POSE y su legado para la Comunidad LGBT

POSE ha llegado a su final después de tres temporadas y recordamos su importancia en la televisión

La serie que rompió barreras en Hollywood para las mujeres trans, ha llegado a su final después de tres temporadas

Lanzada en 2018, POSE se desarrolla en la ciudad de Nueva York a finales de los ochenta. La serie explora la escena del baile, la moda y los estragos del SIDA dentro de la comunidad LGBTQ +. El programa que fue creado por Ryan Murphy, Brad Falchuk y Steven Canals se despide de la televisión, pero su legado vivirá por siempre. 

En 2017, Murphy anunció que se encontraba en desarrollo una serie con la mayor cantidad de actores trans en la televisión estadounidense, poco se sabía del proyecto, pero las expectativas eran altas. Finalmente, en 2018 salió el primer tráiler y los fanáticos del showrunner quedaron fascinados al ver un programa lleno de diversidad con la frase de inicio: “Ha llegado el momento de enseñarle al mundo quienes somos”. 

Pero no todo el crédito es para Murphy, la escritora y activista Janet Mock también hizo historia cuando se unió a la sala de escritores (junto con Our Lady J), convirtiéndose en la primera mujer trans afrodescendiente conocida en escribir para televisión. 

Y créanme que esto le ha dado aún más deleite a la serie, porque cada vez que veía una escena bien representada en el programa, no podía evitar pensar lo valioso que era incorporar escritores que fueran parte de la comunidad y entendiera cómo se cuentan historias LGBT +. Ciertamente ya estaba cansada de ver películas y series que agregan personajes queer y todo terminará mal para ellos. POSE expandió enormemente el panorama, colocando varios personajes trans afrodescendientes y latinos, todos interpretados por actrices trans, en el centro de su historia. 

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La temporada final 

La temporada 3 fue una montaña rusa de emociones con Blanca (Mj Rodríguez) luchando por mantener la Casa de Evangelista, mientras Elektra (Dominique Jackson) se abría camino de regreso a la cima, Pray Tell (Billy Porter) lucha contra la adicción mientras su salud se deterioraba, Ricky (Dyllón Burnside) trataba de mantenerlo con vida; y Angel (Indya Moore) finalmente encuentran el amor y la felicidad con Papi (Angel Bismark Curiel). 

Gran parte de la temporada estuvo centralizada en Pray y la lucha de Blanca para obtener medicamentos a las personas afrodescendientes enfermos de SIDA, lo que la lleva a unirse a ACT UP (Coalition to Unleash Power) en un esfuerzo para conseguir que su amigo pueda vivir más tiempo. No obstante, Pray decide regalar sus medicamentos a Ricky y muere en el último capítulo. 

El final trata sobre las consecuencias de su muerte, cómo el resto de los personajes manejan la noticia y cómo se canaliza hacia su activismo. Aunque su despedida fue triste, dejó una huella en cada uno de sus amigos y significó mucho para avanzar y conseguir más derechos en la lucha contra el SIDA. 

Finalmente, después de tantos años, las protagonistas se celebran a sí mismas, entre sí y a su comunidad. El último capítulo tiene la sensación de que este no es un final, sino un día en el resto de sus vidas; ya no veremos a estos personajes, pero la mayoría seguirá viviendo la vida al máximo. 

El final de la serie duele un poco, porque nunca más veremos a este grupo pelearse, maquillarse, ganar una competencia o curarse las heridas unos a otros de nuevo. Sin embargo, esos últimos momentos, presentan una imagen de aspiración, esperanza y cumplimiento de deseos que seguirá siendo una declaración poderosa durante mucho tiempo.

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Las lecciones que aprendimos 

Mucho se habla sobre la representación y la importancia de verse a uno mismo; incluso ahora, me sorprende que ni siquiera había considerado una posibilidad de ver algo como POSE en la televisión. La comunidad estaba cansada de ver historias con personajes LGBT + que solo se ocupaban para crear una historia dramática, con un final trágico y poco alentador. POSE fue la primera historia que vi, en donde las personas de la comunidad podían tener una vida digna. 

La serie mostró a las personas trans, y específicamente a las personas trans afrodescendientes y latinas, amándose unas a otras, apoyarse, formar una comunidad, cuidarse, forjar vínculos y ser resilientes juntas. Estas historias literalmente salvan vidas en un momento en el que simplemente existir como una persona trans sigue siendo peligroso, mortal o, dependiendo de dónde viva, un crimen. 

El programa fue inquebrantable en su descripción de las amenazas que la comunidad ha enfrentado: violencia, adicción, discriminacion, VIH / SIDA, abuso laboral, los peligros que pueden acompañar al trabajo sexual, la inseguridad alimentaria y de vivienda. 

Pudimos ver las heridas emocionales causadas cuando los seres humanos se ven obligados a negar quiénes son. Llegamos a entender, cómo las innovaciones culturales creadas por personas no privilegiadas son extraídas y puestas de moda por el entretenimiento, como lo ilustró el programa en la segunda temporada con «Vogue» de Madonna. 

Más allá de eso, uno de los momentos mas dolorosos de la historia, fue el asesinato de Candy. Los creadores sintieron que era necesario reflejar cómo las vidas de las mujeres trans, están y siempre han estado bajo amenaza constante. La verdad tenía miedo de cómo retratarían el capítulo de su muerte, sin embargo, su pérdida significó muchos mensajes de lucha y también ayudó a explicar por qué cada personaje desarrolló un caparazón tan duro y autoprotector. 

Ryan Murphy, Brad Falchuk, Steven Canals, Janet Mock y Our Lady J crearon una historia poderosa para demostrar que un drama LGBT +  protagonizado por personas trans afrodescendientes, no solo es posible, sino que puede ser impactante. 

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Sus carreras fuera de la serie

La comunidad de POSE se extendió desde el set hasta el activismo del elenco en sus apariciones públicas. Las estrellas se convirtieron en los protagonistas de cada alfombra roja.

Billy Porter, ya un talento de Broadway y ganador de un Tony, ganó su primer Emmy a los 50 años en 2019 y se convirtió en el primer hombre negro abiertamente gay en ganar el premio. En su discurso de aceptación mencionó la importancia de cambiar la forma de contar las historias: “Nosotros somos personas, nosotros como artistas, somos las personas que podemos llegar a cambiar la estructura molecular de los corazones y mentes de las personas que viven en este planeta. Por favor nunca dejes de hacer eso” 

Dominique Jackson fue entrevistada esa noche, antes de que Billy ganara el premio, y declaró lo importante que era para toda la comunidad trans su nominación: “¿Sabes cuantas trans, especialmente de color, se sentiran liberadas y tan reconocida si vieramos ganar a Billy Porter, quiero decir ya esta haciendo historia?”

De igual manera, Indya Moore recalcó en los Globos de Oro de ese año, cómo la serie le había cambiado la vida para siempre: “Me sacó de tanta lucha, la cual intentamos mostrar aquí, mostró a la gente trans de otra manera y cómo todo esto afectó a sus vidas. Los ayudó a quererse más y sentirse seguros.”

Ahora que la serie ha llegado a su fin, hay muchas razones para creer que su legado de centrar a las personas de color queer y trans en el entretenimiento popular continuará. Sus protagonistas se han abierto paso en Hollywood y muchas de ellas ya tienen proyectos en puerta.

Mj Rodríguez protagonizará  junto a Maya Rudolph una comedia de Apple TV +. Indya Moore está construyendo una carrera cinematográfica, con papeles en Queen & Slim y la secuela de Escape Room. Angelica Ross ha entrado en el universo infinito de American Horror Story. Hailie Sahar tiene un papel en Good Trouble, el spin-off de The Fosters de Freeform. Y Billy Porter aparecerá en el próximo remake de Cenicienta, donde interpretará a un Hada Madrina.  En 2019, Janet Mock, la autora y activista que trabajó como escritora, productora y directora de POSE, se unió a Murphy con Netflix, convirtiéndose en la primera mujer trans con un contrato de estudio.

Por supuesto, un programa nunca podría arreglar por completo la industria del entretenimiento, que todavía estereotipa a los personajes queer y cuyos serios esfuerzos por la inclusión trans comenzaron hace menos de una década. Todavía queda mucho trabajo por hacer cuando se trata de representaciones de la comunidad LGBT+. Pero en la medida en que Hollywood finalmente aprende que las personas trans contienen multitudes, POSE merece gran parte del crédito.

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