Este mes se cumplen 20 años del estreno de The Big Lebowski.
Película «stoner» por excelencia, aquí un recuento de qué trata y por qué la debes ver…
Jeff Bridges nos regala a «el Dude» Lebowski (o el duderino si no les gustan las abreviaturas) vago super relajado, amante de los bolos y los rusos blancos.
La historia comienza cuando unos maleantes irrumpen en casa del Dude, destrozan el lugar y orinan su preciada alfombra de la sala.
Con ayuda de sus amigos del boliche Walter (John Goodman) y Donny (Steve Buscemi) deducen que todo fue una confusión y deciden encontrar al otro Lebowski para hacerlo responsable por los destrozos y la alfombra.
El otro Lebowski, resulta ser un viejo millonario; asistido por un semi delgado Philip Seymour Hoffman y casado con una muy joven Tara Reid.
El plan de el dude no sale como lo planea. Una espiral de eventos inesperados hacen que el grupo de bolichistas se vean involucrados en una peculiar situación.
Un secuestro, un rescate, lidiar con la hija del millonario (Julianne Moore) y con un grupo de nihilistas liderados por Peter Stormare. Son sólo algunos de los embrollos por los que deberán pasar.
El final de la película es simplemente legendario. La química entre personajes envidiable y el soundtrack, épico.
El pasar de los años sólo ha hecho que la cinta afiance su lugar en la cultura pop.
¿Qué tan buena es la película?
Pues debo decir que lo suficiente para haber inspirado toda una religión. No es broma, escribe «dudeism» en google y reconsidera tus opciones.
El sello de garantía de los Coen, está marcado como siempre por un excelente guión. Desde hace más de 20 años, los personajes que crean, parecen estar hechos a la medida de los actores que los interpretan.
Los diálogos, las locaciones y las absurdas situaciones de las que está plagada la cinta, hacen que todo el elenco resalte de manera individual.
Es toda una antología de frases citables. Además de cumplir cabalmente con el canon de «películas que tienen de todo«.
The Big Lebowski es una comedia ácida, pero tiene romance, intriga, acción y hasta un número musical.
Todo lo anterior, arropado por la hilarante narración de un vaquero que funge como guía espiritual de «the dudest».
A parte de contar con 50,000 sacerdotes dudeistas, cada año se realiza el Lebowski Fest en varias ciudades de estados Unidos.
Así que el séquito de fans es de grandes proporciones.
En conclusión…
Esta joya de los hermanos Coen, fue precusora de todo un género. Parte aguas en una forma de contar historias que conectan con la subcultura urbana.
Fue un clásico inmediato y ahora es un obligado de la cultura popular.
Películas como «Dude, where is my car?» o «Pineapple express» no existirían de no ser por El gran Lebowski.
Siempre es un buen momento para volver a verla y si no la has visto, te estás perdiendo de dos horas de entretenimiento puro.
Pero bueno… al final esta es sólo, pues, mi opinión ¿sabes?