El Perro Samurái es una historia que tenía ganas de ser genial, pero se conformó con irse a la segura
Las películas dirigidas a un público infantil y la animación cargan con un estigma muy grande: suelen ser conocidas como historias simplonas que no ofrecen nada más que una forma de entretenimiento para distraer o divertir niños/as. Pero eso no es verdad, Disney, Pixar, Blue Sky, Cartoon Network y Nickelodeon nos han demostrado que las historias animadas no sólo son obras de arte por sí mismas, sino que son un medio único por el que se pueden contar historias diferentes y tocar temas difíciles.
En realidad, lo que ocurre es que existen películas que optan por irse a la segura y entregar historias más complacientes sin salirse de un género delimitado ni ofrecer más profundidad a sus personajes, volviéndose muy olvidables. Un ejemplo de esto, desafortunadamente, es El Perro Samurái, cinta que cuenta con las voces de Juanpa Zurita, Faisy y Karla Díaz como los personajes principales.
Eso Ya se Ha Visto
Ambientada en la época feudal de Japón, El Perro Samurái nos cuenta los malvados planes de Ika Chu (Faisy), el emperador que quiere expandir su palacio pero para hacerlo debe deshacerse de la villa de Kakamucho, la cual sólo está habitada por gatos, quienes a su vez le piden que les envíe un nuevo samurái para defenderlos. Ika Chu les envía entonces a Hank (Zurita), un perro novato que ahora debe proteger una aldea entera del emperador.
Si la historia les suena familiar, probablemente no es solamente por Las Locuras del Emperador, sino también porque está parcialmente basada en Locuras en el Oeste (Blazzing Saddles), una historia creada por Mel Brooks sobre un sheriff afroamericano que es asignado a un pueblo sumamente racista. Y dentro del cast en inglés, el mismo Brooks participa como el maestro de Hank.
Buscando la Gloria 🙁
El mensaje sobre aprender a aceptar a las personas por como son sin tomar en cuenta las diferencias físicas ahí están y sus personajes son simpáticos. El doblaje es de lo mejor que tiene la cinta, ya que varios de sus chistes locales y adaptaciones son muy graciosos, aunque en general la historia ofrece pocos momentos que sean verdaderamente divertidos.
La historia tiene pocas sorpresas, pero quizás una de ellas es que a veces sí toman riesgos con el estilo de animación. Especialmente con sus escenas de flashbacks a veces sorprenden emulando el estilo noir o el de tiras cómicas, apoyando también a su pelea final, la cual sí se siente épica y brillante.
Además, algunos diálogos sí son incisivos y directos. Las ideas que proponen algunos gatos, como que es “natural odiar a los perros” o que “lo único que saben sobre los perros vienen de sus padres” insinúan que los creadores sí tenían una intención más allá de una historia sencilla, pero no lograron trasladar eso de una manera original en pantalla.