El exceso de elementos en la historia mantienen a Arrow en un punto medio, sin resolución cercana.
Si existiera una palabra para definir la sexta temporada de Arrow, sería montañarusa… sí, así todo junto. Pues lo que en un principio parecía un regreso genial, cayó con fuerza antes del mid-season finale; para luego levantarse y presentarnos episodios que, si bien no eran los mejores, nos recordaban al Arrow de antes.
La llegada del S6E12: All for Nothing no es la excepción; pues entre cosas buenas y malas, finalmente el capítulo llega a posicionarse en un punto medio.
All for Nothing es un puente plano para lo que viene, e intenta que centremos nuestra atención en personajes de los cuales no hemos visto gran cosa; Vince y Dinah.
Personalmente, cuando Dinah Drake se unió al Team Arrow la temporada anterior, esperaba grandes cosas de ella. En un sólo episodio nos habían presentado un nuevo personaje femenino, capaz de llevar las misiones por su cuenta, y a su vez, tomar el liderazgo del escuadrón de así requerirlo la historia; sin mencionar que era digna heredera de la justiciera.
No obstante, durante esta temporada en específico, el personaje cayó en un terrible cliché narrativo: La mujer que no puede seguir sin su pareja.
Recientemente, tras el regreso de Vince, Dinah se ha enfocado sobre todo en mantener su relación con él, más que en tenerlo como un activo dentro del grupo de Cayden James; cosa que a fin de cuentas de realiza, pero no de la manera más creíble.
Es entre éste enredo romántico que se pierde la esencia de una mujer que era muchas cosas más que sólo una excusa amorosa. Metahumana, teniente, vigilante; todos éstos títulos reducidos por un plot innecesario y olvidable que a la audiencia realmente no le interesa.
Es difícil de creer que Dinah dejaría de lado una ciudad entera en riesgo, sólo por procurar la seguridad de una persona. Pues si algo nos dejó en claro la mesa de escritores de la serie, es que para Black Canary, siempre estaría primero el deber.
“Pero es el amor de su vida, y teme perderlo de nuevo”, sugerirán algunos. Sí, gran punto; aún así no se justifica la decadencia gradual de un personaje que en un principio teníamos como vigilante en solitario. Esta versión de Black Canary carece de todas las virtudes prometidas previamente.
Y ya que hablamos de dicho alter ego…
Es justo mencionar que Arrow se ha tomado el tiempo para crear un arco de redención para Black Siren. Por lo que no es de extrañarse que éste sea lo que más llama la atención durante el episodio: La búsqueda por el lado bueno de Laurel, vista desde los ojos de Quentin y Thea. Pues es el ex-detective quién termina por presentarnos uno de los momentos más emotivos del capítulo.
Aunque por otro lado, y a pesar de estar bien realizada, la trama de Laurel debatiéndose entre el bien y el mal se siente sumamente apartada del plano general de la temporada. Quizá, y ya decíamos antes, por culpa del exceso de personajes y líneas individuales y grupales a tratar en un marco reducido de episodios.
Cada quien juega por su lado, y tras varios intentos no se resuelve nada. Los villanos siguen sus vendettas personales, mientras cooperan de alguna u otra forma con Cayden; de quien por cierto, olvidábamos los motivos para tales fines malvados.
Al final el sacrificio de Vince funciona: el Team Arrow finalmente es poseedor de las supuestas pruebas del asesinato del hijo de CJ a manos del encapuchado. Gracias a Alena (Kacey Rohl) y Felicity Smoak, quienes tomaron el control del hack al bando enemigo.
En conclusión…
Nos quedamos en una zona tibia… De nuevo. Arrow da un pequeño paso hacia la resolución final, pero no va mucho más allá; ya que el exceso de elementos en la historia lo mantienen sujeto a un área gris.
Finalmente, probablemente la serie funcionaría mejor si redujeramos tanto al número de enemigos, como a los justicieros que ya no realizan gran cosa… Y sustituirlos quizá, por Alena; quien resulta de mucha más utilidad que gran parte de los personajes presentes (Ejem, sí, te hablo a ti Mr. Terrific).