Crítica | Bullet Train: ¿Violencia sin Sentido?

Entre sorpresivos giros, grandes escenas de acción y muertes absurdas, Bullet Train sólo busca entretener con su irreverencia y sangre

Entre sorpresivos giros, grandes escenas de acción y muertes absurdas, Bullet Train sólo busca entretener con su irreverencia y su sangre.

Tren Bala (Bullet Train) es un frenesí de acción interminable, sangre y muertes absurdas. Cargado con un elenco lleno de grandes estrellas como Brad Pitt, Aaron Taylor-Johnson, Brian Tyree Henry, Michael Shannon y hasta Bad Bunny, su historia nos sitúa en un tren bala japonés que viaja de Tokio a Morioka, donde coinciden una serie de asesinos a sueldo con objetivos sumamente diferentes, pero que por “azares del destino” tendrán que luchar para sobrevivir. 

El director David Leitch, a quien conocemos mejor por estar detrás de proyectos como Deadpool 2, Hobbs & Shaw y Atomic Blonde, hizo mancuerna con la productora Kelly McCormick, quien además de haber colaborado junto a Leitch en los tres proyectos anteriores, también supervisó la película de Nobody con Bob Odenkirk, otra historia sobre un hombre roto que busca venganza de maneras insospechadas. 

Por si fuera poco, la historia está basada en una loquísima novela japonesa escrita por Kotaro Isaka, cuya historia ha sido comparada en estilo y forma a la manera en la que Quentin Tarantino y los hermanos Coen entretejen las intrincadas tramas de sus personajes. Bullet Train intenta atrapar justo esa esencia mientras explota la popularidad de historias como John Wick, y aunque realmente no logra conseguir el balance perfecto, es una gran opción para los/as fans del género. 

Bullet Train

El mundo está loco, loco. 

Sin duda alguna, lo mejor de Bullet Train son sus personajes. Cada uno con un estilo, manía y problema distinto, sus introducciones son rápidas y potentes. Ya sea para explicarnos de dónde vienen, qué buscan y hacia dónde se dirigen, la edición de Leitch y el distintivo estilo de cada uno de ellos hace que nosotros entendamos y empaticemos con todos de manera distinta. 

Sin embargo, el gran protagonista de la historia se podría decir que es Brad Pitt, un asesino que se queja constantemente de su mala suerte y que ha encontrado en el budismo y la meditación una forma de seguir su camino moralmente ambiguo. Él lleva el alias de “Catarina” y sólo tiene que recuperar un maletín, pero su historia pronto se entreteje con la de los otros personajes, causando líos de proporciones gigantescas. 

Así es, por ejemplo, como conocemos a Tangerine (Aaron Taylor-Johnson) y Lemon (Brian Tyree Henry), dos asesinos que deben escoltar al hijo de un capo de la mafia hasta un lugar seguro. Por ahí también está Kimura (Andrew Koji), un hombre que busca venganza después de que intentaron matar a su hijo. Y El Príncipe (Joey King) es una chica que puede parecer que no rompe un plato, hasta que sí. 

Las escenas de acción y los sorpresivos giros de tuerca son suficientes para que conectemos con cada uno de estos protagonistas, y los cameos que de repente hacen grandes estrellas son también muy efectivos y graciosos. Aún así, ninguna de sus historias es explorada muy a profundidad y su origen sólo sirve para darle más punch a las absurdas muertes que presenta la cinta, aunque eso crea momentos irónicos que también llegan a ser sumamente graciosos. 

Bullet Train

¿El Karma es una hija de…?

Aunque la forma en la que se conectan la vida de estos curiosos personajes puede recordarnos mucho a Pulp Fiction, en realidad tiene un concepto un poco diferente sobre el karma, el destino y el llamado “efecto mariposa”. Catarina lo menciona mucho y parece culpar al azar de todo lo que le sale mal, pero a lo largo de la cinta nos vamos dando cuenta de que Bullet Train propone algo diferente

De alguna manera, todos los personajes deben enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones. Ya sea por una pequeña acción que hicieron sin pensar o porque su violenta naturaleza los hizo actuar como lo hicieron: las muertes están cargadas de ironía porque nos muestran exactamente cómo llegaron a ese punto de su vida, y sólo los que están más conscientes de eso se ganan el derecho de pelear, o sobrevivir. 

Esto le da otra dimensión a la historia y sí hace que las muertes y las escenas de acción tengan peso emocional. Pero además propone que, al final, el destino y el karma no son sólo “cosas místicas” que dominan cada detalle de nuestras vidas, sino que son nuestras acciones las que nos ponen en caminos específicos, con gente específica, y las que provocan consecuencias específicas. 

Bullet Train

Muy Bonito Todo, Pero…

Aunque sus personajes y la forma en la que se relacionan con ideas como el destino y el karma está muy bien pensado, en realidad a Bullet Train le falta algo de cohesión emocional. Lejos de sentirnos mal o sorprendernos por sus muertes, realmente no hay ningún motor que guíe la historia, aunque parece que busca que los personajes de Brad Pitt y el de Andrew Koji sean los ejes morales y por cuyo desenlace nos tendríamos que interesar más. 

Sin embargo, la cinta no busca analizar a profundidad la débil psique de sus violentos participantes y lo que los lleva a cometer actos atroces, como en John Wick o Nobody, aunque a ratos parece que nos pide que tratemos de entender con mayor profundidad a sus protagonistas. Tampoco alcanza la irreverencia definida por el nihilismo y desesperación de Deadpool, y como algunos personajes sólo están ahí para tener muertes graciosas, se puede sentir como que la cinta realmente no tiene que decirnos nada más allá del espectáculo de sangre y violencia. 

Bullet Train

¿Qué esperar de Bullet Train?

Esto puede llegar a ser cansado en alguna parte de la cinta, particularmente rumbo al final. Principalmente porque la lógica detrás de los asientos del tren no está tan bien definida y la resolución de algunos cabos sueltos no es tan efectiva. 

Pero, ¿eso de verdad es tan malo? La crítica de cine Pauline Kael escribió un ensayo titulado “Basura, Arte y Las películas”, donde habla precisamente de cómo consumir arte “malo” o que no tiene pretensiones más allá de ser un espectáculo, en realidad nos acerca más al arte y nos hace más receptivos a otro tipo de propuestas o ideas. 

Ya que al final, por más “malo” que sea una pieza artística, es una propuesta que puede inspirar a la audiencia a buscar algo más cuando se acerca a los medios de arte. 

Bullet Train es una propuesta loquísima y entretenida, que a pesar de no ofrecer mucho en términos emocionales, su ágil estructura, sus giros y cameos la hacen una buena opción para los amantes del gun-fu.

¿Qué opinan cinéfilas y cinéfilos? ¿Esperan Bullet Train?