El Padre de la Novia ofrece una divertida comedia sobre desmantelar tradiciones, tabús y normas de género
En entrevista para Fuera de Foco, la actriz Adria Arjona nos dijo que ella consideraba que la moraleja más grande de El Padre de la Novia, cinta que estelariza junto a Andy Garcia, Gloria Stefan, Diego Boneta y Macarena Acheaga, era que las nuevas generaciones supieran que “está bien retar las tradiciones de nuestros padres si no nos hace sentir cómodas o cómodos, y que sepan que, si algo no nos gusta, podemos cambiarlo”.
Y esa idea define muy bien lo que es El Padre de la Novia, un nuevo remake dirigido por Gaz Alasraki que pone en el centro a Billy (Andy Garcia) un exitoso arquitecto que llegó a Estados Unidos de Cuba sin un sólo centavo y debe enfrentarse al hecho de que su hija Sofi (Arjona) está a punto de casarse, su esposa piensa seriamente divorciarse de él y sus valores y tradiciones ya no tienen cabida ni en su familia, ni en el mundo moderno.
Esta nueva película en realidad es la sexta versión de la historia creada por Edward Streeter en 1949, aunque la más famosa fue la que se estrenó en 1991 con Steve Martin y Diane Keaton, ya que tuvo otras dos secuelas. Pero al situar la historia no sólo desde una perspectiva migrante, sino también desde una perspectiva multicultural, la película de Alazraki logra ofrecer algo muy diferente y también muy divertido.
Una Comedia Tensa
Contrario a otras versiones de la cinta, que se centran más en la crisis de un hombre que se da cuenta que su hija ya creció, la cinta expande el panorama al presentarnos desde el inicio la crisis existencial de Billy. La cinta nos cuenta rápidamente sus humildes orígenes y todo lo que tuvo que hacer para poder estudiar, convertirse en arquitecto y formar su exitosa firma en Miami, de manera que ahora puede enviar a sus dos hijas a la universidad y el dinero dejó de ser una fuente de preocupación.
A pesar de volver a contar la historia desde una posición sumamente privilegiada, la cinta se mantiene firme en mostrar la visión de Billy con empatía, pero también con un ojo muy crítico. Entendemos perfecto cómo sus años formativos estuvieron definidos por la carencia, pero a través de su familia y el desarrollo de la boda, podemos ver también los costos que ha tenido el éxito: él está completamente alejado de su familia y sus hijas ya no piensan someterse a sus tradiciones e ideas, cosa que lo hace sentirse simplemente como una máquina de dinero.
La química que comparten García, Stefan y Arjona para crear una dinámica familiar que se siente auténtica funciona muy bien, particularmente porque logran mezclar un humor irónico con interacciones que se sienten muy tensas. Y conforme vamos conociendo más sobre Adan (Diego Boneta) y los pormenores de su relación con Sofi, la película explota todavía más las dinámicas que crearon sus protagonistas para tratar temas difíciles sin tapujos y sin prejuicios.
Una (verdadera) familia Latina
Uno de los mejores logros que tiene El Padre de la Novia es precisamente la exploración de una familia verdaderamente latina. Lejos de sólo presentarnos a la larga lista de tías, sobrinos o primos que usualmente se juntan en eventos importantes, la película nos muestra cómo desde el núcleo familiar se explota eso para manipular a otras personas, y una de las mejores tramas que hay en la película es la tensión que viven Billy y su esposa Ingrid, ya que de verdad representan lo difícil que es tener que esconder la verdad por tener que ver por toda la familia.
La presión y la forma tan invasiva en la que ciertos miembros de la familia se adentra en la relación de Sofi también es genial, no sólo porque se siente muy auténtico, sino porque la película expande su panorama al presentarnos a los padres de Adan: Hernán (Pedro Damián) y Marcela (Laura Harring), una familia mexicana sumamente acomodada que también busca imponer sus propias ideas dentro de la boda.
Así, de repente Billy también tiene que enfrentarse a tradiciones que no conoce y que no le gustan, a pesar de que tienen ciertas similitudes. Pero sin duda lo más interesante es el hecho de que Hernán tiene todavía más dinero que el exitoso arquitecto, lo que lo hace tener una crisis de masculinidad que Andy García maneja con mucha gracia y emotividad.
En entrevista, Diego Boneta nos comentó que con su personaje “se rompían estereotipos de género” y tiene razón. Adan no se adapta al estilo de Billy o Hernán, quienes siguen al pie de la letra las tradiciones machistas propias de la cultura latina: hombres duros, amantes del deporte, a quienes les es normal ir a un strip club como despedida de soltero. Pero lo más interesante son los pequeños detalles que nos brinda su personaje, como la forma en la que se expresa de Sofi, el trabajo que busca o el hecho de que está dispuesto a tomar el apellido de ella.
Al final, ambas familias resultan exactamente iguales: quieren imponer una boda para satisfacer tradiciones que para Sofi y Adan no significan nada. Y por eso, también es un poco revolucionario la relación que tiene el personaje de Arjona con su hermana Cora (Isabela Merced), una chica que quiere poner su propio negocio de diseño de modas y encuentra su primera oportunidad con el vestido de novia de su hermana.
¿Oportunidad Perdida?
Las relaciones interpersonales tienen tantos detalles tan interesantes, que desafortunadamente se nota cuando algunas líneas narrativas no funcionan bien. El ejemplo perfecto es la relación que guarda Hernán con su nueva esposa: Julieta (Macarena Achega), la cual está encaminada a mostrarnos el lado más normal de una relación con una brecha de edad muy grande.
Sin embargo, tal vez la edad de sus intérpretes es demasiada (Acheaga tiene 30 años mientras que Pedro Damián tiene 69), y contrario a otras líneas argumentales, esta relación no se explora desde otra perspectiva, sino que es simplemente una herramienta cómica que poco ofrece a la trama más allá de mostrar al típico macho mexicano con “dos mujeres de cada lado”.
Achega nos comentó en entrevista que “en primer lugar, muchas cosas deberían dejar de ser tabú, pero la comedia ayuda a presentar estos temas desde otra perspectiva”. Y Damián complementó que “A diferencia del melodrama, que simplemente lo sientes, la comedia te hace pensar, te hace discutir”. Pero la forma en la que se explora su relación queda subdesarrollada si la comparamos con otras tramas que se exploran de una manera más interesante.
Aún así, la cinta al final se las arregla para mostrar que la idea de una boda siempre será difícil porque es, de cierta forma, un choque generacional. Y esta es una historia sencilla, divertida, con argumentos interesantes que nos hace justamente repensar nuestras dinámicas sociales y las tradiciones que seguimos sin pensar.