Black Mirror T5: aterrizado y actual

Un vistazo irónico a la Industria pop, la realidad virtual y las redes sociales.

Black Mirror es una serie que se distingue por su mirada distópica e irónica de un futuro cercano —a veces más cercano de lo que uno quiere pensar—; como en su Temporada 5, en la que busca estar «5 minutos más adelante a nuestro tiempo«.

A pesar de ello, en esta ocasión nos presentan tres capítulos más cercanos a la realidad contemporánea. El desglose de la psique humana al exponerse a realidad virtual, fiebre por redes sociales y gadgets que fomentan la híper imagen del pop, o la música popular en sí.

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Black Mirror se siente más honesto y aterrizado en esta nueva entrega. Charlie Brooker, showrunner y co-productor, tiene nuevamente agallas para contar historias de una forma que casi nadie hace: planteamiento original y entretenido, a veces con mensaje sutil y otros más directo; pero en definitiva con un estilo muy propio y en sí una marca personal.

Las comparaciones son odiosas a como dicen. Por ello, tratar de medir si este nuevo conjunto de episodios son iguales o peores a los anteriores, resulta complicado. Más bien, está sujeto a una apreciación individual, la cual será distinta en cada persona. Están los que prefieren el lado más trágico y oscuro de esta serie, mientras otros disfrutan de historias puras y auténticas como San Junipero.

Con eso de antesala, ahora presento una pequeña opinión de cada uno de estos buenos capítulos:

Striking Vipers

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La vida en familia, cuando eres un adulto joven, se envuelve en reuniones sociales con amigos y sus respectivos hijos. Mirando en retrospectiva, hace 10 años había otra tónica, más fiesta y una vida en pareja más relajada. Incluso el compartir con esa persona que es tu best buddy mientras se juega en alguna consola, solía ser motivo de gran felicidad.

Así se plantea este capítulo, que parece ordinario hasta que nos introducen el elemento tecnológico que en cuestión va a a cambiar el rumbo de los personajes. Lo que era un simple fighting game, al estilo Tekken o Street Fighter, muta a un universo completamente distinto cuando permiten al usuario, literalmente, meterse en el avatar de batalla.

Usando elementos que hemos visto en muchos episodios, con un pequeño chip que se coloca en la sien se sumergen en el videojuego online. Ambos amigos, Danny (Anthony Mackie) y Theo (Nicole Beharie), empiezan a pelear y acostumbrarse a sentir golpes y lanzarlos con destreza sobrehumana… Hasta que todo eso evoluciona de roces violentos a otros más vinculados al líbido.

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Lo que hace bueno este episodio es la ambigüedad que presenta; temas de heterosexualidad, homosexualidad, fidelidad y amistad se meten en una licuadora. La naturalidad con la que se aborda también sorprende, además de ser un casting meramente afroamericano. Los encuentros de sexo online –en que uno usa avatar de hombre y otro de mujer– es un factor que da mucha discusión.

Algunos retractores señalan que este episodio propicia el «volver al clóset«, al estar un Theo que solo «es mujer» en un espacio «secreto e íntimo», mientras sigue siendo un mujeriego hetero por fuera. Una posición exagerada, pues se trata en realidad de una versión extrema del alter ego ficticio que se adoptan en los juegos online, lo cual no determina personalidad ni preferencias en el «mundo real».

En términos generales tiene un rango promedio de calidad, pero quédense con la propuesta audaz de plantear una historia que roza con lo LGBTQ, sin llegar a ofender o exagerar la temática, sino enfocarse en las relaciones humanas con el amor, fidelidad y la sexualidad.

Smithereens

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Jamás Black Mirror había tocado el tema de las redes sociales y empresas de telecomunicaciones como en este episodio. Las consecuencias de la obsesión a estas plataformas trasciende a un punto, en que la intriga y el suspenso se manifiesta con actuaciones soberbias, conformadas por un casting en mayor parte británico. Así deberían ser todos.

El título de este capítulo se refiere a una empresa muy parecida a Facebook, quien tiene a la cabeza a un hípster ultra millonario con actitud pretenciosa y una vida a años luz del resto de los mortales. El protagonista no es éste, interpretado por Topher Grace, sino un taxista (u uberista si prefieren), quien tiene una misión suicida. Enorme actuación de Andrew Scott, quienes muchos recuerdan por Sherlock.

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Lo que busca es secuestrar a un trabajador para captar la atención del director general (ese hípster), y reclamarle por una tragedia personal. Todo ligado a esa crítica de cómo nos hemos vuelto zombies esclavos a celulares, de apps y redes sociales que consumen nuestra atención, y nos aíslan del entorno.

El capítulo se desarrolla en la tensión por la toma del rehén, acciones de la policía, el poder o invasión que hay dentro de estas empresas de telecomunicación al punto de tener más accesos que el propio FBI; así como el elemento humano que hay de la empatía, la ira, la frustración y otros.

Todo eso nos deja uno de los mejores episodios de Black Mirror, sin duda alguna. Otros dicen que no, pero pareciera que olvidaron la esencia de la serie.

Rachel, Jack and Ashley Too

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El último episodio es uno de los menos arriesgados. Sin embargo, teniendo a Miley Cyrus como protagonista, se vuelve de los más notables. A eso súmenle el hecho que es casi una radiografía de su infancia como estrella pop juvenil y hay elementos para atraer nuevas audiencias.

El mayor problema quizás, es que aunque abarca temas puntuales no los desarrolla en demasía. Desde la soledad que se puede sufrir en la adolescencia, el abuso de la realidad virtual y el merchandising, hasta las mezquindades ocultas en el feroz mundo del showbiz.

Con un carácter más adolescente, nos guían por el vertiginoso mundo de la avaricia de los managers de artistas, la supresión del talento al estar un escalón abajo al espectáculo, así como la apariencia por encima de todo… sobre todo de la moral.

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Las protagonistas joviales funcionan muy bien, dos hermanas muy distintas entre sí pero se terminan encontrando por un fin común: rescatar a Ashley O, el nombre que ocupa aquí Cyrus.

De aquí lo que más quiero rescatar y porque me provocó una enorme sonrisa es… ¡Miley Cyrus tocando Head Like a Hole de Nine Inch Nails! Wow, jamás esperé eso y no me ofende como fan de la banda de rock industrial, sino me alegra que Trent Reznor (líder de la agrupación) haya tomado con buen cara el asunto y cediera el permiso.

Veredicto

La quinta temporada se resume a tres episodios que gozan de una muy buena y característica originalidad, con temas vigentes y peligrosamente cercanos, trabajados bajo una dirección y producción excepcional.

La duración igual llama la atención, ya que todos pasan de los 60 minutos. Dicho propiamente, cualquiera de ellos pudo ser una película de éxito, pero menos mal no fueron así, pues mejor que los disfrutemos así en el método moderno: el streaming.