Sunset Boulevard evoca a la tristeza, por los personajes que ahora son fantasmas de oro desgastado; encerrados en una mansión detenida en el tiempo, donde se glorifica al pasado sólo a través de sí mismo.
Hace exactamente 70 años, el director Billy Wilder abrió la alcantarilla donde se alojaban los secretos más oscuros del temprano Hollywood del cine sonoro. Con una historia que mantiene vigencia y que no envejece para nada mal, proyecta en la pantalla el como los reflectores, los pasillos de rodaje y las alfombras rojas prevalecen en lugar de los actores, que piensan en una vida perenne, pero por los flashes de las cámaras no vislumbran los verdaderos antagonistas de sus carreras: el tiempo y el público.
Sunset Boulevard, película nombrada así por la extensa calle que atraviesa Los Ángeles, en la cual vivieron grandes estrellas del cine mudo entre las décadas de los diez a los treinta. Donde montaron extravagantes mansiones, que hablan por ellos lo que no podían decir en pantalla. Pero que fueron derrumbadas tan pronto El cantor de jazz (Alan Crosland, 1927) y sus sucesoras les golpearon con su boom.
En uno de esos ostentosos palacios por la avenida que intersecta Beverly Hills, vive Norma Desmond (Gloria Swanson), una actriz olvidada del silente, que aguarda aún por un honorable regreso al cine con redoble de tambores. Y para ese reingreso a la alfombra roja, aparece en su pórtico Joe Gillis (William Holden), un guionista con problemas económicos, cuyos textos ya no son relevantes para Hollywood.
Gillis al huir de unos cobradores, descubre escondite en la mansión Desmond, donde también conoce al mayordomo Max von Mayerlin (Erich von Stroheim), fiel servidor de Norma, y poseedor de más de un secreto de la actriz, y sobre el casi museo, del cual Norma Desmond forma parte así como sus fotografías egocéntricas, y viejas cintas que ahora expone como videoarte.
¿Qué hay dentro del Drenaje de Sunset Boulevard?
El universo del cine es una larga carrera de millones de personas tratando de alcanzar la meta a cualquier costo. Es irrelevante si tienen que abandonar sus principios o su humanidad misma, con tal de ser el centro de atención de periodistas, fanáticos, cámaras, u oficiales de policía.
¿Qué haría un joven con poco menos que agujeros en sus bolsillos con tal de alcanzar la comodidad financiera que deseaba al redactar un guión recalentado de largometraje? Billy Wilder reza en sus secuencias, que entregarse a los cerámicos brazos de una arrinconada actriz que te brinda todos los lujos: cigarreras de oro, trajes de etiqueta, abrigos de piel, comida y bebida, etc., además de saldar tus deudas bancarias y de alquiler.
Joe Gillis, un autonombrado “don nadie” y narrador en Sunset Boulevard, tras reconocer a la estrella silente Norma Desmond, acepta corregir un terrible guión de película a cambio de unos dólares semanales. Sin embargo, lo que sería una breve estancia de guionista, se transforma en un chantaje, para pasar a una renuncia de objetivos, convirtiéndose así en el amante de Norma.
¿Qué harías por volver a la atención de entrometidos periodistas, directores promesas y luces de cámaras y reflectores? Tras probar y perder el paraíso, seguramente pagar cualquier costo, hasta asesinar a tu propio amante. Acción que terminaría por lanzar a la distancia, la lucidez de Norma Desmond, de la que cual ya se le notaba poca.
Cada gesticulación, atención y sobre todo, la imitación de personajes como Chaplin no hacen más que acentuar que Norma andaba en cuerda floja. Condición que Max confía a Joe Gillis, revelándose como autor de las cientos de cartas de “admiradores” que la extrañan, y mantienen con los pies lejos de la tierra como ella desea.
El Casting
Los papeles de Norma Desmond y Max von Mayerlin, no pudieron quedar mejor representados en pantalla. Puede llegar a parecer que el guión fue escrito precisamente para ellos. Ya que la actriz Gloria Swanson, en la vida real fue una de las principales actrices del cine mudo estadounidense, que desaparecieron del cuadro entra el cine sonoro. Swanson llegó a presentarse en escena en más de cincuenta películas, bajo la dirección de talentos como Rodolfo Valentino, Cecil B. DeMille y el propio Erich von Stroheim, con quien realiza una última película que los arrastra a un olvido similar que el de Sunset Boulevard.
La película que acaba por terminar de profundizar la tumba de ambos es Queen Kelly (1929), que Norma Desmond proyecta en su salón principal y en exclusiva para Joe Gillis. En la realidad, la propia Swanson corrió a ‘von Stroheim’ de los foros de grabación, por lo que la película fue terminada por otros talentos. Tal polémica no hizo más que empujarlos a su hoyo.
Por otro lado, la selección de Betty Schaeffer (Nancy Olson) es una dosis refrescante para el argumento que cuenta Joe Gillis, ya que contrasta la juventud de sueños y energía frente a una reliquia del pasado, negada de retirarse y de aceptar que el mundo ya no será como ella lo desea.
Hay muchas más estrellas del cine de oro estadounidense que aparece interpretándose a sí mismos, como el mencionado director Cecil B. DeMille. En quien Norma Desmond deposita su esperanza con un guión irrealizable Y “las figuras de cera vivientes” que acompañan a Desmond durante una partida de póquer: Buster Keaton, Anna Q. Nilsson y H. B. Warner, también ex estrellas del cine de oro silente.
A 70 Años de su Estreno
Sunset Boulevard, una de las películas más importantes en la historia del cine, es un recuadro del trato que da Hollywood a los miembros de su industria, y lo que estos son capaces de hacer para mantenerse vigentes a pesar del intempestivo paso de la tecnología, la edad, o también de la falta de contactos.
Actualmente podemos ver como las viejas mañas del Hollywood de “favores” es ahora conversación de mesa de café, y sus responsables poco a poco salen a la luz. Caso resonado es el de Harvey Weinstein, por ejemplo. Donde a cambio de favores sexuales, otorgaba a actrices papeles en películas.
Por parte del público, también está vigente el fugaz olvido de estrellas. Sobre todo con las miles de opciones para ver, quien no haga más por destacar, cae a cesto de lo convencional. O quien mantenga una vida inusual, o diga declaraciones polémicas, será inmediatamente olvidado sin derecho a regresar.
El guión de Ch. Brackett, Billy Wilder, y D. M. Marshman Jr. aborda una historia imperdible para todo fanático del cine negro, que por momentos recurre a elementos de los géneros de terror, suspenso, drama, humor negro o incluso romance. Piezas de rompecabezas en una trama estructurada con pinzas a través de un monóculo, que como espectadores debemos ver en un tiempo de cuadro por cuadro para percibir hasta el más mínimo detalle de la dirección de arte, vestuario, fotografía, banda sonora, actuación, movimientos de cámara, entre otros aspectos de lenguaje cinematográfico que se descubren y reinterpretan a medida que volvemos a consultar Sunset Boulevard. (Prestar atención por ejemplo a la toma y movimientos de cámara cuando enfocan a Norma, Joe o a Max).
Sunset Boulevard, un largometraje que evoca a la tristeza, por los personajes que ahora son fantasmas de oro desgastado; encerrados en una mansión detenida en el tiempo, donde se glorifica al pasado sólo a través de sí mismo, pretendiendo permanecer en un futuro, que no tiene memoria de tu rostro, ahora enloquecido.
Impecable cinta, acreedora a tres premios Óscar, que además despierta el miedo al olvido en el espectador, un proceso humano natural que se toma su tiempo, pero por el cual todos pasaremos en algún momento. Nuestros nombres, rostros y brillo se volverán sombras que desaparecen al ocaso del día.