Wolfwakers es una gran historia que ya está disponible en Apple TV+. ¡Y pudimos platicar con los creadores Tom Moore y Ross Stewart sobre la importancia de la película!
Robyn Goodfellowe juega emocionada dentro de su casa. Imaginándose mundos en donde ella y su padre combaten feroces bestias y los reconocen como grandes cazadores. No sabe que su vida ya cambió, y que en el poblado irlandés al que acaban de llegar, el único futuro al que puede aspirar es al que dicte el Jefe de Estado Oliver Cromwell.
Así comienza Wolfwalkers, una conmovedora película que nos sitúa en el corazón de un poblado celta cuya única misión es acabar con el último grupo de lobos que viven afuera de la ciudad. Sin embargo, no todos los lobos son bestias salvajes, existen personas que, cuando duermen, dejan sus cuerpos y se convierten en estos animales.
Tom Moore y Ross Stewart continúan explorando la cultura celta después de The Secret of Kells (2009) en un intento por dar a conocer un poco más sus tradiciones y creencias. Pero ahora, combinan ese deseo de llevar a la vida antiguos mitos con la intención de brindarnos mensajes sobre la preservación natural y la necesidad de impulsar la empatía hacia el otro.
La Lucha por la Libertad
Y es que el pueblo al que llega Robyn tiene una jerarquía patriarcal estricta. Las mujeres se dedican al hogar y los hombres a cazar. Cada quien debe cumplir diligentemente sus tareas para adaptarse, y quien no lo logre sufrirá graves consecuencias. Así que los wolfwalkers, lejos de ser simples animales en peligro de extinción, se convierten en una representación de todos los grupos marginados y sometidos ante leyes discriminatorias a través de fuerzas colonizadoras.
O al menos así se presenta al principio Mebh, la pequeña wolfwalker que vive en el bosque y espera el regreso de su madre, la líder de la manada. Su fuerte espíritu y su libertad para explorar el mundo sin ataduras se presenta como un fuerte contraste para Robyn, quien desea fervientemente escapar de sus ataduras sociales.
El vínculo que construyen Robyn y Mebh no fue la idea original. De acuerdo con el director Tom Moore en entrevista para Fuera de Foco, originalmente el personaje principal iba a ser un niño, pero pronto se dieron cuenta que eso no tenía mucho sentido. “Al final del día, las órdenes coloniales que existían en Irlanda alrededor del año 1605 eran sumamente patriarcales, por lo que un varón, al gozar de tantos privilegios brindados por su sexo, no tendría por qué incomodarse ni soñar con la estructura más libre y matriarcal que la tradición pagana de los Wolfwalkers representa en la historia”.
Así que, mientras Robyn se rebela cada vez más contra el sistema, el vínculo que forma con Mebh se hace más grande, aunque su hermandad se verá truncada por la intransigencia de las normas sociales y la violenta forma en la que son implementadas. Y es que Cromwell, cegado por el fundamentalismo y haciendo honor a la figura histórica de donde nació su nombre, está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de llevar a su pueblo a lo que él entiende por grandeza y progreso.
¿Por qué Wolfwalkers no teme presentar temas difíciles a los niños?
Wolfwalkers no teme presentar el lado oscuro del ser humano y sus terribles consecuencias, y eso es algo que tanto Moore como Stewart querían explorar: “Las historias ayudan a los niños a lidiar con lo que están viviendo en realidad. Ellos viven siempre separados de la realidad y de repente entran al mundo adulto. El mundo adulto se les impone todo el tiempo. Necesitan una forma para aprender a pensar en él y entender cómo serán las cosas que van a vivir”.
Y en gran medida, esas ganas de presentar temas difíciles y complejos a una audiencia infantil es lo que hace verdaderamente especial a esta película. Conocemos la vida de ambas niñas, sus deseos y sus aspiraciones, así como los obstáculos que enfrentan dentro de su círculo social, quienes constantemente las presionan, especialmente a Robyn, a que aprenda los roles que deberá satisfacer en la adultez.
Pero eso no es todo lo que nos ofrece la película. A través de las figuras de los lobos mitológicos, Moore y Stewart buscaron presentar una historia de empatía: “Los lobos son animales sociales. Simbolizan la libertad y el bienestar, el regreso a la naturaleza. Robyn y Mebh de verdad quieren escapar de la sociedad opresiva y explorar la libertad que brinda la naturaleza”.
Pero en el mundo de Wolfwalkers, ese deseo por la independencia y la libertad es visto como una forma de subversión, la cual no será tolerada bajo el mando del villano Cromwell, quien ha creado toda una narrativa en el pueblo alrededor de que los lobos son “el enemigo”. Esa idea es bastante interesante, ya que parece tocar fibras sensibles dado el clima político que se vive internacionalmente, en donde líderes extremistas han podido ascender al poder gracias a sus políticas y narrativas que incitan al odio y la división.
En palabras de Stewart: “Empezamos a hacerla [la película] hace 7 años, pero ahora es más relevante que nunca, porque muchos líderes están utilizando la idea del enemigo para evadir hablar de temas importantes como la pandemia y el cambio climático. Tenemos que cruzar esos límites y trabajar juntos como humanos para solucionar todos los problemas. De nada sirve temerle a nuestros vecinos”.
Porque al final, es una historia de amor y empatía
Y sus palabras resonan bastante bien con la idea general de la película, la cual es la búsqueda de una familia nueva. Robyn y Mebh tienen diferentes orígenes, diferentes culturas y diferentes maneras de ver el mundo, pero encuentran en ellas la fuerza para luchar mano a mano. Y eso termina inspirando a que sus padres hagan lo mismo, uniéndose en una gran familia.
Según Moore: “El eje central de la película es la idea de la segunda familia o la familia no-natural. Tú puedes escoger a tu familia, puedes escoger una familia que te haga feliz y que te ayude a ser mejor. El mensaje que queremos transmitir es que siempre seremos más fuertes unidos que separados”.
Con una historia profunda, una animación bien cuidada, y unos personajes conmovedores, Wolfwalkers es, definitivamente, una de las mejores películas animadas del año, la cual no se deben perder por nada del mundo.