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Shoplifters

¿Qué es lo que hace que un conjunto de personas se llamen “familia”? Shoplifters nos muestra que hay lazos más fuertes que la sangre
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Osamu (Lily Franky), hombre entrado en los cuarenta, y Shota (Jyo Kairi), un niño de unos 10 años, quieren llevar comida a casa. Su trabajo: no ser descubiertos por el personal de la tienda, pues no piensan pagar por los productos que han tomado. El lenguaje no verbal entre ambos nos da entender que ya tienen experiencia haciendo esto.

En el camino de regreso a casa encuentran a una pequeña niña, Yuri (Miyu Sasaki), que parece estar sola y hambrienta. Y como si fuera otro paquete de comida, deciden llevársela consigo también. En casa los esperan Nobuyo (Sakura Ando), pareja de Osamu y Aki (Mayu Matsuoka), nieta de la anciana Hatsue (Kirin Kiki).

En Shoplifters es la llegada de Yuri a sus vidas la que nos ayudará a entender la dinámica de esta rara pero funcional familia, llena de áreas grises que hará al espectador reflexionar sobre todo lo que está a punto de ver en pantalla.

Sí robamos, pero nomás poquito

Un asunto de familia nos permite conocer a profundidad a cada uno de sus personajes. Entendemos sus motivaciones, incluso las de los más pequeños. Además, el verlos interactuar nos ayuda a conectar y generar empatía con ellos, sin importar que lo que hagan sea moralmente inaceptable.

Esto es porque el director, Hirokazu Koreeda, nos presenta los momentos donde esas relaciones crecen y se toma el tiempo para hacerlo. Quizás demasiado tiempo. Me parece que pudo acelerar el ritmo sin descuidar el desarrollo de sus personajes, pero entonces, no sería una cinta de Koreeda. Este drama se cocina a fuego lento, están advertidos.

Aún así, rescato los diferentes mensajes que envía. Por una parte, Nobuyo dice que no están secuestrando a Yuri porque “no van a pedir un rescate por ella”. Y al enterarse que sus padres no la trataban bien, Osamu remata con un “yo la encontré, alguien más la abandonó”.

La cinta recalca mucho el mensaje de poder escoger a nuestra familia y los posibles beneficios ante dicha oportunidad. Así, después de ver el amor incondicional que recibe una pequeña de 5 años de un grupo de desconocidos, es imposible preguntarse si lo que le pasó es una bendición y no una desgracia.

También disfruté la manera en cómo refleja a la sociedad japonesa. Para los occidentales, es una muestra de que no todos los orientales son limpios, honrados o incluso fríos. Y para los propios japoneses, me parece una crítica ante esos mismos estándares de perfección que no todos pueden alcanzar.

Más reflexión que tensión

Ya hablaba antes de los problemas de ritmo, y aunque toda la película es bastante lenta, creo que es al final donde más pesa. Después de presenciar el plot twist, esperaba una resolución dinámica y sin lugar para dejar dudas. Pero no. No me molesta la parte de intuir algunas cosas, pero creo que la leve emoción después de descubrir el “misterio” de la cinta no es recompensada.

Seguimos viendo a estos personajes, pero ahora en otras circunstancias; sin embargo, la narrativa me hace pensar que no hubo grandes cambios. Además, el arco del personaje de Aki es el único que no cierra por completo, pues deja muchas más dudas sin responder que el resto.


Un asunto de familia está nominada a Mejor Película Extranjera en los próximos premios Oscar. ¿Crees que es mejor que Roma? Déjanos tu opinión en los comentarios.
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