Renfield es, aparentemente, una película que busca innovar el mito de Drácula. Y es que a pesar de ser conocido por ser un vampiro chupasangre que atormenta seres humanos, en realidad la idea de los vampiros han sido utilizados como metáfora para mostrar las ansiedades de la época.
Los vampiros son una gran forma de explorar el deseo y los prejuicios alrededor del sexo. También son una gran fuente de drama existencial, como nos los presentó Anne Rice. Incluso pueden ser grandes héroes románticos si se les da la oportunidad, como nos hizo ver Stephenie Meyer con Twilight.
Y ahora, Nicolas Cage se transforma en el mismísimo Nosferatu para mostrarnos una faceta que tiene mucho sentido: la idea de los vampiros como relaciones tóxicas. Aquí les contamos qué ofrece Renfield realmente diferente.
Renfield: ¿una nueva ansiedad moderna?
Renfield (Nicholas Hoult), quien ha sido sirviente de Drácula durante cientos de años, encuentra un poco de sosiego en un grupo de apoyo que le dice que puede soltar y deshacerse de su relación abusiva.
Tal vez hayan escuchado en internet el término “vampiro emocional”, en donde una persona consume nuestra energía constantemente, lo que buscaron Robert Kirkman Y Chris McKay es precisamente explorar esa idea a través de la ciencia ficción y fantasía oscura.
Renfield jamás había pensado que estaba en una relación tan tóxica, pero una vez que descubre los crecientes libros de autoayuda que hay a su disposición, decide hacer lo correcto. Y ayudado por Rebecca (Awkwafina), una oficial de policía que intenta a toda costa atrapar a una familia criminal, comenzará una ardua batalla para superar su relación tóxica con Drácula.
El desarrollo de la historia es bastante sencillo y directo. Drácula se presenta como una pareja narcisista y codependiente que necesita adulación constante, y Renfield pelea con todas sus herramientas para deshacerse de eso.
La personificación de Nicolas Cage como el legendario vampiro es épica. No sólo porque sí logra expresar la amenaza que representa, también porque su teatralidad y lenguaje corporal nos muestra a un enemigo melodramático y teatral. Sin duda alguna, él se convertirá en una de las personificaciones más icónicas del vampiro en años venideros.
También es muy interesante la forma en la que añaden ciertas características al mito. Como los insectos que come Renfield para obtener poderes, y jamás se habría explorado la forma en la que uno de los poderes de Drácula es la manipulación emocional y la codependencia.
Esto permite que personajes como Rebecca tomen una dimensión diferente al enfrentarse al vampiro, ya que ahora la autoestima y una forma sana de procesar los sentimientos son herramientas útiles contra Drácula y un gran contraste con el personaje de Renfield.
¿Se limita así misma?
La película es muy entretenida y tiene grandes momentos de comedia y gore, que ayudados por un gran elenco nos da una historia que sí queremos seguir viendo. Sin embargo, se tropieza un poco con sus propias ambiciones, ya que no logra explotar todo su potencial.
Si bien Drácula es un símbolo del narcisismo, Renfield se muestra como la persona que debe aceptar sus fallas y responsabilidades a la hora de tratar de apartarse de él. Sin embargo, la película conceptualmente se queda un poco corta, ya que nos muestra a los libros de autoayuda y los grupos de apoyo como las más grandes herramientas para mejorar la vida y la felicidad de una persona, sin tomar en cuenta que mucho se ha hablado también sobre “la positividad tóxica” impulsada por el capitalismo y las redes sociales.
Esta es una oportunidad perdida para el personaje de Renfield, quien en un principio se muestra tan perdido y desesperado que puede ser víctima de cualquier tipo de adoctrinamiento, no sólo de Drácula. Pero la cinta no logra catapultar esto y se limita a concluir su viaje aceptando que simplemente es codependiente.
Las escenas de acción, aunque están bien logradas, también son muy cortas. Y la historia sobre la familia criminal tenía el potencial de ser una mancuerna más interesante con Drácula de lo que fue, ya que por ahí se explora también cómo la corrupción y el adoctrinamiento criminal pueden ser vistos como una forma de vampirismo.
Sin embargo, esta historia no termina de cuajar con el viaje de Renfield y queda de lado, lo que hace que la tensión emocional por el viaje de Rebecca tampoco se sienta tan intensa o peligrosa como debería. Pero eso no quiere decir que no sea un viaje divertido con una propuesta realmente diferente.
Pero Renfield sí es una película loquísima y cínica sobre las relaciones. Y con unas interpretaciones estelares, es una historia entretenida que nos muestra un lado de Drácula que jamás habíamos visto antes. Sin duda esta cinta poco a poco ganará un estatus de culto, especialmente por la gran presencia de Nicolas Cage.