La casa de Jack

La última película de Lars Von Trier no se queda atrás en el escándalo que provoca su obra cinematográfica.

La casa de Jack (The House That Jack Built) es la última ocurrencia-abyección del provocador cineasta danés Lars Von Trier, un director que ha jugado el papel de troll en los festivales cinematográficos del mundo. Es tal su trolleo que hace unos años en el Festival de Cannes en conferencia de prensa expresó algo de simpatía por Adolf Hitler. Su objetivo ha sido escandalizar a la crítica y a la industria del cine hollywoodense.

La casa de Jack

¿Von Trier es un farsante, un artista o un director incomprendido?

No es claro, pero sí podemos afirmar que Lars Von Trier es una de las voces más distintivas de finales del siglo XX. Basta recordar el grupo Dogma que fundó con otros directores nórdicos, quienes intentaron dar una visión particular a la escena comercial y artística del cine europeo.

En La casa de Jack veremos la historia de Jack (Matt Dillon, sí, el mismo de Drugstore Cowboy), contarse en cinco incidentes, o escenas, que representan un descenso a los círculos del infierno.

Durante cada uno de estos incidentes, o círculos -si ya nos vamos al paralelo con la Divina Comedia-, sucede un homicidio cada vez más elaborado donde descubriremos el meticuloso método de Jack para orquestar sus crímenes.

En el cartel de La casa de Jack encontramos los dos papeles principales: Dillon y el otro frecuente de Wim Wenders, Bruno Ganz. Sin embargo, a Ganz sólo lo escuchamos y sabemos que Jack se refiere a él como Verge, en obvio guiño al poeta Virgilio.

Las actuaciones secundarias logran complementar el trabajo extraordinario y cínico de Dillon. Uma Thurman como una provocativa mujer a la que se le descompone su auto, Siobhan Fallon Hogan como una inocente y descuidada ama de casa y Jeremy Davies como un neurótico vendedor de armas.

¿Es el homicidio un acto estético?

 Tal como lo cuestionaba Thomas de Quincey en su obra Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes, en La casa de Jack presenciamos todo el tiempo una comparación entre la historia del arte y el arte del homicidio. Jack es un artista acosado por sus demonios, con un trastorno obsesivo-compulsivo, en busca de construir el homicidio perfecto.

Al final, va descuidando poco a poco su obra y las cosas se ponen cada vez más filosóficas para pasar a un plano más abstracto. Allí contemplaremos la escena del cuadro famoso del Dante con Virgilio navegando por el río Estigia que los conducirá al infierno.

La casa de Jack

En su presentación en Cannes, La casa de Jack tuvo opiniones encontradas. Las reacciones ante las cintas de Von Trier se dividen entre la gente que se queda en la sala y los que la abandonan a los pocos minutos. Misógino, o más bien misántropo el suyo no es un cine para principiantes.