En tiempos oscuros, Doctor Who entrega un poderoso episodio que revive la llama de lucha contra el racismo.
A veces parece increíble pensar que, todas esas rebeliones de la comunidad negra, peleando por las injusticias racistas vividas en Estados Unidos; sucedieron hace menos de un siglo. Resulta todavía más increíble – y doloroso – darse cuenta que en realidad, las cosas no han cambiado del todo.
Aterrizando en 1955, Rosa nos lleva hasta Montgomery, Alabama; donde conoceremos a una de las mujeres que cambiaron la historia, no solo de su país, sino del mundo entero: Rosa Parks.
Soy consciente que muchos de nosotros, personas que han crecido en Latinoamérica y otros países hispanohablantes; no estamos tan familiarizados con los aconteceres políticos de Estados Unidos. No se excluye, claro, que varios conozcan la historia de Rosa Parks y los cambios que trajo para una nación que se regía por el racismo; aunque probablemente, ese conocimiento no será quizá tan profundo como lo es para los niños en dicho país.
A pesar de ello, no resulta completamente necesario saber al pie de la letra lo sucedido; pues algo en que se enfoca este capítulo, es en dar a conocer todas las partes de este momento en el tiempo, y reconstruirlo para su audiencia.
Nos encontramos, seguramente, ante el que será el episodio más poderoso de esta temporada. Jugando con los elementos del presente y mezclándolos con la lucha del pasado, Rosa no sólo nos lleva tiempo atrás; sino que expone que los problemas que sometían a las personas de color, siguen presentes hasta nuestra fecha.
Rosa Parks: heroína del universo
Un gran acierto del capítulo, fue que dejaran que la heroína fuera la misma Rosa Parks. Ya que, en más de una ocasión en el cine y la televisión, a quien se le ha dado esta batuta de líder ante un movimiento de esta comunidad, ha sido a algún hombre o mujer blanca que apoya a la causa.
Aquí, cada miembro del equipo sabe utilizar sus cartas; y siendo conscientes del privilegio de su color de piel, Graham (Bradley Walsh) y el Doctor (Jodie Whittaker) hacen su parte de la lucha, sin robar el escenario ni intervenir más de lo necesario. Son, sin embargo, Ryan y Yaz quienes viven más de cerca el momento; hallándose clasificados como negro y mexicana respectivamente, y viéndose directamente involucrados en la persecución.
Tosin Cole vuelve a demostrar una gran capacidad actoral, y logra transmitir todas y cada una de las emociones de su personaje –enojo, impotencia y frustración – a un público que podría sentirse distante de él. Asimismo, Mandip Gill juega con distintas sombras de Yaz, y deja ver el por qué es una gran elección de companion; redefiniendo a su personaje con valentía y astucia, siempre característicos de alguien que sea digno de llamarse amigo del Doctor.
Sin embargo, es Vinette Robinson quien se adueña del episodio; obviamente calzando los zapatos de la heroína en cuestión. Cada instante, y cada momento en ruta hacia el final del capítulo, exhiben la fuerza de alguien que no es un personaje; sino un elemento brillante de la historia del universo. Ella es quien carga sobre sí todo el peso del capítulo, y quien a fin de cuentas, debe reconstruir ese momento en el autobús.
Robinson entrega una de las escenas más emocionales de la serie; y se suma a la lista de personalidades históricas que más han generado un impacto en los whovians.
Una lucha que no termina
No obstante, no son sólo las actuaciones, ni la impecable producción con la que Doctor Who ha regresado a nuestros televisores con esta temporada; lo que hacen de este episodio el más sólido hasta ahora. Sino, lo que éste representa fuera de pantalla.
En más de un momento, nos topamos con esa delgada línea que divide a la realidad de la ficción; y a más de un espectador no le resultarán completamente ajenas las palabras o acciones que se sueltan en contra de los personajes de color durante la transmisión. Pues la crueldad es palpable, y en ocasiones pareciera que seguimos atrapados en 1955.
Dada la situación actual de Estados Unidos, donde se condiciona a los países vecinos a impedir el paso de migrantes sudamericanos; donde la gente negra es asesinada por la policía; y donde las minorías son exterminadas con nuevas leyes y constantes actos de violencia; no había mejor momento para soltar este episodio.
Rosa se mantiene trabajando dentro de la línea de fantasía de Doctor Who, incluyendo sus propias intervenciones alienígenas que hacen a la serie lo que es. No obstante, se toma la libertad de dejar que los sucesos se desarrollen por sí mismos, y se empeña en engrandecer este momento de la historia. Se vuelve al mismo tiempo una intensa crítica social, tanto hacia las leyes de 1955, como a la situación en la que seguimos viviendo actualmente: Un mundo donde el racismo lidera las acciones de varias personas, y donde las oportunidades son reducidas para todo aquel que no empate con los esquemas de pureza de raza.
Un presente abrumador
La serie no sólo suelta el planteamiento; sino que se dedica a construir alrededor de la pregunta “¿qué haremos para ponerle fin a esto?” En tiempos oscuros, Doctor Who presenta un episodio que revive la llama de lucha contra el racismo.
Tanto si eres fan de Doctor Who, como si no; Rosa es un episodio que debería ser visto por audiencias de todo tipo, en todos los rincones del mundo. Pues no sólo es un homenaje a una de las figuras femeninas más grandes de nuestros tiempos, sino que lleva a su público a pensar en qué puede hacer para empezar a cambiar el mundo por sí mismo.