Malcolm y Marie inauguran los primeros días de febrero con un interesante discurso digno de llegar a la plataforma de Netflix
Malcolm y Marie es una producción estadounidense escrita y dirigida por Sam Levinson, mejor conocido por ser el creador de Euphoria, show en donde también participa la actriz Zendaya. La sinopsis de este drama romántico es tan simple, pues aparentemente es la historia de pareja común que expresa un conjunto de emociones casi seriadas a través de una conversación plegada de diálogos astutos e inesperados. Más allá de la controversia que desató el filme, hoy te contamos por qué merece un espacio en tu agenda.
¿De qué va?
Luego de celebrar el estreno de un prometedor filme a cargo del cineasta Malcolm, él y su pareja Marie regresan a casa, donde se desata una discusión que con el paso de los minutos se vuelve más intensa. Ya que poco a poco se nos van dando ambos nos van dando estrepitosos detalles de su relación.
La sinopsis es tan franca, que difícilmente puedes saber qué esperar antes de ver la película. De hecho, tiene la facultad de dejar tanto a la imaginación del espectador, que incluso te invita a entrar a la intimidad de una pareja moderna y llena de secretos compartidos que poco a poco vamos conociendo y entendiendo.
La película comienza a correr a partir de que al llegar a casa, Marie muestra su disgusto con Malcolm, ¿la razón? Bueno, olvidó agradecer en pleno acto ceremonial el apoyo, amor y colaboración de Marie, quien constantemente dice que es su musa, por hacer posible un sueño que comparte con todos excepto con la mujer que lo acompañó en su camino creativo.
La fortaleza de un guión
Esta película tiene muchos puntos fuertes que la llenan de poder. Empezando por su magnífico guion, y es que el desarrollo de la historia se sostiene justo de una discusión que va desatando revelaciones tan honestas, pues nos lleva a cuestionarnos sobre quién tiene la razón. Pero va más allá de un conflicto de pareja, es la pura esencia de los círculos emocionales que forma una relación amorosa a lo largo del tiempo.
Durante casi dos horas, la cinta se sostiene en un solo escenario y con dos personajes principales. Llevándonos de la mano al trasfondo de esta relación por medio de la imaginación. Literalmente, como si estuviéramos leyendo un libro, la magia de los diálogos recorre el pasado de la vida de nuestros protagonistas.
De forma magnifica conectamos inmediatamente tanto con Malcolm como con Marie. Por la tremenda sinceridad con la que interactúan en el marco de un intercambio de brutal franqueza. Puedo decir, además, que el drama te atrapa desde el minuto uno hasta su desenlace, puesto que no presiona a atar cabos, o encontrar respuestas, es sólo una mirada a la fragilidad del ser humano al compartir su vida en pareja, así cómo la representación de un discurso natural e inteligente.
El escenario perfecto
Como lo mencionamos, la película se desarrolla en un solo escenario, la casa que habita la pareja y una vez más Sam Levinson nos enseña cómo una idea pulcra se concibe en cualquier espacio. Aun así, hay que decirlo, la casa es hermosa para recorrer las emociones de Zendaya y John David Washington.
Cada espacio va representando emociones distintas. La antesala es testigo de cómo surge la controversia y esta lucha de coraje entre los protagonistas. El baño abraza la vulnerabilidad de Marie, el comedor la frustración de Malcolm. Los espacios abierto ese desahogo de ambos tratando de escapar de sus emociones y finalmente la recamara es la balanza de la fragilidad de ambos. Por supuesto que no es la casa el sostén de la historia pero, ¡cómo logra comunicar cada sentimiento de Malcolm y Marie!
Un lenguaje de percepciones
Ya dijimos que el guion se desenvuelve con naturalidad, que el escenario incuba a la perfección lo que Levinson quería contarnos. Pero, íntegramente, percibimos todo un lenguaje de individualismo que muy gratamente nos termina sorprendiendo con un despunte de verdades conjuntas, es decir, Marie defiende su postura, Malcolm pelea por la razón, pero al final los dos comparten la misma desesperación por ser escuchados y comprendidos.
Es muy sencillo empatizar con los personajes de Malcolm y Marie. En algún punto chocamos con Malcolm, dándole toda la razón al argumento de su pareja, pero resbalamos con la seguridad de Malcolm haciéndonos reconsiderar por qué conectamos más con Marie. Sin embargo, terminamos por entender que no es una lucha de poder, sino la revolución de la pareja moderna, donde cada uno juega un papel crucial en la vida del otro y por el cual aceptaron estar juntos.
Cabe mencionar que la historia resulta cercana a la vida personal. Todo en algún punto hemos sido Marie, pero seguramente también fuimos Malcolm. Por eso, hay una conexión que simplemente nos mantiene atentos al siguiente acto de los protagonistas, sobre todo por el viaje de nuestra mente en la película de Malcolm que de forma genuina podemos imaginar como si hubiéramos estado ahí.
La pulcritud del protagonismo
El discurso de Malcolm es fenomenal en escenas como su percepción acerca de los críticos, resonando un dialogo fuerte y directo al confrontar el objetivo del cine en la sociedad y el mundo, dejando claro que es más valioso crear una historia con el corazón, que crear un mensaje para que todos lo entiendan. Ver a Malcolm desgarrarse por un cumulo de sensaciones que afloran en su piel es tan sublime, que irónicamente sí termina dejándonos una opinión muy específica sobre el arte de la crítica.
Marie proyecta una firmeza casi abrumadora que, de verdad te hace creer lo que ella quiere que creas, y no lo decimos solo porque incluso en el drama ella es actriz, sino porque es un personaje tan real, que por eso nos aferramos a estar de su lado, a defender tanto como ella misma las razones de su inestabilidad. Este personaje impacta por todo lo que cuenta su mirada, sus pasos y su argumento.
Finalmente, acompañamos una discusión más que como espectadores, como testigos de la dura realidad de sostener una relación de pareja, que va más lejos de la dependencia afectiva o la rivalidad profesional, es de verdad aceptar lo bueno y lo malo del otro para alimentar juntos un sentimiento conjunto, que no termina al dar por hecho que siempre estaremos junto a una persona, realmente comienza cuando se comparten los miedos, las frustraciones, los problemas internos y externos que quejan al hombre y a la mujer de forma individual.
Si de verdad tienes ganas de ver algo nuevo no puedes perderte esta producción porque en las relaciones de pareja nada está escrito, pero que bien escribió Sam Levinson esta historia. Con Malcolm y Marie no hace falta un tercero en pantalla, la fórmula de este filme es precisa y concreta.