En la mente de Jimmy, vuelve a encontrar a un Chuck diciendo que nada de lo que haga es suficiente.
Los penúltimos episodios de temporada de las buenas series suelen ser muy emotivos. En Better Call Saul, con «Wiedersehen«, llegamos a ese punto donde las emociones están a flor de piel, sobre todo con sus principales protagonistas.
Es interesante pensar en el protagonismo de esta temporada. Es un Jimmy que sigue armando tramas para salirse con la suya y recuperar su licencia de abogado; pero aún así, ha intentado hacer todo bien y correcto. La sorpresa es cuando a pesar de haber dado un discurso convincente para el panel que lo evaluaba sobre su licencia, esto no bastó para que no lo consideraran una persona «insincera«.
El berrinche
Esto provoca un mix entre frustración, enojo, rabia y desesperación en Jimmy. Es un berrinche (rabieta) de cuando alguien pasa preparando algo por tanto tiempo (un año aproximadamente) y el resultado es adverso. En la mente de Jimmy vuelve a encontrar a un Chuck diciendo que nada de lo que haga es suficiente. Puede verse cómo pasa por pasillos de HHM siendo considerado un empleado de menor categoría.
Lo que disparó una respuesta ambigua en Jimmy fue una simple pregunta: «¿Qué es el derecho para usted?«. En ese instante, McGill no responde a lo inmediato, la pregunta le pegó en una base que no tiene cubierta con su habitual destreza de improvisación. La pregunta apunta a su disposición moral con el derecho… Lo que despliega la cuestión: ¿Jimmy ama el derecho en verdad?
Definitivamente no es como Chuck, ese hombre adoraba el derecho y se desvivía por el mismo. Lo mismo sucede con Kim, que aunque goce del atractivo de montar estratagemas con resultados positivos, posee un sentido de profesionalismo del que aparentemente no podrá separarse. Pero Jimmy, ¿está metido en el derecho solo por demostrar que pudo a pesar de lo que decía su hermano?
La confrontación
Jimmy llama a Kim para contarle la noticia. Ella se encontraba de forma placentera en su oficina, pensando quizás en el logro conseguido en el intro del episodio. Otro muy bueno por cierto, vemos a una «slipping» Kim con un ardid para introducir unos nuevos planos según lo que quería Mesa Verde en una nueva sucursal.
Muy interesante por cierto el juego que hace con Jimmy, donde ella caracteriza a una madre soltera con un hermano incompetente. Todo es para meticulosamente engañar a Shirley, una señora que trabajaba en el almacén de planos (por definir de alguna forma ese lugar)
Al escuchar a Jimmy en el teléfono corre apresuradamente a su encuentro. Ahí él le cuenta lo sucedido y como una persona sin control le atribuye parte de la culpa a ella. Las palabras son duras, crudas y directas… El futuro Saul Goodman acusa a Wexler de que solo le gusta dormir con él e irse en aventuras con Slipping Jimmy (que él mismo se haga referencia así, es doloroso de ver y escuchar)
Kim no está para escuchar tonterías. Le regresa el reclamo, y con justa razón, de que ella se ha arriesgado muchísimo por él y que siempre que la ha necesitado ella ha estado ahí. Como precisamente ese momento, pero McGill no razona por la rabia que siente por dentro.
La escena es poderosa, trascendente y con los mejores performances de estos dos en toda la temporada. Y eso que han tenido momentos brillantes alrededor de cada episodio. La dirección de Vince Gilligan (lo cual es poco habitual a pesar de ser uno de los showrunners) es excelente.
Problemas en el laboratorio
Pasamos ahora a ver lo que ocurre bajo tierra, con los alemanes aparentemente avanzando con la construcción del laboratorio de Gus. Werner, el jefe de los demás alemanes, se le nota teniendo una crisis nerviosa cuando se va a revisar un cable que no funcionaba antes de una detonación.
Extraño su comportamiento, clama que es por ansiedad de ver nuevamente a su esposa. A mí me parece es algo más siniestro… ¿un espía quizás?
Posteriormente mientras los demás celebran con cervezas, Werner habla con Mike de cómo extraña a su pareja, pidiéndole incluso permiso por cuatro días que, obviamente, es denegado por Mike.
Al día siguiente: la debacle. Werner logró burlar la seguridad de las cámaras y escapó de las instalaciones, con dirección incierta hacia el desierto. Mike seguramente lo cazará y el resultado de eso no supone nada bueno para el ingeniero.
Lalo y Héctor
Ya es momento en que Nacho comience a tragar grueso. Lalo tiene una personalidad muy fuerte, un carisma nato que lo hace imponerse en cualquier cuarto, así como cuando visita a su tío Héctor en el asilo de ancianos.
Contando una anécdota de las «hazañas» del jefe Salamanca (quemar un hotel) le lleva un regalo muy especial: la campana con la que se comunicará Don Héctor en Breaking Bad. También queda entredicho que Lalo será el que tome las riendas del cártel de ahora en adelante.
Luego se dirige junto a Nacho, que lo anda como conductor, hacia Pollos Hermanos. Ahí tiene una plática cordial con Gustavo Fring, el que siempre maneja con elocuencia cualquier tipo de intercambio de palabras. A Fring no le gusta para nada, siente cómo Lalo no será alguien fácil de manejar y que tiene una estrategia pensada. No es un bruto como Tuco, por ejemplo.
¿Te vas o te quedas?
Para finalizar, tenemos a Jimmy regresar a casa con una Kim angustiada, tomando una cerveza. La escena es nuevamente muy bien lograda, con iluminación y ángulos interesantes.
McGill empieza a empacar sus cosas, pero Wexler se le acerca hasta que él finalmente admite que arruinó todo, pero que todavía quiere ser un abogado. «Podemos comenzar con eso», dice Kim, en ese tono conciliador y que a la vez es un indicador de que usará sus «poderes para algo bueno»: nuevamente ayudar a Jimmy, quien afirmó previamente que posee una importante base de clientes que lo conoce como Saul Goodman.
Solo queda un episodio más para el desenlace de temporada y ahora sí creo que veremos correr sangre, o al menos una desgracia emocional peor que una muerte.