El Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) fue testigo de un momento histórico con la proyección de «Caminos Cruzados», una película que no solo cautivó a la audiencia, sino que también se alzó con el prestigioso Premio Maguey. Dirigida por Levan Akin, la cinta ha resonado profundamente en el panorama cultural y social contemporáneo, destacando por su valiente exploración de temas tabú y su habilidad para unir narrativas divergentes.
En su esencia, «Caminos Cruzados» es más que una película; es un catalizador para la reflexión y el diálogo sobre la identidad y la libertad. La historia cuenta el viaje de Lia (Mzia Arabuli), una maestra que decide viajar a Estambul en busca de su nieta, quien fue exiliada por sus padres después de declararse como mujer transgénero.
En Fuera de Foco, tuvimos la oportunidad de platicar con Deniz Dumanli, protagonista de esta historia, sobre la precisión cultural y las problemáticas que expone Caminos Cruzados.
Caminos Cruzados: Una película muy personal
El director Levan Akin, conocido por su habilidad para capturar la complejidad emocional de sus personajes con cintas como “And Then We Danced”, logra en Caminos Cruzados un gran balance entre la narrativa íntima y la crítica social. Su enfoque meticuloso en los detalles visuales y la profundidad psicológica de sus protagonistas ha sido aclamado tanto por críticos como por el público, y para Dumanli, este es uno de los secretos de la cinta.
Denis Dumanli interpreta en la película a una abogada transgénero que ayuda a Lia en su búsqueda y representa precisamente lo que la actriz y activista ha vivido en la realidad.
“Creo que el guion está muy bien escriturado” nos comentó la actriz. “Mi personaje es muy cercano a lo que he vivido, y Akin escuchó con cuidado lo que le decía para que fuera una representación precisa”.
Según lo que nos comentó Dumanli, el valor de Caminos Cruzados reside en “la forma en la que descubre los cambios generacionales, especialmente después de la caída del muro de Berlín y el mundo post-soviético”.
¿Una cinta necesaria?
El Premio Maguey, que honra a las películas que exploran la diversidad sexual y de género, es un testimonio del compromiso de la película con la inclusión y la visibilidad. En un festival conocido por su apertura a voces divergentes y su celebración de la diversidad, «Caminos Cruzados» se destacó no solo por su calidad artística, sino también por su mensaje poderoso y necesario.
“Es emocionante y fascinante ver que la película ha conectado tanto alrededor del mundo” nos comentó la actriz. “creo que es un testimonio de la importancia de dar visibilidad a estos temas, porque al final estamos hablando de historias universales que ocurren en todo el mundo”.
A través del lente de Levan Akin, Caminos Cruzados nos invita a cuestionar percepciones y prejuicios, fomentando así un entendimiento más profundo y una aceptación más amplia de la diversidad humana. Este enfoque no solo enriquece el discurso cultural, sino que también fortalece el papel del cine como un medio transformador y unificador.
“Este trabajo expone de manera honesta una realidad que no debe ser tabú. Es una película que retrata los choques generacionales desde una visión empática, y me emociona ser parte de un proyecto en donde tuvimos la oportunidad de representar experiencias reales y cercanas, pero de una manera universal”.
«Caminos Cruzados» no es solo una película que ha sido premiada; es un testimonio vibrante del poder del cine para construir puentes entre culturas, promover la igualdad y celebrar la diversidad. Su paso por el FICG 2024 marca un hito significativo en la historia del cine contemporáneo, pues definitivamente nos ayuda a entender la importancia del arte para desestigmatizar temas sociales.