Adaptaciones a la obra Drácula hay muchas y de distintas formas. Desde películas y videojuegos, hasta animaciones, pero siempre son bienvenidas las nuevas intenciones. Así se siente la versión que lanzó hace poco Netflix.
La producción es un trabajo en conjunto entre la BBC One y Netflix, con lo cual salió de resultado tres episodios de una duración aproximada de hora y media cada uno, a como nos tiene acostumbrado las series británicas. Y vaya que se siente la influencia británica en este apartado.
Mark Gatiss y Steven Moffat son los encargados de desarrollar esta serie, que para los que no conocen dichos nombres, es importante recalcar que forman parte de los escritores de Sherlock, un gran programa que te recomiendo que lo veas.
Volviendo a Drácula, esta historia se mueve en tres momentos distintos con semejanzas a la novela original escrita por Bram Stoker, aunque tomándose suficientes libertades para crear un producto único, con estética llamativa, visceral en ocasiones y un protagonismo enriquecedor del Príncipe de los Vampiros.
Castillo de Drácula
Por la duración de cada capítulo se puede sentir casi como que son películas, que se complementan muy bien entre sí porque van forjando el carácter y personalidad de su protagonista.
El eje central sin duda es Drácula, interpretado con una enorme gracia y elegancia por Claes Bang, actor danés que ya se había ganado un lugar de prestigio por la película The Square (2017).
Él es quien va conduciendo la narrativa desde las sombras, en un mundo en que las sombras dominan casi por completo a la luz.
El primer episodio se centra en el castillo de Drácula en Transilvania, o más bien en la experiencia traumática del abogado Jonathan Harker al hacer el papeleo para que el de los colmillos pueda viajar a Inglaterra.
De ahí se desprenden momentos terroríficos mientras Harker, deforme y enfermo, comenta todo lo ocurrido a unas monjas en un convento. La trama luego va cambiando de ritmo y aumentando la emoción, por lo cual es mejor no comentar más.
Deméter
Muchos recuerdan del libro original la parte del barco Deméter, aquel en que Drácula es transportado hacia el Nuevo Mundo, Inglaterra, y en el cual tenía que llevar tierra del lugar donde habita para no perder sus poderes.
Los personajes que se va encontrando en este particular barco va desde nobles, científicos hasta jóvenes que pasan por su primer experiencia en el mar.
El terror irá de a poco inundando este barco cuando empiezan a desaparecer personas, convirtiéndose en secuencias de película de suspenso, bajo el manto de la sonrisa pícara y astuta de un Drácula indomable.
A pesar de la tensión y un poco de horror, vale señalar que cada capítulo tiene dosis apropiadas de comedia, con frases conceptuales y a la vez jocosas que alivian los nervios de los personajes.
Identidad del Vampiro
Pero es en el tercer capítulo en que ocurren la mayor cantidad de twists, porque hasta ahora lo que he contado es sin spóilers, así que no mencioné al segundo protagonista de la trama, ya que es mejor que ustedes mismos lo descubran.
De esta parte final debo decir que no es del agrado de todos, por ser el cambio más importante de la obra original, quizás la mayor libertad creativa que se tomaron los desarrolladores. Aún así, cumple con seguir contando parte de la historia escrita por Stoker, al situar a personajes que muchos sabemos forman parte de esta leyenda.
Y como veredicto, quiero decir que el ending me pareció poético, arriesgado al lanzar un nuevo significado a qué significa ser Drácula, cuál es el motivo de sus poderes y porqué ha sido inmortal por siempre.
Drácula es una serie que en niveles de producción cumple bien, tampoco es de esperar grandes secuencias de acción y un gore retocado a la perfección.
De todas maneras, con lo que tiene ocupa los recursos de una manera correcta, para que nos sintamos a gusto bebiendo de su sangre y aprendiendo más del más grandioso y mítico vampiros de todos los tiempos.