Rápidos y furiosos 9: ¿Ya no tiene sentido?

El mundo de Rápidos y Furiosos nunca se había sentido tan fuera de control como en su novena entrega

El mundo de Rápidos y Furiosos nunca se había sentido tan fuera de control como en su novena entrega
Advertencia: ¡Esta reseña contiene Spóilers! 

Todo comenzó con las carreras callejeras subterráneas que cautivaron al público en 2001, desde entonces, la fórmula fue evolucionando hasta llegar a una trama de robo y espionaje. Un género con más persecuciones de autos, y quizás menos verosimilitud. 

En la novena parte de la exitosa franquicia, la trama gira entorno de el personaje favorito del público, Dom Toretto (Vin Diesel) que ahora lleva una vida tranquila junto a Letty (Michelle Rodríguez) y su hijo, el pequeño Brian, todos parecen felices pero saben que detrás de su calmado hogar, siempre se esconden los peligros. 

Esta vez, para salvar a quienes más le importan, Dom tendrá que enfrentarse a los demonios de su pasado. Su equipo se une para desmantelar una conspiración global liderada por el asesino más implacable que jamás hayan enfrentado, Jakob (John Cena) el hermano de Toretto que lo ha estado acechando desde hace varios años, debido a la muerte trágica de su padre. 

La hermana de Dom, Mia (Jordana Brewster), está de vuelta, al igual que Ramsey (Nathalie Emmanuel), Tej con múltiples talentos (Chris Ludacris Bridges) y el hilarante Roman (Tyrese Gibson). Este último tiene el don de expresar en diferentes momentos de la película, lo ridículo de las hazañas del grupo, mostrando una refrescante auto-burla. 

Rápidos y Furiosos

La fórmula de la nostalgia

Los aliados reaparecen, como Han (Sung Kang) y Queenie Shaw (Helen Mirren). Por otro lado, Cipher, interpretado por la excelente Charlize Theron, sigue siendo tan manipuladora como siempre, lo malo es que solo tiene una oportunidad de lucirse porque, en gran parte de la película, se encuentra confinada a una jaula de cristal. 

No obstante, una fórmula que siempre le ha funcionado a la saga es jugar con la nostalgia del público, y en esta entrega no es la excepción. En cada momento nos recuerdan lo importante de su familia al unir los momentos pasados y al mismo tiempo presenta historias completamente nuevas. Además, al final hacen un pequeño guiño al fallecido Paul Walker que seguramente le sacará la lágrima a más de uno. 

El tema familiar en el corazón de Rápidos y furiosos, añade una cierta profundidad a la historia al explorar el pasado de Dom Toretto y mirar hacia atrás en la muerte de su padre durante una carrera de coches. La tragedia fue mencionada en la primera película en 2001 y ahora se convierte en la historia principal que introduce a Jakob interpretado de manera muy convincente por John Cena, otro hombre convertido en superestrella, que se distinguió por primera vez en WWE. 

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¿Cuál es el problema?

Rápidos y furiosos hace que sus fanáticos se acostumbren a persecuciones increíbles, explosiones de todo tipo, combates cuerpo a cuerpo y toneladas de acción. La trama se repitió varias veces y ha sabido cosechar éxitos comerciales, pero la fórmula ya parece agotarse. Las escenas surrealistas que siguen en las calles de Londres, Tokio,Tailandia, Edimburgo, Los Ángeles y en el espacio, ya parecen sacadas de una película de comedia.

Si bien las ideas para la gran escena de acción del tercer acto son más importantes que cualquier otra película de la saga, la secuencia en sí no se siente tan épica debido a que los personajes nunca sufren ningún rasguño, incluso rompen postes con sus cabezas, y jamás les pasa nada. 

Al final se siente como algo gloriosamente ridículo y muy melodramático, que se impulsa por su propia energía loca, brindando rachas de persecución cómicas e inspiradoras que te hacen sentir que la saga está perdiendo su frescura.

Las apuestas son cada vez más altas y las acrobacias más absurdas con cada episodio, pero aunque la historia se ha convertido en una especie de gran espectáculo, todavía se tiene la impresión de que los filmes ya se alargaron lo suficiente.

Mientras tanto, Universal ha revelado que Justin Lin dirigirá las dos últimas películas de la saga y  en los créditos finales, se muestra una escena del villano Deckard Shaw (Jason Statham), más decidido y en forma que nunca, lo que nos lleva a pensar en futuras teorías locas para la próxima película. 

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