Kiss Me First

Seis episodios llenos de drama adolescente y realidad virtual.

Netflix sigue sumando producciones de ciencia ficción a su catálogo.

Durante el último año, las apuestas de Netflix por la ciencia ficción no han sido lo que se esperaba. Hay tantas probabilidades de que una producción de este tipo sea decente o un total desastre; y durante este mismo año pudimos ver la serie Altered Carbon; nada sobresaliente, pero si un poco más que decente, o la película Mute, con gran cantidad de críticas negativas.

Kiss Me First es una serie inglesa, original de Channel 4 y distribuida al resto del mundo por Netflix. Se basa en la novela homónima de Lottie Moggach y adapta una historia protagonizada por adolescentes; llena de intriga, drama y realidad virtual con una temática distópica y esa onda que hace que recordemos a Black Mirror.

 

La trama

Leila Evans (Tallulah Haddon) es una chica tímida que perdió a su madre a causa de una enfermedad. Ahora que tiene que aprender a vivir sin ella, encuentra en los videojuegos la mejor terapia contra la soledad. Suele frecuentar, bajo el nombre Shadowfax, un lugar llamado Azana Planet; que no es otra cosa que un mundo virtual de inmersión absoluta donde el terreno es abierto y sin limitaciones.

Un día Leila recibe una extraña invitación para una sección del juego, y conoce a un grupo de adolescentes con severos problemas en su vida real. Tess (Simona Brown), Mania en el juego, es quien la introduce en el grupo. Esta dinámica joven en realidad lleva una vida autodestructiva y desordenada, en gran parte debido a su bipolaridad. Leila se encariña con ella e intenta ayudarle a salir adelante.

Conforme se desarrolla la serie, Leila sospecha que ese grupo de amigos está bajo el control de uno de ellos; Adrian (Matthew Beard). quien se cree el líder y manipula a los demás participantes a su antojo. Las cosas se empiezan a poner oscuras cuando uno de los chicos, Calumny (George Jovanovic), se suicida en la realidad virtual; por lo que Leila cree que peligra en la vida real y decide emprender una carrera contrarreloj para salvar su vida y la de Mania.

¿Funciona?

Uno creería que esta serie pinta para éxito, pero no se le acerca. Kiss Me First brilla… a media luz. Me gusta que hable de las enfermedades mentales sin ningún tipo de tabú, pero como todas las cosas que inician en su trama, termina por evaporarse rápido. Tiene despuntes muy interesantes, como las diversas temáticas que trata y que incluyen los peligros del Internet, el bien/mal que hace esto a los adolescentes, sobre todo a los solitarios, la manipulación y fingir ser otra persona debajo de esa “máscara” que representan las identidades virtuales.

El elenco es muy regular en sus actuaciones. Hacen de marginados, pero la absoluta falta de empatía que tiene el reparto no tiene perdón; con decir que da igual si muere alguno de los personajes. Aun así, si alguno merece ser salvado, es Matthew Aubrey que interpreta a Jonty, inquilino de Leila, lo mejor. Quien destaca es quien irónicamente hace el papel de un actor mediocre.

Para satisfacer el lado más nerd, que ya estaría algo feliz con lo novedoso que resultan las escenas en modo realidad virtual, hay curiosas referencias a The Matrix y lo que ya mencioné; esa rara sensación de que estamos viendo un episodio adolescente de Black Mirror.

En resumen; Kiss Me First es esa serie que debes ver… pero solo si tienes demasiado tiempo libre de sobra y ni idea de que más ver en Netflix. Muchas promesas sin cumplir y sin leer el libro, puedo asegurar que esta adaptación está muy por debajo de lo que debió ser.