El expresionismo alemán es un cementerio de joyitas y esta cinta no es la excepción. Fue en la década de 1920, en una Alemania desesperanzada y en un ambiente de dolor y de vacío, cuando el cineasta Friedrich W. Murnau (1888-1931) rodó el primer filme sobre el vampiro más famoso de todos los tiempos: Drácula.
Luz y oscuridad
¡Qué conveniente! Más allá de ser un obstáculo técnico, el blanco y negro de la cinta favoreció la representación de la luz y la oscuridad, elementos que en esta historia son importantísimos…
Dejando en casa a Nina, la mujer de su vida, Jonathan emprende un viaje para negociar con un extraño Conde. Luego de varias noches de insomnio, el protagonista encuentra a dicho personaje durmiendo en un ataúd, revelándose así su naturaleza vampírica. Jonathan pasa de lo real a lo irreal, de su feliz vida de enamorado al surrealismo oscuro del castillo de Nosferatu. Allí, se sumerge en la embriaguez del escenario y el miedo se apodera de él. Eventualmente, al salir de su guarida, Nosferatu se desplazará de la irrealidad de su mundo a la realidad en Bremen, donde queda extasiado nada menos que por Nina.
La paz y el miedo, la bondad y la maldad, todos estos dualismos se expresan en el uso del blanco y negro. Nosferatu, la oscuridad, logra vivir en la luz (al beber la sangre de Nina), pero pierde con ello su existencia eterna…
Una sinfonía
«Una sinfonía del horror» es una etiqueta adecuada para describir Nosferatu, cinta que plantea la belleza del espanto y del miedo en todos sus aspectos. La intención del filme es claramente exponer al vampiro como una figura oscura que deseó, y hasta amó, a una mujer; pero que en esa pasión es consumida, y vencida, por la luz.
En otras palabras, el vampiro arriesga su vida de eterna negrura por unos pocos minutos de amor…
La maldad que se sacrifica por conseguir un tiempo tan corto de bondad es un concepto muy usado. Representar lo “bueno” como un elemento de costo altísimo, algo que sólo se obtiene arriesgándolo todo y sufriendo, es una representación del sinsentido que la posguerra impregnó en la época. Recordemos que la Primera Guerra Mundial fue una experiencia de deshumanización, de muertes en vano y de pérdida total de fe en las personas.
Un hilo de esperanza
Nosferatu es la primera cinta del expresionismo alemán que rompe con los escenarios claustrofóbicos que vemos en películas como El Gabinete del Doctor Caligari (1920) o El Golem (1920). Por ello, la cinta no sólo significó un avance técnico, que la posicionó como un referente para futuras películas del mundo gótico. Nosferatu también fue un avance moral, un suave hilo de esperanza al cifrar la maldad humana en el personaje de un desquiciado vampiro.
En ese sentido, el que el vampiro fuera capaz de amar y sacrificarse por otra persona es la posibilidad de que la humanidad, después de haber provocado la muerte de tantas personas, sea capaz de entregarse de nuevo por una sola vida.
Si ya vieron esta película, cinéfilos, cuéntenos en los comentarios qué les pareció.