En la tercera y última temporada de Love vemos la evolución de una relación amorosa que tiene tantos altos y bajos como la vida misma. A pesar de basarse mucho en el estilo de vida moderna en Los Angeles; son las grietas que presenta tanto Gus como Mickey lo que la convierte en una historia de amor global, cuyo final es justamente el adecuado.
El amor es complicado y las relaciones de pareja todavía más… Eso lo presenciamos con la vida de ambos protagonistas en las primeras temporadas. Tuvieron que pasar por muchas crisis para lograr asentarse en lo que aparenta ser un noviazgo/compromiso capaz de sobrevivir tempestades. Y vaya que hay tempestades en esta parte final.
En esta entrega de 12 episodios no estamos exentos de la receta inicial de esta serie creada por Judd Apatow, Lesley Arfin y Paul Rust. La comedia está presente y los problemas entre la pareja-dispareja continúan, solo que en esta ocasión la dinámica para encontrar el equilibrio es distinto.
Esto no significa que ambos no tengan temperamentos fuertes y actúen de forma explosiva en ocasiones; pero al haber ya mucho camino recorrido entre ambos, encuentran de forma más rápida y eficaz cómo superar obstáculos en su relación.
Las discusiones por muy mínimas que sean esconden una gran lectura de las relaciones humanas… Celos, envidia laboral, conformismo, «mentiras piadosas», frustraciones y demás son sentimientos explorados con pinzas; una dedicación enorme por parte del equipo creativo de la serie.
A Gus su pasión por el cine lo hará enfocarse en hacer su propia película o al menos cortometraje. En el caso de Mickey su éxito laboral la conduce a ser más comprometida con el mismo; incluso ayudando a personas que no le agradan como el Dr. Greg, el que toca fondo al ser agobiado por su falta de éxito.
Entre esos temas también están más presentes que nunca los personajes secundarios como Randy, Bertie y Chris; quienes probablemente dejan los momentos más divertidos de esta temporada. De igual manera no podemos dejar de mencionar a Arya, esa niña prodigio de la actuación cuyas rabietas exponen que; a pesar de ser una niña mimada, también tiene un poco de corazón y sentimientos por explorar.
Cada capítulo nos plantea una historia distinta… Ya sea un desastroso viaje veranero, la boda de una amiga de la universidad o el cumpleaños de la propia Bertie; siendo éste uno de los mejores capítulos por la naturalidad en que transcurre todo.
En cada uno de estos espacios comprenderemos mejor qué es lo que fortalece la relación entre Gus y Mickey. Ya sea de forma individual o como pareja existen fragilidades contenidas en inseguridades reales… Mickey sigue superando su adicción al amor, sexo y drogas; Gus no puede dejar de ser una mezcla tóxica entre un ser complaciente y a la vez exigente-egoísta.
Aún así, ambos tienen un terreno en común al que terminan llegando siempre: El amor y su compromiso de estar juntos.
Una visita a la familia de Gus significa uno de los instantes más tensos entre esta pareja; el que termina en una catarsis necesaria para que den el siguiente paso con el que va a finalizar la serie.
No son seres perfectos y en la vida nadie lo es, los problemas no acabarán por haber superado una crisis; pero ambos entienden que llegaron a una edad en donde deben encaminarse a toda una vida adulta.
Es así entonces que Love cierra con un capítulo optimista y con un tono mucho menos gris de lo esperado. Los 34 episodios que conformaron esta producción fueron una montaña rusa de emociones; en el cual aunque esta temporada final menos tuvo drama y menos comedia, reflejó una muy recompensada vista hacia una relación de jóvenes adultos.
Pocas series logran alcanzar este nivel gracias a un guión trabajado meticulosamente más actuaciones brillantes. No podremos olvidarnos de la vida de estos personajes que se ven tan naturales compartiendo juntos.
Definitivamente los extrañaremos, incluso a esa peculiar banda que tiene Gus con sus amigos.