que va cobrando fuerza con el paso de las horas.
Así, un joven que aparece menos de dos minutos en el capítulo uno se convierte en el protagonista del episodio dos; y un personaje que prácticamente no tiene líneas en ese, es el motor de acción en el tercero.
¿De qué va Tales From The Loop?
Tales From The Loop es un drama sci-fi ambientado en una versión alternativa, futurista, de los años ochenta. La magia, la profundidad del relato, las metáforas, la poesía nos recuerdan a la inolvidable The Leftovers (para nosotros una de las mejores series de la década).
No solo se asemejan en la intención de sus creadores, sino también en su banda sonora, en cada tecla del piano que inunda de melancolía las escenas.
Y es que la banda sonora que está en manos de Philip Glass, nominado tres veces al Óscar por las composiciones de The Hours, Kundun y Notes on a Scandal, y de Paul Leonard-Morgan, es uno de los puntos altos de la serie.
Estamos ante un show que maneja un ritmo lento y pausado, donde no importa qué es The Loop, cómo funciona o qué hacen en esa compañía, lo que aquí interesa son las historias.
Relatos pequeños, repletos de magia, amor, soledad y tristeza, que invitan al espectador a preguntarse qué haría uno en el lugar de los personajes. Nada esta librado al azar, los escenarios rurales impregnados de esa nostalgia futurista, la máquina que está bajo la tierra, todo está en función y al servicio de los personajes y sus historias.
La Magia Detrás de la Serie
La serie no existiría si no fuera por el talento del sueco Simon Stålenhag. La obra del artista se basa en tres elementos fundamentales: los paisajes de su país natal, los años ochenta y la tecnología futurista. Combinados, estos tres pilares forman un universo de altísima complejidad visual.
En el año 2014 Stålenhag publica Tales From The Loop, un libro que recopila alguno de sus proyectos en base a la idea de un pequeño pueblo sueco cuya vida funciona en torno a The Loop, una maravilla tecnológica creada por el gobierno. Las pinturas reflejan la vida de las personas que convivían junto a las maquinas.
Una Ejecución Fabulosa
El creador del show Nathaniel Halpern (guionista de las excelentes series Legion y The Killing) imaginó qué historias había detrás de esas pinturas y se mantuvo fiel a la obra original, ya que muchos de los robots, artefactos y paisajes lucen idénticos. Les recomendamos que busquen y observen la obra de Stålenhag para tener una visión más amplia de este universo tan particular.
Estamos ante una serie visualmente alucinante y la responsabilidad no es solo de Stålenhag, sino de los encargados de la fotografía que supieron plasmar y ampliar ese mundo. Ole Bratt Birkeland (Judy, Utopia, The Missing), Luc Montpellier (Counterpart), Craig Wrobleski (de la serie Fargo, Legion y The X Files) y del dos veces nominado al Óscar Jeff Cronenweth (The Girl with the Dragon Tattoo, The Social Network). Cada fotograma, cada plano, son dignos de enmarcar, están cuidados al detalle con una sutileza que refleja la profundidad de cada una de las historias.
En cuanto a los directores que están a cargo de cada uno de los episodios destacamos el trabajo de Mark Romanek (Retratos de una obsesión), que dirige un magnético piloto que presenta todo el universo de la serie; So Yong Kim; Dearbhla Walsh; el dos veces ganador del Óscar Andrew Stanton, director de las inolvidables Buscando a Nemo y Wall-E; y Jodie Foster que se pone al mando de un último capítulo tan desolador como emotivo.
¡No Esperen Más Para Verla!
Al ser capítulos antológicos el elenco va variando en los distintos capítulos, pero el eje central que atraviesa toda la temporada es el del fundador y creador de The Loop, que interpreta Jonathan Pryce y su familia cuyos personajes están a cargo Paul Schneider, Rebecca Hall, Daniel Zolghardi y Duncan Joiner.
Halper dice sobre el show que “son historias de gente que conecta en el mundo” y su objetivo es “que eso nunca se pierda, que siempre te puedas ver reflejado en estos personajes”. Tales From The Loop cumple con creces esa meta. El sci-fi nutre los vínculos que crean y rompen los personajes y no en viceversa. Las máquinas y robots que contaminan el paisaje están ahí para cambiar el destino de los protagonistas.
Tienen que ver esta serie de Amazon Prime que va sobre el miedo a la soledad, los lazos entre padres e hijos, la muerte, el abandono, el amor, la memoria. Historias sencillas, humanas, nostálgicas, dentro de un universo (o varios) donde todo es posible.