Patrick Melrose (mini-serie)

El torbellino de vida que lleva Patrick es atractivo para los que son pacientes con el ritmo.

La espiral en descenso de Patrick hacen que lo odien y lo quieran al mismo tiempo

Con tan solo cinco episodios, Patrick Melrose se vuelve una pieza de entretenimiento para apreciar con detenimiento. Su estilo es distinto… Con una trama atractiva para quienes son pacientes y no desesperan con el ritmo.

Cuenta la historia semi autobiográfica del autor Edward St. Aubyn; quien escribió una serie de novelas en la cual está basada esta mini-serie. Cada novela es sobre un día o días en una etapa distinta de la vida de su protagonista. En el caso de esta adaptación a la tv en cada capítulo vemos diferentes saltos de tiempo en la vida de Patrick.

Con ese formato, esperen ver tonos cambiantes entre un episodio y otro; siendo lo más notable lo que ocurre en el primero de éstos con el resto de la serie. Y es que el primer capítulo, «Bad News», es en la etapa más joven y desenfrenada de Patrick Melrose… Heroína, speed, whisky y otras drogas fluyen en un frenesí intenso.

Trama

Patrick es un adicto, pero el trasfondo de cómo llegó a eso y su constante intento de rehabilitarse; a veces fallando; es lo que marcará las acciones posteriores cuando transcurran alrededor de 20 años. Todo comenzó cuando tenía 8 años y estaba con sus padres en una lujosa casa-mansión al sur de Francia.

Los sucesos de ahí son abominables, perpetrados por un hombre (Hugo Weaving de gran actuación) que parece ser la representación fiel de la palabra esnobismo. La soberbia y aires de grandeza vuelven al papá Melrose en un ser despreciable. Su esposa, la madre de Patrick, no ayuda mucho a componer la armonía, ya que más bien usa de válvula de escape ahogarse en el licor.

Desde ahí se gesta una personalidad rota dentro de Patrick, con las consecuencias viéndose cuando crezca y deba enfrentar a tener su propia familia.

Pero no crean que toda la temática es tan trágica, en realidad la mini-serie Patrick Melrose tiene dosis sutiles de humor negro. La burla inherente de la alta sociedad británica está presente en cada esquina, con momentos muy auténticos.

Ya sea una fiesta elegantísima donde se presenta la mismísima Princess Margaret, hermana de la reina; un círculo de ayuda entre adictos en un hospital o en un funeral… De una forma u otra el autor original, así como David Nichols, escritor de la serie, encuentran una rendija donde colocar ese sarcasmo e ironía propio de los ingleses.

La dirección

Dirigida por Edward Berger, la miniserie producida por Showtime y Sky Atlantic posee enormes virtudes artísticas. La atención en los detalles es sublime, sobre todo en la fotografía. Ese estilo reluce con una grandísima actuación de Benedict Cumberbatch, quien tiene suficientes momentos para estar en primer plano y sacar a luz todo su talento.

Los personajes secundarios quedan a media tinta; por un lado una Jennifer Jason Leigh que no convence demasiado, pero existe un Pip Torrens finísimo. Su rol como el detestable Nicholas Pratt es otra muestra de las bondades actorales de este hombre.

Esperen entonces presenciar una producción a la tv de gran nivel. La espiral en descenso de Patrick hace que lo odien y lo quieran al mismo tiempo, además las personas con la que se rodea le dan mucha humanidad a un personaje que pertenece a un círculo social tan complicado… la aristocracia.

En lo particular, yo recomiendo mucho que vean esta serie y ojalá la puedan disfrutar pronto.