Durante años hemos conocido historias de artistas talentosos; cuyos demonios los han traicionado al grado de no permitirles ser del todo felices. De esto va un poco la trama de “Nace una Estrella”; película que marca el debut como director de Bradley Cooper, así como el debut como actriz de Lady Gaga.
Esta versión del 2018 tiene como antecedentes tres versiones: la de Janet Gaynor y Fredric March (1937) bajo la dirección de William Wellman, la única que no es un musical. La de 1954 con Judy Garland y James Mason dirigidos por George Cukor. Y la del año 1976 con Barbra Streisand y Kris Kristofferson bajo la batuta de Fran Pierson.
Siempre que se estrena un remake se tienen las inevitables comparaciones con sus versiones anteriores. Sin embargo Bradley Cooper no solo logra una interpretación sólida y honesta; sino que también escribe el guión, canta los temas musicales, toca la guitarra, interpreta al protagonista y dirige con un gran resultado ¡Se dice fácil!
Conocemos la historia pero no conocemos “esta” historia: Jackson Maine (Cooper) es un ícono de la música country; cuya vida personal se está deshaciendo entre demasiadas pastillas, alcohol; y una relación muy complicada con su hermano Bobby (Sam Elliott). Después de una noche más de concierto; se escapa a un bar de Drag Queens, donde queda impresionada por Ally (Lady Gaga), la única en el club que no hace lip sync. Los dos se conocen de manera accidentada: ella golpea a un tipo que está incomodando a Jackson; él la lleva a una tienda para conseguir algo congelado para sus nudillos hinchados; ella le regala en el estacionamiento una canción que está componiendo. Jackson se enamora de su talento, Ally se enamora de su ternura.
Lo que sigue es una maravillosa fantasía: Ally va a un concierto de Jackson (quien manda por ella en un avión privado). Sólo para terminar cantando con él en su escenario, una versión adaptada de la canción que ella le canto la noche anterior. Dando por resultado una ovación por parte del público y por supuesto el nacimiento de una estrella.
Jackson se la lleva a su tour y poco a poco inician una romántica relación amorosa, que parece ser la mejor etapa de la vida para él. Al menos siente que lo que está viviendo es lo más cercano a tener una familia.
Pero mientras la vida de Ally se convierte en una vertiginosa escalada de ensayos, grabaciones y entrevistas, llevada de la mano de su manager Rez (Rafi Gavron), el descenso de Jackson es inevitable. Y ni siquiera el amor absoluto que siente Ally por él, será suficiente para salvarlo de su propio abismo.
Lo que es innegable es la increíble combinación que logran Cooper y Gaga juntos; su empatía y química en el escenario hacen que esta historia se vuelva verídica. No es una película perfecta, en lo personal, me parece que la primera mitad de la historia es más fluida. Lo que es indiscutible es el talento musical de Lady Gaga aunque le falta un poquito a su trabajo actoral.
En conclusión:
“Nace una Estrella” es una historia clásica, que mezcla muy bien el romance con el drama y las canciones. Es también una película sobre la adicción y los efectos paralizantes que la enfermedad tiene no sólo en el adicto, sino en los que lo rodean.
Esta historia que nos trae Bradley Cooper es para las nuevas generaciones, con un tono actual que involucra los ritmos musicales que ahora mueven al mundo, las coreografías y los medios digitales. Pero lo es también para las personas que amamos cualquiera de las versiones anteriores, porque nos rememora el poder que tiene una canción para conectarnos con nuestras emociones.