A Futile and Stupid Gesture

Una película biográfica de uno de los hombres al que le debemos grandes avances de la comedia moderna.

A Futile and Stupid Gesture es catalogada como comedia-drama aunque no llega a cumplir a cabalidad cada uno de esos géneros.

Siempre resulta interesante ver una película que cuente una historia importante en la cultura pop que uno desconoce; eso me pasó con A Futile and Stupid Gesture. Esta producción original de Netflix narra el éxito (y desgracia) alcanzada por Doug Kenney. A quien no les suene el nombre él es el co-fundador de la revista National Lampoon y guionista de películas de culto en comedia; Animal House (1978) y Caddyshack (1980)

El formato en que se desenvuelve la trama es poco convencional pero no del todo revolucionario. Con esto me refiero a que a pesar de tener un ritmo dinámico y que hay momentos geniales donde se rompe la cuarta pared; lo que se resume de la historia de Kenney no es mucho más de lo que se encuentra en Wikipedia. Aún así, resulta entretenida sobre todo si son como yo que desconocen por completo lo referente a este hombre.

Como recurso narrativo (uno excelente y sorpresivo incluso) está Doug en su versión adulta; primero siendo entrevistado por David Wain, director de la película, para luego aparecer infiltrado en medio de escenas como un narrador que engloba la situación. En una parte muy cómica le dice al espectador que los colaboradores de la revista eran muchos pero que no alcanzaron todos en el filme. Inmediatamente recibe la crítica directa de un hombre y mujer afroamericanos por haber sido relegados. «¡Eran tiempos distintos!», exclama Kenney.

A Futile and Stupid Gesture es catalogada como comedia-drama aunque no llega a cumplir a cabalidad cada uno de esos géneros. Mantiene un intenso intento por ser fresca y distinta a pesar de caer en unos clichés. La edición es mucho más sorpresiva en la primera mitad que en la segunda… Aunque el hilo conductor no sufre demasiado con esto; convirtiendo la película en un extraño híbrido que es agradable, pero no como para verla una segunda vez.

Todo arranca con Doug (Will Forte) y su colega Henry Beard (Domnhall Gleeson) en Harvard. Ahí fue que comenzó esa urgencia de ambos en crear comedia cruda y desafiante. Como por ejemplo su parodia «Bored Of The Rings«… Desde entonces y hablamos del año 1970 es que tras superar dificultades logran armar un equipo de trabajo lleno de gente creativa para hacer circular su revista a nivel nacional.

El éxito alcanzado es increíble y a Doug lo vemos intentando sostener relaciones amorosas; pero su mente volátil no lo deja ser serio mucho tiempo. Esa misma capacidad mental de hacer comedia que rayaba entre lo absurdo; lo vulgar y lo irreverente, lo llevó a saturarse él mismo. Pero como todo genio su necesidad de crear no le permitió estar mucho tiempo fuera hasta llegar a traducir su talento en las dos películas antes mencionadas.

Resulta muy entretenido ver que Kenney fue a quien se le debe dar el mérito de descubrir a la primer generación de Saturday Night Live. Sí, así de grande fue su trayectoria. Así mismo se juntó con enormes talentos como Bill Murray, Chevy Chase, Michael O’Donoghue, Gilda Radner y John Belushi.

Las ganas de siempre lucirse vuelven a Doug en un ser inestable al punto de meterse de lleno con drogas; dejando así muchas escenas donde lo verán aspirando cocaína y desorientado. El resto es mejor que lo vean por su cuenta, solo debo decir que tiene un final idóneo para dar cierre a una peculiar historia que es importante recuperar.

Desgraciadamente en estos tiempos modernos el humor negro está prácticamente muerto…