En el Juicio de los 7 de Chicago, el mundo entero está observando. Ayer y hoy.
Tras más de una década de realización, el 16 de octubre de 2020, a través de Netflix, se estrenó El Juicio de los 7 de Chicago de la mano de una mente maestra del guionismo como lo es Aaron Sorkin y un elenco plagado tanto de estrellas como de talento.
Desde las más tempranas quinielas al Oscar lanzadas a lo largo del año (sin haber visto una sola de las películas posicionadas), la gente situaba a este largometraje como una de las indudables favoritas a llevarse el máximo galardón cinematográfico… Ya que la tenemos aquí, ¿podrá coronarse en 2021?
El mundo entero está observando
«Durante la Convención Nacional del Partido Democrático en 1968, hubieron manifestaciones masivas en contra de la Guerra de Vietnam. Después de un disturbio policial, siete de los protestantes fueron enjuiciados por conspiración. Esta es la historia de dicho juicio.» Es la sinopsis que dicta el sitio IMDb.
Abbie Hoffman, Jerry Rubin, David Dellinger, Tom Hayden, Rennie Davis, John Froines y Lee Weiner. Ellos son los Chicago 7; con Bobby Seale como una pequeña adición (ya me entenderán cuando vean la película).
Tenemos ante nosotros una película sumamente política con un gran discurso transgeneracional cuyo uno de sus grandes aciertos es que es fácil de digerir para cualquiera. No hay que ser un experto en derecho, leyes, política o historia norteamericana para entender y, sobre todo, para disfrutar de la grandiosa película que Aaron Sorkin ha preparado para nosotros.
1968 en Estados Unidos: Guerra de Vietnam, protestas estudiantiles, motines raciales y dos asesinatos que marcaban la historia del país: Martin Luther King Jr. y Bobby Kennedy. ¿Qué significa esto? La vida en sociedad pendía de un hilo y la gente sólo conocía una forma de demostrar su inconformidad: protestando. Aún cuando tu rival sea todo un sistema político. Hay que alzar la voz.
La manera en la que el director y guionista quiere contar la historia es a través de un courtroom drama (drama judicial) en donde aprovecha el juego de línea temporal para entretener a la audiencia durante las dos horas de narrativa presentada. Si desconoces la situación plasmada, no tendrás ningún problema en seguir la historia; si lo haces, seguramente la dramatización de la situación te hará darte cuenta de la relevancia contemporánea que tiene esta película.
¿A qué me refiero con lo anterior? Al que, para mí, es el mayor acierto de la película: lo sencillo que es relacionar a El Juicio de los 7 de Chicago con la actualidad de los Estados Unidos de América. ¿A alguien le suenan las manifestaciones en contra de Donald Trump o la de Black Lives Matter? A mí sí y seguramente a Aaron Sorkin, también. La enseñanza: siempre hay que alzar la voz.
De escribir letras a gritar ¡Acción!
Simon Braund publicó en 2013 un libro llamado The Greatest Movies You’ll Never See: Unseen Masterpieces by the World’s Greatest Director, en el cual, básicamente, se exponía un listado de películas que, basándose en su guion, nunca serían realizadas. Y El Juicio de los 7 de Chicago se encontraba en esa lista con 50% de probabilidad de nunca realizarse. Pero Aaron Sorkin de la mano de Paramount y Cross Creek (al final Netflix ganó la distribución) la sacaron adelante.
Hace muchos años, Steven Spielberg iba a dirigir el proyecto y tenía en mente a Heath Ledger en el papel de Tom Hayden y a Will Smith como Bobby Seale (dato curioso: Ledger murió un día antes de reunirse con Spielberg para discutir el proyecto), pero por varias problemáticas, la película fue puesta en pausa. Directores como Paul Greengrass o Ben Stiller fueron considerados, pero ya sabemos quién se la llevó.
Si no conoces a Sorkin, debes saber que él inició como guionista y algunos de sus créditos más conocidos son la serie The West Wing, A Few Good Men, Moneyball y la fantástica The Social Network. Apenas en 2017 tomó las riendas de la dirección con la película Molly’s Game protagonizada por Jessica Chastain. Al ser este su segundo largometraje, ¿cómo evaluamos su desempeño?
Como guionista, Sorkin es un maestro del diálogo. No hace falta ser un experto para que las líneas que dicen los personajes te hagan vibrar, estremecerte y emocionarte; sobre todo en un filme que sucede gran parte en un juicio con abogados debatiendo, preguntando y estableciendo a diestra y siniestra. Como director, la cosa cambia un poco.
Las películas mencionadas anteriormente son una gran demostración de que a Sorkin le viene mejor que otros directores adapten sus guiones; y aquí no es que lo haga mal, sólo que su propuesta es justita. No busca hacer algo más que apuntar la cámara a sus personajes principales y esto se refleja en la falta de «acción» en una película cuyo juicio central es sobre protestas. Aquí sí que quedó a deber, pero su trabajo es mucho más sencillo cuando cuentas con el elencazo que tenemos aquí.
Maldito elencazo
Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen (sí, en serio), Jeremy Strong, Mark Rylance, Joseph Gordon-Levitt, Frank Langella, Michael Keaton, John Carroll Lynch, Yahya Abdul-Mateen II y muchos más son los que dotan de emoción al largometraje entero. ¿De qué sirve que Sorkin escriba diálogo sublime si no hay talento puro y duro para actuarlo?
Como mencionaba anteriormente, el trabajo de un director (al menos con respecto al talento) se facilita en demasía si se tiene a tanto histrión tan capaz que ha demostrado talento, capacidad, agrado del público o simplemente éxito en sus carreras. Si me preguntan un top 3: Sacha Baron Cohen, Mark Rylance y Frank Langella; con mención de honor para Yahya Abdul-Mateen II. Wow.
La película está editada de una forma en la que los diálogos se sienten como balazos en ciertos momentos, cosa que se demuestra en las primeras instancias del filme; por lo que es absolutamente placentero cuando un trabajo de edición es tal que te deja llevar entreteniéndote en todo momento. Un plus son los saltos temporales que vemos en la película, aunque es verdad que hay cierta información que se nos pudo haber dado con antelación pero se quisieron reservar para generar más punch o shock; nada en contra de esto, ya que se entienden los fines narrativos.
El Oscar buzz es indudable en este filme. Contamos con un realizador de renombre, un elenco plagado de estrellas, una situación política y social de los Estados Unidos y guion soberbio. ¿Su único contra? La inclusión. Todos los personajes principales son hombres, casi todos son blancos, el Partido de las Panteras Negras nunca cuenta con un protagonismo como tal y ninguna minoría es representada. Considerando las nuevas reglas de la Academia y los resultados recientes… ¿Podrá llevarse el Oscar? Eso está por verse.
El Juicio de los 7 de Chicago es una película que, a pesar de haber sufrido dificultades de años atrás para encontrar su realización, no pudo llegar en mejor momento. Los Estados Unidos, México y otros países en el mundo se encuentran en situaciones sumamente delicadas en donde la única solución factible es la de salir a manifestarse. Salir a alzar la voz. Vivimos en una sociedad que prefiere quejarse en Twitter que hacer algo al respecto. Aquí se nos enseña que, si la causa lo vale, es necesario salir y gritar. Sea en 1968 o sea en 2020.