Cuando diversos críticos y expertos en la materia señalan que algo es «lo mejor del año» casi siempre la reacción es de dos formas: los que siguen ese tren y los que desconfían. Yo les aseguro que en el caso de I May Destroy You, hacen bien en situarla como de lo mejor de 2020.
Creada y escrita por Michaela Coel, otra de las jóvenes mentes brillantes que tiene actualmente la industria de la televisión (como el caso de Phoebe Waller-Bridge), es la encargada de encarnar a Anabella, protagonista de esta serie producida por BBC y HBO.
Su historia es de una mujer en sus 30s, de raza negra, en la vibrante vida moderna que ofrece Londres. Anabella ha tenido cierto éxito con un libro digital y ahora la han contratado para que escriba otro, ya con respaldo editorial. Sin embargo, no le va tan bien con el proceso creativo y le cuesta poder mostrar el primer borrador.
Es así que una noche decide salir con sus amistades a una disco, sin imaginar que sería una noche que la dejaría traumada, que la transformaría y le haría interiorizar sobre sus cimientos, su identidad y qué hacer cuando hay ruido en el cerebro que impide llevar una vida normal.
Trama inteligente y auténtica
Lo que vuelve un fenómeno tan grande a I May Destroy You es el lenguaje, la forma, el desarrollo en que se mueve su personaje principal y secundarios. Sentimos que son personas reales, afrontando algo tan delicado como es una violación, misma que ocurrió cuando a Anabella la «rufiaron» (drogaron) y la llevaron a un baño para cometer el infame acto.
Y cuando digo afrontando, así en plural, es porque los mejores amigos de Anabella están ahí intentando hacer de todo para que ella supere su trauma. Es así que tenemos a Terry, una mujer muy alegre pero a la vez sensible; así como Kwame, quien a pesar de ser un fanático del uso de apps para encuentros sexuales express, tiene corazón y busca en el fondo algo más estable.
Entre todo esto, lo que hace más impresionante esta serie es que es una combinación adecuada y perfecta de comedia y drama.
Sí, así es, una serie que aborda con firmeza y hasta audacia el tema del abuso sexual, el consentimiento, racismo, el feminismo e incluso la toxicidad de las redes sociales y los veganos; nos regala grandes momentos cómicos al mejor estilo británico: la ironía.
Estilo e identidad
Así mismo me parece que I May Destroy You es una serie que tuvo un tratamiento excelente para cada toma, cada vestuario y hasta cabelleras que se ven. Todo genera una identidad, tanto en Anabella así como por lo que está experimentando, esa asimilación de una experiencia tan desgarradora como puede ser superar el hecho de haber sufrido una violación.
Los escenarios también gozan de un estilo que hace que se sienta un producto propio, especial, ya sea por una visita a las playas de Italia o en calles urbanas londinenses, pasando también por el «flat«, apartamento en que Anabella ocupará de refugio en ciertos momentos para escapar de la realidad.
En uno de los episodios más reveladores y osados que tiene esta serie, vemos a los tres amigos (Anabella, Terry y Kwame) en disfraces por motivo de Halloween, en el cual la protagonista está como un demonio, que combinado con una iluminación exquisita engloban bien un mensaje bastante fuerte presentado de manera magistral.
Veredicto
I May Destroy You es una serie que retrata de forma cruda la vida moderna adulta, en la que el uso de una u otra sustancia en una noche de tragos no es algo tan extraño o prohibido. En la que se puede aceptar que los hombres cometan abusos porque la sociedad lo permite, y en la que vemos cómo el feminismo y la sororidad a veces caen en el juego de conveniencias. Se necesita de un argumento perfectamente ejecutado para poder lograr una serie que conjunte todos estos elementos de manera amena y respetuosa, y I May Destroy You lo logró.
Además, sobre todas las cosas, es un show que muestra el rango plenamente humano entre el empoderamiento de la mujer y a la vez su vulnerabilidad, opuestos que a la vez se complementan al ser un mismo proceso de crecimiento.
Y todo eso Michaela Coel lo logra en una serie que puede no ser del agrado de todo el público, pero que igual se hace importante de ver para todos los que amamos el cine y la tv sin importar la edad.
Por obras así, es en que me quedan cada vez menos dudas que la televisión ha sobrepasado al cine en ideas originales, creatividad y en sí: mejores productos.
