La Caída es una de las películas más ambiciosas de Amazon Prime Video y fácilmente una de las mejores del año.
Lucía Puenzo es una de las cineastas argentinas más interesantes de los últimos años. Desde que ganó un premio Goya a mejor película iberoamericana en 2008 por la cinta XXY, ella ha continuado experimentando con historias que no sólo pongan en el centro a personajes femeninos, sino que también exploren el género, el patriarcado y cómo se relacionan las instituciones para oprimir a ciertos grupos.
Y La Caída no es diferente, pero sin duda es tal vez uno de sus relatos más brutales. En realidad, el proyecto nació de la iniciativa de Karla Souza, quien había intentado hacer despegar este proyecto desde hace años, pero que ningún estudio quería apostar por ella debido a su carrera en comedias románticas.
Sin embargo, una vez que hicieron equipo y la historia llegó a Prime Video, ahora podemos ver la vida de Mariel (Souza), una clavadista que debe aprovechar su última oportunidad para llegar a Los Juegos Olímpicos, pero que después de que su entrenador de toda la vida: Braulio (Hernán Mendoza) es acusado de abuso sexual, ella no sólo debe enfrentar el dilema ético que eso conlleva, sino también el pasado que decidió ocultar.
El abuso en todos sus matices
La historia es simplemente brutal. No porque veamos la violencia que ejerce Braulio sobre Mariel, sino por la intensa actuación que ofrece Karla Souza. Su personaje, que a ratos es chocante y se muestra como una mujer imperfecta y a ratos agresiva, no busca simplemente generar empatía, sino también explorar la soledad y claustrofobia que vive una mujer víctima de abuso, y que además crea una relación codependiente con su abusador.
Y es que el abuso de Braulio se va viendo poco a poco. A través de pequeños momentos donde se festeja a Mariel o cuando están juntos con el equipo olímpico de clavados. La química de Souza y Mendoza es intensa y muy sofocante, especialmente porque el entrenador es sumamente abrasivo e imponente, aún cuando todos los personajes a su alrededor lo ven como un gran líder.
Esto nos permite adentrarnos verdaderamente a la psique de Mariel, quien no vive el abuso que sufrió como un momento definitorio en su vida, sino más bien como algo que pasó y que nunca supo cómo procesar. Eso se ve más cuando llega Nadia (Déja Ebergenyi), una joven promesa que es víctima de los mismos patrones de Braulio.
Eso desata en Mariel un duro viaje para reconciliar su pasado, sus sentimientos y donde comienza a poner en perspectiva lo que le pasó. Eso es muy innovador, ya que no pretende mostrar a Braulio simplemente como un agresor, sino también hacernos entender las intrincadas relaciones que se forman no sólo entre la víctima y el victimario, sino también la forma en la que la familia y las instituciones impactan la forma en la que entendemos este tipo de temas, especialmente cuando se trata de hombres poderosos.
Una historia innovadora
Y es que realmente no es necesario ver a Braulio ejercer violencia física contra Mariel o Nadia. La forma en la que la familia de Mariel lo alaba, cómo se va acercando a Nadia, la presión de estar en un ambiente tan competitivo y cerrado, son factores que la película explora a profundidad y que le dan otra dimensión a la cinta, ya que así vamos conociendo cómo todo el sistema está construido para solapar y proteger abusadores.
Y las cosas no se limitan sólo a las instituciones, a pesar de que es sumamente frustrante ver cómo la federación está dispuesta a desestimar las denuncias de abuso sexual en contra de Braulio con rapidez. También vemos la presión que siente Nadia por su carrera y cómo su inocencia le juega en contra.
Por si fuera poco, cuando Mariel comienza a entender los patrones y a aceptar lo que ocurrió, ella no encuentra consuelo en su familia, sino más rechazo. Es sumamente fuerte ver cómo evoluciona la relación con su madre y cómo se va quedando sola conforme acepta su abuso. No es fácil, su entrenador la ha acompañado toda su vida, pero su relación ha estado marcada por abuso verbal y psicológico, y zafarse de eso es sumamente difícil.
¿Una victoria Pírrica?
La película también toma una dimensión muy importante por lo real que se siente en todo momento. El viaje de Mariel lo lleva en silencio, su familia no quiere hablar con ella, Nadia no entiende lo que ocurre y como siempre ha sido catalogada como una “mujer difícil” tiene también que sobrellevar el peso del estigma y las críticas que recibe por parte de sus compañeros y el mismo Braulio.
Pero tal vez lo más triste es que, a pesar de que al final opta por recuperar su libertad, dignidad y autonomía, no se siente como un momento de victoria. Ella no cambia las instituciones, no cambia a Braulio, no cambia el hecho de que siempre tiene que escoger entre su cuerpo, su dignidad o su éxito profesional, el final es impactante porque está envuelto en silencio, porque aunque se logra liberar, el monstruo del abuso sigue impune gracias a que todo el mundo está construido para que siga así.
Esto viene acompañado de una interpretación física sumamente sorprendente por parte de Karla Souza, y sin duda es posiblemente el mejor rol de su carrera. Y por eso, La Caída es tal vez una de las mejores películas de 2022, ya que logra retratar un tema tan difícil de manera real, contundente y conmovedora.
