The Negro Motorist Green Book era una guía que incluía reseñas e información sobre hoteles, restaurantes y servicios a los que podía acceder la población negra. Puesto que en la época de mayor segregación, muchos lugares se negaban a dar servicios a los afroamericanos, este libro por años fue consulta infalible para los viajeros, en especial al sur de Estados Unidos.
Green Book (Peter Farrelly, 2018) está ubicada en 1962 y presenta al Dr. Don Shirley (Mahershala Ali), uno de los pianistas más reconocidos del mundo. Él dio su primer concierto público a los 3 años, tiene tres doctorados, sabe ocho idiomas y toca música como nadie más…
También es negro, gay y vive como un príncipe africano exiliado en un increíble apartamento sobre el Carnegie Hall. Y, por supuesto, está a punto de iniciar una gira de conciertos.
Tiene infinidad de fans que enloquecen y pagan por escucharlo, pero no le permiten el acceso a los lugares exclusivos para “blancos”. No obstante, como buen hombre inteligente, siempre ha encontrado la manera de salir adelante y esta vez no será la excepción.
Frank “Tony Lip” Vallelonga, (un irreconocible Viggo Mortensen) es un italoamericano que ha perdido su trabajo en un club de Nueva York. Es un bravucón, fanfarrón, pagado de sí mismo, a quien le encanta la comida chatarra…, y también es racista.
Basada en hechos reales
La película está basada en la verdadera historia de sus dos protagonistas, quienes se enfrentarán al racismo y descubrirán una inesperada empatía. Cuando dos personas no coinciden en nada, las circunstancias los obligarán a dejar a un lado sus diferencias para sobrevivir en el viaje de su vida y aprender uno del otro.
Green book es una road movie llena de detalles significativos para la época en la que se desarrolla. Juega con momentos entrañables en los que Don y Tony descubren la realidad del mundo que rodea a cada uno, más allá de los estereotipos y de la filosofía de: «no podemos ser amigos porque no es lo que esta socialmente permitido». Ambos encontrarán que a veces las diferencias son las que nos unen, las que nos ayudan a salir adelante y, principalmente, a conocernos y respetarnos.
Más allá de su originalidad, la cinta es una delicia.
Peter Farrelly (mejor conocido por sus comedias There’s something about Mary, y Dumb and Dumber), escribió el guion junto a Brian Currie, basándose en las memorias de Nick Vallelonga, hijo de Frank. Quizás es Farrelly quien le da ese tono cotidiano y amable que prevalece mientras se desarrolla la historia y la amistad de los protagonistas, pues los convierte en una especie de antihéroes, dos extraordinarios seres humanos que buscan lo mejor en una sociedad que parece llevarles la contraria.
Más allá de su originalidad y hasta cierto optimismo, la película es una delicia, las actuaciones son soberbias, y los temas son tratados con delicadeza. Es un claro recordatorio de la larga tradición estadounidense de falsa política de respetabilidad, donde precisamente los protagonistas descubren y enfrentan esos límites y aprenden a desafiar el status quo definido por los blancos.
Un racismo latente
El racismo sigue siendo una de las principales fallas en la vida cultural estadounidense, especialmente en Hollywood, donde los cineastas negros han luchado por la igualdad durante más de un siglo. Cuando Black Panther se ha convertido en la novena película más taquillera de todos los tiempos y dos directores negros han ganado el Oscar a la mejor película (12 Years a Slave y Moonlight), podríamos pensar que los tiempos están cambiando. Sin embargo, el cambio ha sido doloroso.
Green Book es una película divertida, conmovedora e incluso inspiradora. Nos recuerda que las relaciones humanas no son en blanco y negro, y que sus complejidades y sutilezas tienen una amplia gama de colores. Nos dice también que todavía falta mucho por aprender, porque cada uno de nosotros formamos parte de la historia que nos rodea y en nosotros está que algo pueda ser, tal vez no mejor, pero sí diferente.