El Amazonas es el corazón de la Tierra, eso lo conocemos, y con el contexto actual es aún más significativo el descubrir una serie como Frontera Verde, producción colombiana original de Netflix que involucra thriller, suspenso y una mística selvática muy particular.
Los nombres que hacen posible esta mini-serie (aunque con pintas de continuar) son Laura Mora Ortega, Jacques Toulemonde Vidal y Ciro Guerra, este último altamente reconocido por su trabajo en El Abrazo de la Serpiente. Además, es un show creado por Jenny Ceballos, Diego Ramírez-Schrempp y Mauricio Leiva-Cock.
Ellos nos envuelven en una trama que se sostiene muy bien a pesar de introducir muchos estilos y elementos con distintas tonalidades. La majestuosidad visual de esos paisajes que esbozan el esplendor de la naturaleza componen un escenario en que fungen personajes lejanos entre ellos: entes policiales, traficantes de madera y distintas agrupaciones indígenas, cada una con su idioma nativo.
Eso es casi como una premisa, porque la historia recorrerá la investigación de asesinatos a mujeres que pertenecen a una cierta secta religiosa, organizaciones oscuras que quieren apropiarse de los secretos de la selva, e incluso telepatía con poderes sobrenaturales.
Después que la vean nunca olvidarán el valor de “La Manigua”.
Grandes actuaciones
Si algo llama muchísimo la atención de esta producción colombiana es la destreza actoral de sus personajes. A Helena (Juana del Río), protagonista, junto a su contacto de la policía local, Reynaldo, se suman los entrañables papeles de Yua y Ushe, para hacer un elenco muy realista y humano.
Otro “actor” que impregna toda su personalidad en esta serie es definitivamente la selva del Amazonas, ese espacio inhóspito, magnánimo, empoderado… que todavía se planta firme ante la maquinaria del hombre, la ambición del uso de los recursos naturales, y ante la apropiación de los territorios de los “No Contactados”.
Ese reflejo magnífico se da gracias al trabajo de producción cinematográfica de altísimo valor, que conjuga dirección de fotografía y CGI, para momentos en que el humano deja de ser piel y huesos y se hace una sola energía junto a la selva.
Trama y estructura
Frontera Verde juega en diferentes aguas. A ratos es un thriller con un ritmo muy llevadero, intriga y que despierta esas ansias de conocer más allá. Prácticamente del episodio 3 al 5 hay una estampa de misterio policiaco.
La series también se toma su tiempo en desarrollar la historia del pasado, contada de adelante hacia atrás y que involucra a los roles de Yua y Ushe, junto al peligro que representa el “Hombre Blanco“.
Esto significa que la trama avanza en dos distintos planos contrarios. Por un lado, lo que investiga Helena y por otro el misterio de los indígenas.
Los primeros episodios tienen un aura muy específica, y ponen al espectador en perspectiva de lo que podrá observar y lo que va a sentir, porque es una serie cuyo trabajo de planos, dirección y transiciones hacen percibir la humedad que hay en esa zona fronteriza entre Colombia y Brasil.
Sin soltar spoilers, puedo decir que la serie tiene unos giros interesantes, que pausadamente van desde lo orgánico y lógico hasta lo etéreo y eterno, al alma humana conectada con la Madre Naturaleza, la venerada Manigua, protectora de la flora y fauna que dan vida a este planeta.
Veredicto
Frontera Verde es una producción de mucho valor y el hecho de que Netflix confiara su inversión en América Latina para que se hiciese posible es algo de aplaudir.
El desarrollo, capítulo a capítulo, no me pareció lo mejor y aunque su historia es distinta, autóctona y con ímpetu de enaltecer el realismo mágico, no creo sea un programa con el nivel más alto de entretenimiento. Quiero decir que es una ficción bien realizada, sin embargo no es lo más atractivo que ofrece esta plataforma.
Aún así, es una serie que vale la pena ver para despejarnos la mente de tanto producto norteamericano o europeo y que nos ofrece una mirada que pocas veces otorgamos a lo que existe en nuestra bella Latinoamérica, a esa selva que nos llama y nos cobija en su manto natural, y la que en muchas ocasiones nosotros mismos descuidamos.