El desesperado intento por querer alcanzar un amor imposible pero sin alejarse de una vida de lujos.
«Descent» nos mostró una fisura en esas máscaras que Andrew Cunanan usó para ocultarse del mundo. Este episodio de American Crime Story: The Assassination Of Gianni Versace desnudó el temperamento de quien se convertiría en un terrible asesino.
El desesperado intento por querer alcanzar un amor imposible pero sin alejarse de una vida de lujos. En eso puede resumirse el desgaste emocional que desencadenarían las acciones violentas de Cunanan en un futuro.
En 1996, un año antes de los asesinatos, Andrew vivía en una esplendorosa mansión con Norman Blachford, su «sugar daddy». Andrew no era nada más que un gigoló, un «hombre de compañía»; pero en su interior anhelaba tener una pareja ideal y ese objetivo era David Madson.
Nuevamente vemos al inocente rubio aceptar las extravagantes invitaciones del mentiroso compulsivo. En esta ocasión llega para el cumpleaños de Cunanan, mientras éste busca a toda forma aparentar ser alguien que no es con tal de agradar.
En esa ecuación entra Jeff Trail, quien para ese tiempo era amigo de Andrew y le aguantaba sus locuras. Una de ellas es que le pide que finja que le da un regalo carísimo, mismo que el propio Andrew se había comprado para la fachada. Este jueguito no sirve más que para un acercamiento entre Jeff y David; el cual ya sabemos cómo terminaría.
Durante el cumpleaños se da un acontecimiento muy raro; una foto de Andrew con tres de sus víctimas, aunque no exista evidencia de que tal imagen exista. Así mismo Lee Miglin buscando ansiosamente la atención de Cunanan es una imagen extraña de apreciar sabiendo lo que ocurriría más adelante.
Más adelante vemos la primer confrontación de Jeff cuando se da cuenta que Andrew mandó una postal a sus padres, dejando indicado que su hijo es gay. Esta es la actitud de un acosador; un recurso vengativo que utilizó Cunanan por afectar al hombre que se atrevió a acercarse a «su verdadero amor». Reacciona peor cuando Trail le comenta que irá a Minneapolis a buscar empleo porque es infeliz… Justo en donde vive Madson.
Ante esto, Andrew le exige a Norman que le suba el «salario», un Mercedes Benz y además ser su único heredero. Norman le dice que no, que puede tener lo que quiere solo si comparten vida juntos. Ante la negativa a su capricho, Andrew reacciona violentamente al quebrar una mesa de vidrio. Un vistazo a las fatalidades que se cometerían en el futuro.
Cunanan aún así continúa con su torpe plan de enamorar a David, invitándolo a cenas y compras ostentosas; pero el de extracción humilde no se inmuta ante esto. Solo le pide que sea sincero y que le cuente quién es él, pero Andrew no para de decir una mentira sobre otra para desilusión de Madson.
Al verse desesperado Cunanan recurre a las drogas duras para olvidarse de su presente, alucinando con el mismísimo Versace.
«¿Qué puede ser más generoso que gastar todo en otras personas y querdarte con nada? ¿Qué puede ser más generoso que encontrar almas gemelas para otras personas y terminar solo? Las personas me han quitado y quitado y quitado. Ahora estoy gastado. Y ellos dicen que no tengo nada más para dar. Y un hombre sin nada que dar es un Hombre Nada», le dice a un Gianni que le toma medidas a su cuerpo, además de reclamarle de que ambos «son lo mismo», pero que él (Versace) «tuvo suerte».
En el acto final vemos a Andrew desesperado queriendo entrar a la mansión de Norman, sin resultado. Posteriormente llega a donde su madre; una mujer con un comportamiento delirante, como fuera de sí, como quien no sabe ni dónde está. Expresiones de bondad maternal mezcladas con una actitud errática es el mínimo aprecio que necesita Cunanan antes de agarrar su vehículo y comenzar su viaje mortal.