El 27 Tour de Cine Francés está por concluir, y con su cierre, Miente Conmigo se posiciona como una de las propuestas más interesantes de la más reciente edición.
Dirigida por Olivier Peyon y basada en el libro del mismo nombre, Miente Conmigo sigue la historia de Stephane Belcourt (Guillaume de Tonquédec), un aclamado novelista que vuelve a su ciudad natal luego de ser invitado a celebrar el bicentenario de una marca de coñac.
Inevitablemente a su regreso, Stephane recuerda los momentos de su juventud (interpretado por Jérémy Gillet) junto a Thomas Andrieu (Julien de Saint-Jean), quien fuera su amor secreto cuando tenían 17 años. En paralelo, Miente Conmigo desmenuza momentos del pasado en la relación de ambos personajes, mientras que en el presente, Stephane conoce al hijo Thomas y el verdadero motivo de su invitación.
Miente Conmigo presenta un planteamiento relativamente sencillo y algo repetitivo en el cine queer: dos adolescentes que mantuvieron su relación en secreto por miedo a las críticas y la homofobia de la época. Sin embargo, conforme avanza, se transforma ya no en una película que celebra el amor, sino en las maneras de demostrarlo.
Miente Conmigo trata sobre la verdad
El cine queer está repleto de tropos que se han repetido una y otra vez, y que inevitablemente pueden caer en el terreno reutilizado del romance prohibido. Sin embargo, aunque a primera vista podría parecer que éste es el camino que Miente Conmigo está preparando para su audiencia, no es la historia en la superficie lo que cuenta, sino los instantes que la convierten en algo realmente distinto para el género.
A través de la vida de Stephane descubrimos su don de la palabra, el cuál lo ha llevado a convertirse en un afamado escritor de romance, cuyas novelas han generado un gran impacto dentro de su comunidad. Él es además, un hombre abiertamente gay, cosa que aunque ha sido celebrada alrededor de Francia, en su ciudad natal sigue siendo un tema tabú.
Miente Conmigo presenta a una sociedad que, aunque ha progresado a pasos agigantados desde la década de 1980, aún se enfrenta a ideas conservadoras que defienden la tradición y a las que les cuesta grandemente abrir la puerta a nuevos escenarios.
Tal retrato aplica para la vida de Thomas a sus 17 años, quien simplemente no puede pronunciarse abiertamente bisexual, debido a los estigmas impuestos por su propia familia y por él mismo, sabiendo que si bien, Stephane tiene un futuro fuera de la ciudad, él está condenado a quedarse por siempre allí.
La aceptación propia no es, a pesar de que podría parecerlo, el tema principal en el viaje de ambos personajes; sino la aceptación de la condición contraria, el entendimiento de Stephane alrededor de la “traición” de Thomas y por qué, aunque creía lo contrario, alejarse fue su forma de seguir amándolo.
Miente Conmigo, o cómo decir Te Quiero en otro idioma.
Si pudiéramos resumir la cinta a sus puntos más valiosos, éstos no serían los instantes apasionados entre sus personajes, ni la ardua investigación de Lucas Andrieu (Victor Belmondo) alrededor del pasado de su padre junto a Stephane.
Miente Conmigo no es un romance, es una baraja que revela las mil maneras de decir Te Quiero desde la voz y acciones de cada persona. Pues, si bien para Stephane es sumamente sencillo vocalizar sus sentimientos por Thomas, no sólo por ser abiertamente queer, sino por su habilidad narrando historias; para Thomas el amor está enterrado bajo otras dedicatorias, bajo una lenta revelación sobre quién es ante su amante, pero también ante su familia.
Así entonces, la película va coleccionando momentos y hubieras que nunca existieron, pero que no por ello son menos reales. Pues incluso después de haber perdido a Thomas, este le regala un momento de lo que pudo haber tenido Stephane con él y su familia, y una simple idea de lo que pudo ser, si se hubiera atrevido a escribirle antes de despedirse de él. Thomas ama de manera silenciosa, y eso es lo que a Stephane le queda por comprender.
Lo más interesante es que dicho cariño no se limita a la presencia romántica, sino al amor que en vida Thomas no mostraba hacia su hijo Lucas, pero que terminó convirtiendo en pistas y una invitación para que éste descubriera quién era y cómo amaba en verdad.
Siempre se escribe para alguien
La lección del reencuentro de Stephane con las raíces de su primer amor va más allá de la nostalgia, pues para el protagonista también es un viaje de autodescubrimiento alrededor de lo que escribe y con la misión de soltar sus propias ideas para aceptar la verdad, la cuál no es tan amarga como su propia imaginación.
Tales instantes y el clímax de su evolución, transforman lo que podría haber sido una historia devastadora en un final repleto de cariño y que llena de esperanza al público queer que permanece en la sala al rodar los créditos.
Y es que al final del día, Miente Conmigo es un romance gay que no recae en lo trágico, sino en el abrazo al pasado y el entendimiento de que el amor no se expresa sólo a voces, sino a través de pequeñas marcas que son más evidentes con el correr del tiempo.
