Un analista de mercado menciona que el éxito de Black Widow en streaming debería preocupar a los cines.
Black Widow se estrenó después de muchísimos años de espera, y quizá por ello la respuesta en taquilla ha sido más que positiva, pues durante su primer fin de semana recaudó 218 millones de dólares, de los cuales 60 provienen de las ganancias del servicio de streaming: Disney Plus.
Tras estos resultados el analista de mercado de LightShed Partners: Rich Greenfield, mantuvo una entrevista con Yahoo! Finance en donde advirtió que el éxito del Premier Access podría significar un “grave problema” para los complejos cinematográficos, en especial para los pequeños:
“Los estudios ya no necesitan a los cines como solían hacerlo. ¿Ellos aún quieren proyectar en salas? Seguro que si. ¿Quieren continuar ganando dinero de la taquilla física? Completamente. Es un buen negocio y los complejos cinematográficos continuarán por un largo tiempo, pero las cosas en su relación están cambiando, y los estudios se han dado cuenta que pueden generar muchísimo dinero vendiendo directamente al consumidor … Esto es una señal de que el estreno por streaming llegó para quedarse.”
Como señala ScreenRant, los servicios de streaming como Disney+ o HBO Max permiten a los estudios quedarse con un aproximado del 80% de las ganancias, lo cual es un incremento significativo en comparación a cuando el dinero se reparte entre las productoras y las salas de cine, donde por ejemplo la compañía del ratón se queda con el 65% de lo recaudado, mientras que los complejos cinematográficos ingresaban el resto.
Rich Greenfield menciona que esto deja los cines en una situación preocupante, pues la asistencia a los mismos “no se encuentra ni cerca a los números pre-pandemia”, debido a que la gente prefiere gastar su dinero en viajes y conciertos en vivo.
A pesar de que los números de la taquilla física continuan siendo mucho mayores al del streaming, tal y como señalan los resultados de Black Widow, la tendencia del mercado parece fluir a favor del crecimiento del segundo tipo de consumo, lo cual implica un reto al que los complejos cinematográficos tendrán que hacer frente.