El gato con botas: el último deseo llega a cines y demuestra el por qué es una de los personajes más queridos de la franquicia
La primera película de El gato con botas fue un gran éxito cuando se estrenó en 2011, lo que la convirtió en uno de los mayores estrenos animados de ese año. Por ello, El gato con botas: El último deseo es una de las secuelas más esperadas al formar parte de la exitosa franquicia cinematográfica original, Shrek.
La película comienza varios años después de los eventos de la película anterior, en donde encontramos al Gato con Botas en medio de una crisis existencial al enterarse que le queda la última de sus nueve vidas. Por ello, el Lobo Feroz, comienza a acecharlo para avisarle que la muerte está lista para llevárselo y, por primera vez, el Gato con Botas está aterrado de llevar a cabo su vida llena de aventuras y decide retirarse para ser un gato normal.
Derrotado, el Gato con botas se muda con Mama Luna, una anciana que alberga a decenas de gatos callejeros y lo obliga a vivir como un gato real. Es ahí donde nuestro protagonista conoce a Perro, un tierno personaje vestido con un suéter de calcetín que vive en la casa haciéndoles creer a todos que es un gato.
Para complicar aún más las cosas, el gato con botas se entera que existe una posibilidad de conseguir nuevamente sus nueve vidas, por lo que se enfrenta a una nueva batalla por “el último deseo”. Sin embargo, no será tarea fácil puesto que los Tres Osos, Ricitos de Oro y el malvado Jack Horner, están en la misma búsqueda.
Una historia bien construida
La película es sorprendentemente más ambiciosa y madura de lo que se podría esperar, va más allá del entretenimiento y decide profundizar en temas de ética y confrontación con la muerte. Además, los momentos en donde el filme decide ponerse serio realmente se sienten tensos, lo que podría tener sentido si tomamos en cuenta que los fanáticos/as de Shrek son adultos y es posible que estos temas comienzan a rondar por su cabeza.
Sin embargo, El gato con botas: el último deseo, también es una buena película para todo tipo de público debido a que los chistes y momentos divertidos abundan, además, sabe balancear muy las escenas emocionales y de aventura, de manera que puede mantenerte entretenido/a durante todo el desarrollo.
Un punto a destacar es la construcción de su villano, Jack Horner, que nos relata su pasado y sus motivaciones para querer el último deseo, en algunos casos, nos preocupamos y podemos sentir empatía por su difícil infancia. Por otro lado, la película incluye una gran cantidad de nuevos personajes que pueden sentirse demasiado abarrotados, sin embargo, la trama logra darle su propósito a cada uno de ellos y siempre se siente que están ahí por alguna razón.
¿Funciona la secuela?
En una época en la que muchas secuelas no logran alcanzar su potencial simplemente porque intentan recrear lo que sus predecesores hicieron tan bien, El gato con botas: el último deseo logra tener su propio estilo sin dejar de lado que muestra varios guiños emocionantes a Shrek.
Sin duda, la cinta justifica la larga espera y no solo es una de las películas más destacadas animadas del año, sino que también es una de las mejores de DreamWorks que tocará la fibra sensible de los cinéfilos/as de todas las edades. Esta base emocional permite que otros elementos importantes se desarrollen para su propósito en la historia, lo que significa que todas las subtramas puedan desarrollarse por completo, como la relación complicada entre el Gato y Kitty Softpaws, así como la nueva amistad con el Perro.
Si bien la historia puede llegar a ser un poco predecible en algunos momentos, El gato con botas: El último deseo cuenta con un desarrollo sólido, efectos visuales impresionantes y un final muy emocional. Asimismo, la película podría ser la entrada para qué la franquicia de Shrek regrese algún día.