Euphoria es la serie adolescente que ningún padre quiere ver. Ése es el comentario superfluo que gira alrededor de la misma, porque aunque sí trata temas vinculados a drogas, sexo, abusos y una que otra excentricidad; en su forma más pura se define como un drama juvenil auténtico, con una producción sublime y una mirada más cruda a la cotidianidad de la Generación Z.
La serie de HBO que es producida, escrita y dirigida por Sam Levinson, aborda a jóvenes de entre 16 y18 años de una secundaria de un pueblo en Estados Unidos, quienes conviven con libertades que a más de alguno tomarán por sorpresa.
Rue, su protagonista interpretada por una genial Zendaya, es la que conduce la trama en cada inicio de sus 8 episodios de la Temporada 1 (ya confirmada la segunda). Ella se encarga de ser la narradora y dar un trasfondo a cada uno de los personajes jóvenes que tiene Euphoria.
En el abanico de figuras que encontramos en esta producción, tenemos a la chica popular y porrista, al galán y capitán del equipo de fútbol americano, la chica gordita y medio rebelde, la que roba suspiros de muchos y que se aprovechan los hombres de ella, un tierno expendedor, así como a la más especial de todas: Jules, una joven transgénero muy segura de sí misma, aunque también con sus propios demonios.
A pesar de que por esa descripción parecieran ser personajes unilaterales, a medida que avanzan los episodios nos van mostrando distintas facetas, complicaciones y dudas internas propias de jóvenes que todavía buscan una identidad y su lugar en la inminente adultez. Lo genial es que sobrepasan cualquier cliché por el tipo de abordaje más íntimo e intenso.
Nivel de producción
Euphoria no sería lo mismo sin ese nivel de detalle y producción que posee, el cual es ¡fabuloso!.
Cualquier cineasta que observe con detenimiento esta serie se quedará sorprendido por esa frescura y audacia en cuanto a transiciones de las escenas, con cámaras que parecen van flotando por donde les plazca.
El uso de la paleta de colores y la fotografía es igualmente formidable, una técnica que haría sentir orgulloso al director Nicolas Winding Refn, quien habitualmente gusta de azules y rojos sobresaliendo en fondos oscuros.
Volviendo a la técnica cinematográfica, el ritmo que dicta Euphoria se vale mucho de acercamientos bruscos que van de un plano entero a un primer plano, a veces incluso a un plano detalle. Eso da realce a reacciones que van acompañadas por un espectro musical etéreo en ocasiones, aunque también por una pesada carga de hip-hop, trap y otra música contemporánea.
Rue, protagonista sin ser el centro
Al comenzar Euphoria pensé que, siendo Zendaya una estrella en Hollywood con orígenes en Disney Channel, todo giraría a su alrededor.
Pero no es así, aunque sí sea quien tenga el hilo conductor en los momentos más importantes. Ella es una chica adicta a las drogas que recientemente salió de rehabilitación, dejando una cicatriz fuerte en su madre y hermana menor.
Con una actitud desentendida de su alrededor, vestida fuera de cualquier lujo y tratando de darle sentido al mundo sin la adrenalina que provocan las drogas, es en Jules donde encuentra esa compañera que la puede ayudar a no pensar en recaer.
Esta fantástica joven, recién mudada al pueblo, es quien viene a cambiar su vida por completo. Debido a su sonrisa dulce, a ese maquillaje tan especial y a los tintes de cabello llamativos, en Rue se despertarán sentimientos, quizás de dependencia, que al final construirán una historia de cariño, amor y comprensión con un matiz sincero y palpable. Y es que Jules y Rue juntas tienen una presencia en pantalla simplemente espectacular.
El lado crudo
Una serie como Euphoria no podía estar completa sin esos valores de oscuridad, que se ocultan tras cuatro paredes.
El que encabeza la lista es Nate, el galán, sujeto con serios traumas que manifiesta con personalidad posesiva, irascible, y frágil al mismo tiempo. Ni qué decir de su padre, con aficiones sexuales con toques de perversión.
También está el lado rebelde de Kat, quien de ser virgen pasa a ser muy suelta con su sexualidad, al punto de ser estrella de shows privados en webcam; o Maddy que debajo de ese lado «plástico» tiene una gran sensibilidad que esconde por no parecer débil; o Cassie y su forma equivocada de buscar el amor en hombres que no lo valen; o Fezco y cómo es forzado al lado criminal; o bien Jules con su libertad sexual que confunde a una ingenua Rue.
Desnudos
Otro aspecto es el shock value, que en un principio parecía ser solamente provocativo, debido a los desnudos que presentan.
Las fotos del miembro masculino expuesto quizás en demasía dieron mucho de qué hablar en distintos portales, ya que no es tan común ver este tipo de contenido en televisión, ni tampoco en cine como tal. También hay divulgación de fotos privadas de una chica, sin su consentimiento, lo que va acorde a los bajos valores que se ven en la actualidad.
Las escenas de sexo también causan cierto impacto, pero son con menos «intensidad» de cuando se empecinan en exhibir las conocidas «dick pics«, presentadas con explicación «académica» por parte de Jules y Rue.
Veredicto
Euphoria es una serie que con un gran balance sabe captar la atención de los espectadores. Cada personaje tiene un aura especial que nos hace que nos interesemos, especialmente la imponente Jules.
La cinematografía es formidable, por lo que cada capítulo es un viaje hermoso por disfrutar, aunque me pareció que los últimos dos bajaron un poco el pie del acelerador, con menos trama y más puesta en escena.
Aun así, el cierre es una exhibición teatral y surrealista de un estado mental que ha pasado por drogadicción, abstinencia y depresión, representado de una forma poética.
En esta serie verán situaciones amargas en ocasiones y superficiales en otras, perfectamente coordinadas y expuestas como una obra magnífica y al mismo tiempo delicada.