El Mono es la nueva cinta del director Oz Perkins y es una diferencia importante con respecto a Longlegs, cinta que tomó al mundo por sorpresa.
Y es que contrario al inquietante thriller sobrenatural, El Mono logra equilibrar el horror y la comedia de forma increíble para explorar una filosofía muy oscura: lo impredecible y absurda que es la muerte.
Y para lograrlo, tomó como vehículo a un mono de juguete que es icónico, pero sumamente perturbador.
Este juguete, por azares del destino, se une a la vida de dos hermanos que experimentan la muerte de manera brutal, aunque realmente a ellos nunca les pasa nada.
En Fuera de Foco, tuvimos la oportunidad de platicar con el director de fotografía Nico Aguilar sobre cómo los aspectos visuales de El Mono logran capturar una filosofía tan oscura.
El Mono: Una metáfora sobre el caos y la ironía
El Mono que se encuentran Hall y Bill (Theo James) cuando son jóvenes es el único recuerdo que les queda de su padre, quien los abandonó. Y así, ellos crecen con un rencor particular que los persigue durante toda su vida adulta.
Especialmente porque, a pesar de que tratan de deshacerse del juguete, no pueden hacerlo. Y aunque el Mono no busca dañarles, tampoco les obedece y no teme asesinar a sus seres más queridos.
El juguete es muy caótico y sin duda impacta emocionalmente a los protagonistas de formas muy profundas, lo que le da un toque muy nihilista, pero también muy divertido a la cinta.
Nico Aguilar, director de fotografía de la cinta, describe este elemento como un vínculo que encapsula diversas emociones y temas profundos. «El mono representa este Dios del caos que a veces aparece como ansiedad o pérdida».
Aguilar nos contó que le tomó mucha atención a los contrastes de luz, los reflejos en los ojos del mono y zooms dramáticos para jugar con la percepción de la audiencia y lo que entiende por ese juguete supernatural.
«Lo chistoso de que el mono sea tan poderoso y que la gente dentro de la historia se dé cuenta qué ridículo es, pero también qué poderoso es.
Permite que la audiencia se ría incluso en momentos que podrían ser considerados perturbadores, generando una sensación de incomodidad que enriquece la experiencia cinematográfica.
Nico Aguilar, Fuera de Foco
El paso del tiempo dentro de la historia también se ve reflejado a través de la evolución visual de la película.
«Cuando son niños y la mamá está viva, usamos lentes esféricos de los 70 con imágenes cálidas, pero cuando son adultos, usamos lentes anamórficos con una imagen más fría y contrastada», explica Aguilar.
Este cambio gradual contribuye a la sensación de que el mundo de los protagonistas se transforma debido a la presencia del mono,
Las referencias visuales del filme también juegan un papel crucial en la construcción de su estética.
La gran construcción de ese universo
Aguilar mencionó que se inspiraron en películas de los años 70, como «Taxi Driver», para encontrar un estilo visual único. «Nos ayudó a encontrar un esquema de mucha libertad visual e introducir colores y texturas», explicó.
Uno de los mayores desafíos de la fotografía fue lograr que el mono mantuviera su presencia inquietante en cada escena. «Siempre quisimos representar el mono aunque estuviera en un closet o en un coche de una manera interesante».
Para ello, se hicieron pruebas de iluminación y composición con el diseñador del mono y el equipo de producción, con el fin de resaltar los detalles de sus ojos y texturas. «Los ojos son la manera número uno en donde la audiencia va a saber si este mono se puede conectar o es un mono raro»,
Al final, Aguilar enfatiza que su enfoque en la cinematografía no está guiado por los géneros, sino por lo que la historia necesita en cada momento. «Yo nunca me limito ni me guío a través del género, me guío a través de lo que está en el guión».
En definitiva, la película logra una fusión magistral de horror, comedia y reflexión filosófica a través de la figura del mono.
Su presencia en la pantalla no solo es una representación del caos y la pérdida, sino también una herramienta para cuestionar la naturaleza de la realidad y la fragilidad de la vida.
Como Aguilar concluye: «El mono es una representación de muchas cosas que nos pasan en la vida… ansiedad, pérdida, trauma, muerte, y creo que representarlo de una manera divertida nos da un poco de respiro».
