Borat 2 es de las pocas sorpresas agradables que nos ha dejado el 2020.
El 2020 ha sido un año lleno de adversidades a nivel mundial y por algo dicen que ya nada de lo que ocurra puede sorprendernos. Sin embargo, así también de repente nos dimos cuenta que existía un Borat 2, secuela de aquella gran película de 2006.
Sacha Baron Cohen probablemente no pudo haber escogido un mejor momento para regresar con un su humor ácido, irónico, frontal, confrontativo y políticamente incorrecto (Great Success!). Estamos hablando un año que además de la pandemia y crisis en distintos sentidos, en Estados Unidos viene una elección cuyo panorama no es demasiado alentador, y es ahí donde entra la comedia de este periodista de Kazajistán.
En el 2006 la figura de Borat era obviamente alguien vulgar, misógino, antisemita, adicto al «sexy time» y quien llegaba a explorar Estados Unidos, tratando de comprender más de la contracultura de este país, de este sistema que lo rige.
Ahora en 2020 está de vuelta, pero se da cuenta que los antivalores que él representaba quedan cortos con lo que ahora es el status quo de buena parte del pensar colectivo de esta nación.
Es así que nuevamente tendremos estas entrevistas con personas comunes y que dicen unas cosas que uno queda estupefacto, ya que parecen compartir algunas de las ideas más racistas y extremistas del querido Borat.
Otro tipo de dinámica
Hay un cambio bastante marcado en lo que es Borat 2 -Entrega de un soborno prodigioso al régimen estadounidense para beneficiar a la gloriosa nación de Kazajstán- (ese es el nombre completo), y es que este personaje no estará solo, sino que se añade su hija Tutar, interpretado por quien es la estrella de la película: Maria Bakalova.
Ella le insiste a su padre para que la deje ir a Estados Unidos, ya que éste viaja por encargo de su gobierno con el fin de buscar cercanías con «McDonald» Trump, y que así Kazajistán pueda ser más próspero. Al complicarse un poco las cosas, Borat dice que mejor ofrecerá a su hija de 15 años a Mike Pence (vicepresidente) y que la tome como un regalo de su gobierno.
Así comienza una aventura de padre e hija en que veremos una serie de situaciones incómodas, que van desde comprar una jaula para ella en una ferretería común; un encuentro de mujeres conservadoras con Tutar haciendo un discurso sobre la vagina; padre e hija visitando a un consejero de iglesia sobre un aborto (en teoría concebido por incesto) y muchas otras ocurrencias que siempre trastocan los valores morales tradicionales.
Por supuesto, la parte más fuerte es lo que ocurre al final con Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York y ahora abogado de Trump, quien tiene un encuentro obsceno con la supuesta hija de Borat.
Ya esto se hizo un escándalo en los medios y no es para menos.
¿Qué tan efectiva es?
El comienzo de esta película es un mar de risas, al menos de mi parte solté carcajadas que probablemente tenían que ver también con la nostalgia jugando su papel en mi memoria.
Desgraciadamente, y por más que los sketch y entrevistas son atrevidos y audaces, creo que la película afloja por un largo segmento que, dependiendo de sus expectativas y qué tan acostumbrados estén al humor de Sacha Baron Cohen, puede ser del 30% al 85% de su duración, recuperando todo su punch en la secuencia final.
Aquí vemos que Sacha Baron Cohen no es tan arriesgado como antes, a pesar que sí se inmiscuye en situaciones tensas como un rally de ultraderechistas, todos con armas de guerra. Incluso con el tema del coronavirus, habló de él pero se contuvo bastante.
Creo esto es para bien, ha evolucionado y ya no puede protagonizar una pelea desnudo como en el primer filme o meterse a un talk show con un «bebé» afroamericano y provocar a una audiencia como en Bruno, porque los tiempos son distintos y desafiantes, por lo que, según él, es mejor que su comedia sea puntual en contra del establishment y la corrupción política de Estados Unidos.
En el lado más positivo me quedo con los disfraces que ocupa, porque ahora debe disfrazarse de «americano» con el fin de pasar desapercibido, llegando incluso a vestirse como el mismísimo Trump.
Veredicto
Para los que esperan ver nuevamente a Borat haciendo cosas atrevidas como en la primer película tal vez se decepcionen un poco, pero yo te invito que sí veas esta película y mires que con la hija suma otras capas que no creíamos poder ver en él, además de nuevamente desnudar a ‘Merica con lo peor de sus valores.