House Of Cards se fue de forma digna, aunque quizás más tarde de lo debido.
A House Of Cards le tengo ese cariño impuesto por tantos años invertidos. Su primer temporada me sacudió la mente y me hizo sentir que estaba viendo algo fino, de otra categoría, elegante…; en fin, que estaba viendo cine de calidad en una pantalla pequeña, con esa curiosa y novedosa aplicación llamada Netflix.
Mucho ha pasado desde entonces, las temporadas fueron fluctuando en cuanto al nivel de su trama, o de subtramas, aunque siempre el elenco se encargó de que mantuviera el prestigio televisivo.
Las artimañas, los juegos de manipulación, los vacíos legales, la seducción del poder, la ambición, el cálculo y el ajedrez político en el corazón de la Primer Potencia del Mundo; significó un plato suculento para cualquier amante de las conspiraciones.
La sagacidad y el cinismo con que los protagonistas podían tomar decisiones que afectaban a miles de personas; sus conversaciones, con diálogos shakesperianos, aunque aterrizados al american pie que es la cultura de ese país; fomentaban que el interés del público creciera cada vez más.
Ahora, en esta temporada 6, las cartas de la casa han cambiado mucho; sobre todo la que varios consideraban la ganadora: Frank Underwood. Éste fue interpretado por un Kevin Spacey al que era una dicha observar cada episodio, sobre todo en las primeras entregas; pero, tras el escándalo sexual que le destaparon hace un tiempo, tuvo que ser borrado de este final. Y por más que los guionistas hicieron un gran trabajo para tratar de acomodar, integrar y dar resolución a todas las piezas restantes; la pérdida resultó irreparable.
En el proceso, que para mi gusto faltó refinar un poco; al menos pusieron en la mesa algo que se había perdido en temporadas anteriores de House Of Cards: hacernos preguntar qué pasará después.
La trama
Claire Underwood, o mejor dicho Hale, tiene la presidencia de Estados Unidos. Es su turno, como nos decía con ahínco a nosotros, los espectadores, al final de la quinta temporada; misma que, a pesar de tener muchas bajas y exageraciones que ridiculizaron la trama, tuvo un cierre que daba pauta para un choque de poderes sumamente interesante.
Desgraciadamente, ese choque desaparece porque ya Frank no existe más. Al menos no de forma física o auditiva, pero sí que está omnipresente en casi todas las acciones que suceden en esta última temporada. Su nombre reluce en diversos diálogos; sus intenciones, sus misterios y sus pecados regresan ya sea para beneficio o detrimento de Claire.
Los Shepherd
Entre eso están los hermanos Shepherd, que representan a una familia dueña de una corporación, lo suficientemente fuerte como para ejercer presión política. Como dato curioso, lean de la familia Koch en la vida real y busquen similitudes.
Interpretados por Diane Lane y Greg Kinnear (en un gran papel); los Shepherd son los encargados de «encaminar» a Claire para que cumpla «su rol». Frank quería darle una lección a su esposa y no escatimaba en los recursos; por eso, ya se había reunido con ellos, tras ser recomendado por Tusk, para que influyeran en el actuar de Claire.
La angustia de Doug
Doug Stamper siempre fue el más fiel a Frank; a pesar que el póstumo presidente casi lo había hecho a un lado al final de sus días. De igual forma, Doug buscará ahora a toda costa investigar cómo fue que murió Underwood, pero, sobre todo, procurará que hagan honor al legado que construyeron juntos.
Doug se escabullirá en la Casa Blanca como si fuese su hogar y significará una piedra en el camino de Claire; quien se portará con más determinación que nunca gracias al poder que le da la silla presidencial.
Las batallas de Claire
Claire deberá enfrentar batallas por todos los costados. En su gabinete tiene a Mark Usher, vicepresidente; quien dice ser fiel a ella pero cuyas actuaciones siempre despiertan dudas.
Asimismo veremos a Jane Davis, una agente de Inteligencia Internacional con mentalidad fría y calculadora. Kathy Durant aparecerá de igual forma como otro cabo suelto que, de una u otra forma, hay que remediar.
Y no solamente la Madame President tendrá que lidiar con sus personas cercanas en la política; también están los medios que quieren sacar la verdad. Por ahí estará nuevamente Tom Hammerschmidt y Janine Skorsky; como los únicos sobrevivientes que aún indagan sobre los crímenes de Frank, y por ende, de Claire.
Uso del feminismo
House Of Cards siempre ha jugado con la moralidad. En esta temporada nos muestra facetas en las que simpatizamos con Claire; al ser disminuida por su condición de mujer, aun siendo la Presidenta de Estados Unidos.
Por otro lado, se muestra el uso del feminismo como un trampolín al poder y un mecanismo para aferrarse al mismo; dejando un mensaje combinado de que las reivindicaciones sociales son buenas en función del contexto y del propósito.
Veredicto
Debo concluir con mi verdecito sobre la Temporada Final. Los ocho episodios se articulan bien entre sí y la tensión va subiendo, con momentos intensos e interesantes, sobre todo en el capítulo que transcurre entero en un funeral.
El problema recae en el abuso de las presunciones del espectador. Hay situaciones que no son explicadas y que van más allá de la complejidad de temas que se tocan. Este mal manejo implica fallas en la depuración del guion y denota cierta prisa por querer acoplar todo en el tiempo que tienen previsto.
Puede decirse que cierran todos los puntos pendientes con su desenlace, pero en el camino fueron abriendo otros que no cerraron de forma convincente; personajes que quizás merecían más énfasis sobre su destino quedaron en el aire, y otros con menos luces recibieron más tiempo del necesario.
Una cosa es tener discusiones de cómo se pueden repartir EEUU y Rusia a Siria, pero otra es no darle un contexto riguroso para que las acciones posteriores justifiquen esos acuerdos. O quizás sí lo explican, pero no se siente creíble en una serie que de por sí sacrificó verosimilitud a cambio de ficción maquiavélica.
No obstante estos apuntes, me quedo con esos últimos instantes en el Despacho Oval. Y aunque Frank Underwood no estaba ahí, el significado de su presencia/ausencia fue el segundo protagonista, detrás de una Robin Wright (Claire) que hizo un loable esfuerzo por sacar a flote una complicada temporada.
«No más dolor». House Of Cards se fue de forma digna, aunque quizás más tarde de lo debido.