El punto de convergencia entre la filosofía, la reflexión espiritual, la psicología y los traumas; en ningún lugar se encuentra eso más que en la majestuosidad conocida como Neon Genesis Evangelion, anime que regresa en versión remasterizada a través de Netflix.
Aunque hay algunas pequeñas variantes, una bastante importante en contexto (el amor de Kaworu), la verdad es que disfrutarla ahora a través de esta plataforma de streaming provoca una ebullición de nostalgia… Tan sólo hay que recordar que la película The End Of Evangelion se vio por primera vez en un cassette de VHS. ¡Las nuevas generaciones ni siquiera saben qué es eso!
Volver a experimentar los problemas existenciales de Shinji, Asuka, Rei, Misato; el misterio constante de Gendou y Fuyutsuki, más la ansiedad de explorar qué es exactamente el Proyecto de Instrumentalización Humana… todo es increíble.
Nunca hubo un anime o pieza de ficción que quizás me haya llegado tan profundamente como Evangelion, y eso que lo vi en mi adolescencia/juventud, pero ahora que lo hago con los ojos de la madurez que me dan mis 31 años, debo señalar que la sensación es inclusive maximizada.
Evangelion es un anime muy bien trabajado de principio a fin (sin incluir esas películas raras que salieron luego). Cada diálogo, cada escena, cada detalle artístico tiene un significado importante, que contribuye a echar a andar esa maquinaria de reflexión interna que como resultado da un desenlace espectacular, magnánimo. Me atrevo a decir que es un producto realmente bendecido por un ser superior, sin importar la religión que se profese.
Trama de Evangelion
Para tratar de resumir la trama, en caso que no la conozcan del todo, es sobre cómo la humanidad está buscando evitar su extinción al detener a unos ángeles, seres que se les ha denominado así y que tienen formas diversas. Eso sí, gigantes prácticamente todos.
El objetivo de ellos es llegar a Adán, un ser que fue encontrado en la Tierra en el año 2000 y que, al intentar experimentar con él, causó una explosión que destruyó buena parte del ecosistema mundial. A ese hecho se le conoce como Segundo Impacto.
Desde entonces, y gracias a lo conseguido en ese experimento, se pudieron crear criaturas gigantes llamadas Evangelion, las cuales son controladas por las almas de niños, o de algunos que hayan nacido luego de ese Segundo Impacto.
Así comenzarán una serie de batallas que irán mermando las capacidades mentales y físicas de los pilotos y de todos los que trabajan en NERV, empresa dedicada a la defensa de la humanidad.
¿Qué lo hace tan especial?
La trama sola no parece ofrecer un contenido demasiado distinto a otras historias de anime. La diferencia es el planteamiento, la dirección que toma para abordar distintos momentos de ansiedad, frustración, depresión y, por supuesto, la acción.
A nivel de producción, es impecable. Neon Genesis Evangelion fue lanzada hace más de 20 años, en el año 1995, y todavía se ve fenomenal. Es cierto que ayuda el trabajo que hicieron en Netflix para mejorarlo, pero aun así se ve la pureza de la creatividad y el esfuerzo para que se mirara impresionante.
Más allá de esto, lo esencial del por qué Evangelion es una pieza que todo amante del cine, del séptimo arte, de la cultura en general debe ver, es por esa maravillosa película de su ending. Es físicamente imposible no afectarse con todo lo que ocurre en la misma, la mente les va a volar y pasarán analizando todo lo que vieron por horas.
Neon Genesis Evangelion te lanza a inspeccionar tu propia psique, a valorar qué es lo que conoces como ser superior y qué lugar ocupamos los humanos en este planeta. ¿Qué es de la vida y que hay luego de la muerte? ¿Nuestra alma está contenida en el cuerpo o es al contrario? ¿Nos dejamos afectar por los demás o permitimos adrede su daño? Eso sí, puede ser algo difícil si son muy cristianos. La simbología es poderosa.
Por lo tanto, no pierdan el tiempo viendo otras series de anime que no son tan buenas en esta plataforma y pónganse ya mismo a ver Neon Genesis Evangelion. Y si quieren escuchar más reflexiones sobre ella, los invito a escuchar este podcast: