ADVERTENCIA: ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS LIGEROS DE LA TERCERA Y ÚLTIMA TEMPORADA DE SQUID GAME
Squid Game ha demostrado que no necesita juegos más sangrientos o giros más violentos para seguir siendo una de las mejores propuestas que tiene Netflix en su catálogo.
Squid Game se ha convertido en un fenómeno global no sólo por su violencia estilizada o sus juegos mortales, sino porque en su centro palpita una verdad cruda y profundamente humana: en un sistema donde todos somos piezas reemplazables, los actos de bondad son los gestos más radicales de resistencia.
La segunda temporada se adentró más en esta filosofía sombría. Lejos de ofrecer una esperanza convencional sobre la lucha de clases, presentó personajes vulnerables que no luchan por egoísmo, ni por dinero, sino por lo que creen.
Y en la tercera temporada, la serie abraza una moralidad donde el heroísmo no se manifiesta en grandes discursos ni en actos épicos, sino en pequeñas decisiones que, aunque no cambian el sistema, sí logran iluminar a quienes las reciben.
Ya pudimos ver la tercera temporada y aquí les contamos (con spóilers) porque su final demuestra que es una de las mejores ciencias de ciencia ficción que existen.
Además, platicamos con Kang Ae-Shim (jugadora 149) y con Park Sung-hoon (jugadora 120) sobre la filosofía de la serie.

Squid Game no tuvo un final feliz
Los primeros episodios de la tercera temporada son brutalmente conmovedores y comienzan a desglosar la sombría, pero radical visión del Hwang Dong-hyuk.
Jun-hee da a luz durante el juego de las escondidas. La jugadora 149 y Hyun-ju, mueren protegiéndola, y Gi-hun se sacrifica para que ese bebé —nuevo, limpio, simbólicamente puro— se convierta en el “ganador” de los juegos.
Más que una victoria, ese nacimiento representa una de las pocas semillas de esperanza que deja la serie: si no podemos cambiar el sistema, aún podemos elegir no convertirnos en monstruos.
En entrevista con Fuera de Foco, la actriz Kang Ae-shim, quien interpreta a la jugadora 149, habló sobre la naturaleza de su personaje, a quien ella misma define como “la madre en Squid Game”.
Pero no sólo de su hijo Jun-hee, sino de todos los jugadores: “Yo era la persona que realmente se importaba con cada jugador. Yo era la persona compasiva”.
Kang explica que esa compasión es lo que le da sentido a su personaje, pero en realidad, delimita toda la filosofía de la serie:
“Creo que ser independiente y tener esa naturaleza compasiva es muy importante para nuestra humanidad. Sólo cuando tenemos eso, podemos ser humanos.
Esa es la razón por la que la Tierra brilla. Porque tenemos compasión”.
Kang Ae-Shim, Fuera de Foco
Cuando se le pidió definir con una sola palabra el legado de su personaje, no dudó: “Mamá. Mamás son para siempre”.
Y esa maternidad no es biológica, sino emocional. La idea de la madre, un arquetipo tan importante en cada cultura de cada sociedad, es un símbolo que en Squid Game se utiliza como la idea de que todavía hay esperanza.

Morir como Agente de Cambio (aunque sea mínimo)
Uno de los momentos más poderosos de esta temporada es el arco de Hyun-ju, una mujer que se va convirtiendo en una heroína de acción conforme avanza la temporada 2, y que en la temporada 3 también es un personaje que lucha por alcanzar un poco de justicia dentro de los juegos.
“el mensaje de que todos somos iguales, que todos tenemos el valor de ser respetados y amados.” comentó Park Sung-hoon en entrevista.
Para él, personajes así se vuelven “una ventana para que la gente con prejuicios conecte y se acerque con otras realidades”.
La segunda y tercera temporada de Squid Game no duda en mostrar a personajes deleznables.
Y el hecho de que haya tantas personas vulnerables en la historia, le da una dimensión muy dura a la traición de Myun-gi, pues es un contraste fuerte entre la gente que lucha por sí misma y quiénes mueren por una causa.
Hyun-ju no muere como víctima pasiva, sino como agente de cambio. Su sacrificio es significativo, no sólo para la narrativa, sino como declaración política y emocional.

El sistema no cambia, pero nosotros sí
Squid Game rechaza las respuestas fáciles. Rechaza la fantasía de héroes que vencen y cambian al sistema.
E incluso los momentos finales, (en donde Cate Blanchett sorprende con un increíble cameo) se siente esa filosofía agridulce: El sistema no puede romperse, es una red global,, más grande y más imparable de lo que imaginábamos.
Esa revelación final es devastadora. Porque muestra que, aunque haya redención individual, el sistema permanece intacto. No hay revolución. No hay justicia. Sólo decisiones individuales de resistencia.
Y ese es precisamente el mensaje que resuena. Como bien señala Kang Ae-shim: “la Tierra brilla porque tenemos compasión”.
La serie no ofrece esperanza en el sentido tradicional, pero sí la sugiere en los actos de aquellos que eligen cuidar de otros, aún sabiendo que probablemente no cambiará nada.
El creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, ha mencionado que no está seguro de si la humanidad aún es capaz de redimirse, o si ya ha cruzado un punto de no retorno.
Y esa ambigüedad permea cada rincón de la serie. La esperanza, si existe, no es colectiva ni estructural. Es íntima, frágil y profundamente humana.
Por eso Squid Game no nos da héroes. Nos da personas comunes que, frente a una crueldad inmensa, deciden hacer algo bueno.
Un gesto. Una mirada. Un abrazo. Un sacrificio para proteger la vida de otro. En ese sentido, la compasión se vuelve el único acto revolucionario posible.
Squid Game Temporada 3 es un cierre valiente, emocionalmente complejo. Su impacto no radica en los juegos en sí, sino en cómo cada uno revela lo mejor (y lo peor) de quienes participan.
Y entre todo ese caos, hay personajes que, como Hyun-ju y la jugadora 149, se convierten en faros de humanidad.
