Conversamos con los/as protagonistas de King Richard: la biopic de la familia Williams.
Hablar de Serena y Venus Williams es hacerlo de dos de las más grandes tenistas en la historia, quienes desde finales de los 90’s han dominado el deporte, acumulando entre ambas 122 títulos y mil 654 victorias individuales.
Se dice fácil, pero difícilmente la numerología refleja el enorme esfuerzo que a lo largo de los años ambas tenistas y su familia han tenido que realizar para alcanzar el éxito, el cual va más allá de las canchas y lo monetario: una vida plena y sana en lo mental.
¿De dónde viene el enfoque?
Quizá por esto, la familia Williams dio el visto bueno para que el guión de Zach Baylin titulado King Richard se llevara a la pantalla grande, pues como explicó el escritor en una rueda de prensa en la que participó Fuera de Foco, su intención no era realizar una biopic con “los mejores momentos de la carrera de ambas, sino con aquellos instantes íntimos que nos permitieran ver cómo la familia lo logró”.
Intencionalidad con la que coincide la dirección de Reinaldo Marcus Green, quien confesó que buscó hacer una película que “mi mamá entendiera”, y para ello su principal herramienta narrativa fue “la empatía con la familia”, a la cual sólo añadió aspectos relacionados al tenis y “cómo Serena y Venus Williams revolucionaron el deporte”.
La máxima prioridad
Si bien era fácil que King Richard se convirtiera en una típica narrativa del sueño americano, donde una familia llega al éxito proveniente de la desfavorecida zona de Compton, California, las anteriores perspectivas subvierten esa narrativa, y la convierten en un relato mucho más interesante que nos permite entender que la grandeza de Serena y Venus Williams va más allá de lo logrado en el deporte, pues siguiendo la estela de Althea Gibson, han inspirado a millones de mujeres afrodescendientes a practicar tenis y a la vez cuidar su salud mental.
Perspectiva con la que concuerda Tony Goldwyn, quien interpreta a Paul Cohen, el primer entrenador profesional de las afamadas tenistas:
“Una de las cosas bonitas de la película, es que si bien las protagonistas tienen el talento para convertirse en campeonas y estar en la élite, su padre Richard y su madre Oracene hicieron de su salud mental una prioridad, asegurándose que al jugar tenis lo hagan porque les apasiona el deporte”.
¿Cuál es tu sueño?
Es por lo anterior que en una escena de la película, Tony Goldwyn les cuestiona a Serena y Venus Williams que desean hacer ellas más allá de los deseos de su padre, pregunta que el histrión explica de la siguiente manera:
“Él sabía que esto sólo funcionaría si todo viene del disfrute de ellas, eso es un tema de salud mental, porque muchos/as jóvenes deportistas se dedican a eso ya que sus padres los arrastran a hacerlo, y quizás logren metas pero no están felices con la experiencia personal, muchos/as atletas están quemados mentalmente y caen de la élite por eso. Creo que podemos aprender mucho al respecto».
Una figura controvertida
Como ejemplo de lo anterior, King Richard nos menciona a Jennifer Capriati, tenista ganadora de tres Gran Slam y quien fuera la jugadora profesional más joven en disputar una final (13 años y once meses), la cual ha llegado a declarar sobre los problemas de salud mental que enfrentó y la llevaron a ser detenida por la policía en dos ocasiones -una por robo y otra por consumo de drogas-, además de abandonar el deporte en diversas ocasiones.
Frente a esta situación, la cinta nos presenta a la controvertida figura de Richard Williams, el padre de Serena y Venus Williams, quien en los medios siempre estuvo detrás de sus hijas y se negó a que participaran en torneos profesionales hasta una avanzada edad, pues tal y como lo describe la histrión Aunjanue Ellis -quien interpreta a Oracene, la madre de las tenistas-:
“La gran diferencia en la crianza de Richard y Oracene es que dejaron a sus hijas ser niñas antes que tenistas, se aseguraron que les fuera bien en la escuela, las llevaban a la iglesia junto a los/as testigos/as de Jehová, querían que estuvieran bien rodeadas durante su juventud, y creo que eso se refleja en la manera en que han crecido: muchos/as de sus contemporáneas/os están quemados mentalmente y ellas siguen jugando al tenis, porque fuera del deporte muchas cosas funcionan para ellas”.
Un papá entre dualidades
Por lo anterior, los medios siempre han debatido sobre si Richard Williams es un padre amoroso y astuto comerciante, o un controlador y manipulador.
La película abraza está dualidad pero desde una perspectiva que lo humaniza: vemos a un hombre que ama y desea lo mejor para su familia, que se sacrifica por el bien de sus hijas, pero que también se deja consumir por el miedo al fracaso y el egocentrismo, a tal grado que se enarbola como el único arquitecto del éxito, dejando a un lado la opinión de sus hijas y el trabajo de Oracene, faceta que posteriormente corrige.
Hablando el mismo lenguaje
Ser padre no es una tarea sencilla y Will Smith sabe de ello, pues recientemente en su autobiografía declaró que se había equivocado al incluir a su hijo Jaden en el filme After Earth, pues los situó en un espacio mediático donde todas las críticas fueron hacia él, razón por la cual su primogénito llegó a pedir su emancipación.
Quizá por lo anterior, Will Smith encaja a la perfección a la hora de dar vida a Richard Williams, pues nos entrega una interpretación de muchos matices que responde a la dualidad de la persona en la vida real. En cada escena su actuación parece ser parte de una catarsis personal, en la cual como declaró el histrión en la rueda de prensa:
“Aprendí sobre la paternidad, alienarte con tus hijos en lugar de dirigir a tus hijos Mi padre fue militar mientras yo crecía, yo no tenía un voto y hacia lo que estaba establecido. Me enamoré de la manera en que Richard Williams protegió la confianza de sus hijas”.
Dar vida a leyendas
Tras lo anterior, Will Smith alabó la labor de la actriz de 15 años: Saniyya Sidney, quien da vida a Venus Williams, pues “cuando interpreté a Muhammad Ali me di cuenta lo difícil que es dar vida a los mejores deportistas, porque se requiere una motricidad y físico similar al de ellos, Saniyya aprendió a jugar como las mejores tenistas, ella juega con la derecha y tuvo que aprender a hacerlo con la izquierda”.
Al respecto, Fuera de Foco tuvo la oportunidad de entrevistar a Saniyya Sidney -Venus Williams en el largometraje- y Demi Singleton -Serena Williams en la cinta-, y nos revelaron que su preparación para el personaje requirió de mucha investigación, ya que sólo tuvieron la oportunidad de reunirse con las tenistas en una ocasión, en la cual hablaron de todo menos de tenis, pues conversaron de su juventud y detalles íntimos como sus parejas sentimentales en dicha época.
La máxima enseñanza
Tras revelarnos que después de filmar la película ya es más fan del deporte en cuestión, Saniyya Sidney admitió que su mayor aprendizaje en torno a la película se relaciona con la salud mental, y como la misma se ve afectada por las personas de quienes te rodeas:
“Creo que en el tema de la salud mental hay similitudes en la industria del cine y el deporte, porque tienes que mantenerte humilde y con los pies en el suelo, y al mismo tiempo enfrentar la competitividad. Es importante que la gente de la que te rodeas te ayude a mantenerte positiva. Serena y Venus son grandes porque su familia y entrenadores se aseguraron que sean mejores que ayer”.
Por otro lado, Demi Singleton continuó abordando las similitudes del deporte y cine con la salud mental, al mencionar que su máximo aprendizaje tras King Richard fue a decir ‘No’:
“Serena y Venus dijeron que NO muchas veces, lo cual es similar a lo que las actrices y actores pasamos. También audicionas para muchos proyectos y no te seleccionan en todos. Para algunas personas eso puede ser bastante desalentador, y creo que si tienes una buena salud mental, puedes seguir luchando por lo que deseas”.
Curiosamente, King Richard llega meses después de que la afamada tenista Naomi Osaka se retirara del Abierto de Francia, esto después de alegar que desde que ganó el Abierto de Estados Unidos en 2018 ha experimentado “largos episodios de depresión”, y este filme devuelve a la conversación pública aquello que la susodicha tenista japonesa explicaba en un artículo para la revista Time: “los/as atletas son humanos” y la salud mental es importante en cualquier aspecto de la vida.